Cuando planificamos un entrenamiento, tenemos siempre en cuenta una serie de parámetros (duración de la sesión, número de jugadores, día de la semana, fase de la temporada…) con la clara intención de sacarle el máximo rendimiento, pero, en muchos casos, no somos capaces de lograrlo. Para conseguirlo, hay que abordar una serie de factores, algunos de los cuales podemos controlar y otros que son externos.

Entre los factores que podemos controlar, se encuentra el agotamiento por exceso de información. Según avanza el entrenamiento, los jugadores van acumulando un cansancio físico y mental que provoca que no asimilen tan bien como al principio las indicaciones del entrenador. Por eso, es importante reducir las explicaciones para 18permitir una mejor asimilación de la información. Pero al evitar dicho exceso no podemos caer en ofrecer escasa información, ya que, por ejemplo, el jugador no puede sacar el máximo rendimiento a un movimiento sino se le corrige o no comprende las correcciones. Para remediar esta situación, es conveniente utilizar un lenguaje claro y sencillo, permitiendo a los jugadores que puedan formular preguntas que faciliten la comprensión.

La fatiga es otro elemento a tener en cuenta y es importante introducir ejercicios de recuperación y pausas para sacar el máximo provecho al entrenamiento. Para tratar de mitigar esa fatiga es preciso también recurrir a una mejora específica del aspecto físico, ya que una baja condición física influye en el rendimiento del equipo.

En cuanto al entrenamiento en sí, el entrenador debe medir bien la duración de cada ejercicio. Un ejercicio demasiado largo provoca que los jugadores empiecen con intensidad y, poco a poco, vayan bajando su concentración y por tanto, su rendimiento. Además, la introducción de ejercicios nuevos facilita una mayor atención por parte del equipo que, ante una situación nueva, estará más atento a la hora de ejecutarlo, ya que si siempre se realiza el mismo trabajo, los jugadores acabarán por aburrirse y será un entrenamiento infructuoso.

En cuanto a los factores externos, nos podemos encontrar con situaciones de deshidratación, mala nutrición o cansancio. El descanso es una parte fundamental para rendir al máximo, muchas lesiones vienen provocadas por el cansancio y es importante hacer ver a los jugadores que, después de un duro entrenamiento, además de estirar bien deben tomar un merecido descanso.

La alimentación también es importantísima, ya que una mala nutrición impedirá una correcta recuperación tras los entrenamientos y facilitará las lesiones. Hay que insistir a los jugadores a que coman algo antes de entrenar y respeten los periodos de digestión antes de un partido. Inculcárselo desde bien pequeños resulta básico para aumentar su rendimiento en la actividad deportiva. Por último, la deshidratación puede también provocar lesiones. Por eso, los jugadores deben reponer líquidos antes, durante y después de los entrenamientos, lo que facilitará su recuperación.

 

Por Víctor Escandón Prada
Entrenador superior baloncesto
Gabinete técnico JGBasket

Publicada el: 16 enero 2013 11:47 am

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