Esta semana se cumplieron 20 años del mayor logro en la historia del Joventut, el conjunto verdinegro se alzó con la Copa de Europa en Tel Aviv. Aquel equipo que dos años antes había perdido la final ante el Partizán se codeaba con los mejores clubes de Europa. La crisis económica les devolvió a un segundo plano durante años, pero el trabajo de la cantera y la mano de Aíto hicieron que el equipo con Ricky, Rudy y Pau Ribas, entre otros, volvieron a colocar Badalona en el mapa. Ahogados por las deudas, se vieron obligados a vender a sus estrellas y hoy pelea por alcanzar los playoff de la Liga Endesa.

No es el único caso de equipos que, después de tocar la gloria, viven momentos difíciles. No hace mucho, el Bilbao peleaba con los mejores en la Euroliga y ahora lucha por poder conseguir avales para pagar los salarios de sus jugadores. Las idas y venidas de patrocinadores y la mala gestión en los despachos provocan estas situaciones, desgraciadamente, cada vez más frecuentes.

Y aunque no lo parezca la liga regular de la ACB sigue disputándose y eso que los informativos sólo se centran en las mejores jugadas de la NBA. Eso sí, patrocinadas por un banco español. El Madrid de los récords perdió su imbatibilidad ante el Valencia en un partido espectacular. A los de Laso les pasó factura el desgaste físico y anímico de su enfrentamiento de cuartos en Euroliga. Aún así, los blancos tienen prácticamente asegurado el liderato al haber salvado el basket average.

Lo paradójico del caso es que el mejor Real Madrid de la historia se jugó la temporada a un partido a cara de perro ante el peor rival posible, Olympiacos. Nadie dijo que iba a ser fácil, pero las caras de satisfacción y alivio de los jugadores madridistas después de lograr el billete para la Final Four lo dicen todo. El oportunismo con el que se criticaba a los pívots blancos en los partidos disputados en Grecia se tornó en halagos. Los mismos que, durante tres lustros, se han agotado con Felipe Reyes. Como buen capitán –no como Schettino o Lee Jun-Seok que fueron los primeros en abandonar el barco– siempre está cuando se le necesita.

En una cuestión de estado se han convertido las declaraciones racistas de Donald Sterling, propietario de Los Ángeles Clippers. En ellas hacia ver a su novia –43 años más joven que él– sobre sus amigos afroamericanos que “no quiero que publiques fotos con ellos en Instagram ni que los lleves a mis partidos”. En alusión a la imagen que colgó con Magic Johnson. Todo el mundo ha opinado al respecto, incluso Obama. Los jugadores afroamericanos que forman parte de la plantilla también han expresado su malestar. Chris Paul, base del equipo angelino y presidente de la Asociación de Jugadores, fue muy tajante al declarar que es un tema que se debe tratar de manera agresiva. Más sutil fue DeAndre Jordan que colgó una foto completamente negra en Instagram. La polémica está servida.

Por Víctor Escandón Prada
Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto
Analista Liga Endesa para JGBasket

Foto: ACB Photo / Charly Mula

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