Antes de nada me gustaría matizar el título de este artículo, entendiendo por engaño, acciones realizadas por los jugadores de baloncesto dentro del marco establecido en el reglamento de baloncesto. Más concretamente en relación a ciertos aspectos técnicos empleados para obtener ventajas en el juego, como son los trabajos de fintas. En ningún momento nos referiremos a acciones que conlleven una actitud antideportiva, ni en el plano ofensivo, ni en el defensivo. Y es que también hay una delgada línea que a veces es difícil de discernir entre lo que es habilidad, y provocación, en ocasiones, por desgracia, al defensor no suele sentarle nada bien el dominio, y exhibición/recreación de las habilidades del rival, generándose situaciones algo tensas dentro del propio juego.

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No cabe duda que el baloncesto a lo largo de los años ha ido sufriendo una evolución en todos sus ámbitos. A partir de los años 70 pudimos observar jugadores que empleaban continuamente fintas en su juego, en parte porque era su manera de «sobrevivir» en un mundo donde la gente que les rodeaba solían ser muy superiores físicamente. El uso de las fintas se iba generalizando, su trabajo cobraba una mayor dimensión en los entrenamientos, y se empezaban a ver jugadores de otras posiciones del campo con un dominio cada vez más efectivo de estos aspectos técnicos. Ya en la década de los 90 no era difícil observar jugadores como Olajuwon, o el lituano Sabonis, dos jugadores interiores, maestros en el arte del engaño. Hablar de fintas no es sólo hablar de las de tiro, en la que se suele hacer «volar» al defensor, quién no recuerda la especial habilidad de Magic Johnson para realizar fintas de pase, que maravillaron a los aficionados al baloncesto a lo largo de su dilatada, y exitosa carrera. Al hablar de fintas podemos referirnos a las realizadas pies, manos, brazos, hombros, y con la expresión facial.

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La evolución táctica, y física en el juego, ha potenciado el uso eficaz de las fintas de recepción, con el objetivo de obtener ventajas espaciales que permitan al atacante obtener una línea de pase clara que posibilite dar continuidad, o aprovechar dicha ventaja dentro del juego colectivo del equipo. La habilidad en el engaño ha adquirido una importancia vital en el juego de 1×1, el empleo de fintas sobre bote, y el trabajo con la mirada está a la orden del día, y si me apuran, es la base sobre la que se cimenta el juego en la NBA, en la que los jugadores técnicamente más habilidosos son las auténticas estrellas de la liga. El dominio de las habilidades técnicas, unido a la excelente capacidad atlética de los jugadores en la actualidad hace que estos movimientos sean de una gran plasticidad, atrayendo la expectación del gran público. Una de las grandes influencias en la evolución de estos aspectos técnicos los podemos encontrar en el baloncesto callejero, o streetball, especialmente en Estados Unidos, pioneros en el arte del «fake» o engaño. Aunque esta vertiente roza los límites del reglamento, violándolo en muchas ocasiones, sin embargo goza de una gran influencia en el baloncesto actual.

En próximos artículos analizaremos más detalladamente el impacto que estos recursos tienen sobre el juego, este debate técnico-táctico a muchos aficionados puede que les resulte algo lejano, y quizás difícil de comprender, sin embargo saben degustar esas dosis de alta calidad con la que muchos jugadores nos deleitan en cada partido. Como pequeño botón de muestra, ofrecemos unos vídeos en los que podremos observar algunas de las acciones que han pasado a la historia de nuestro deporte, auténticas obras maestras del engaño, porque sinceramente, en ocasiones, en el baloncesto, el engaño es un arte.

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Video de JGBasket sobre como crearse un tiro.
Muchos recursos e ideas de los más grandes jugadores de todos lo tiempo.

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El maestro de las fintas

Por Alex Senra del Cerro
Entrenador superior baloncesto
Gabinete técnico JGBasket

Publicada el: 14 abril 2012 8:27 am

 

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