El Chesapeake Energy Arena será testigo directo del comienzo de las esperadas finales de la NBA, entre los Oklahoma City Thunder, y los Miami Heat. Ambos equipos han cumplido con los pronósticos, y se han ganado la posibilidad de luchar por el anillo de campeón.

Pero en la mente de todos está el esperado duelo que protagonizarán las dos mayores estrellas de la liga, Kevin Durant, y Lebron James. Y es que, a nivel publicitario también era la final deseada por los mandamases de la NBA, encabezados por David Stern, conocedor del tremendo impacto mediático de ambos jugadores, no sólo en Estados Unidos. Mientras Durant acapara toda la admiración de los aficionados, y es comparado con Michael Jordan por sus primeros, y acertados pasos, en la gran pantalla, Lebron James sigue siendo considerado enemigo público número uno en gran parte del país, acaparando críticas feroces por parte del nutrido grupo de detractores que le acompaña desde sus primeros pasos en la NBA, y más aún desde su polémica llegada a Miami.

Como ya hemos comentado en alguna otra ocasión, la batalla tiene todos los ingredientes posibles para convertirse en una de las más apasionantes de la historia. Dos plantillas profundas, y con experiencia, que ansían el anillo por encima de cualquier cosa. La reconstrucción de los Seattle Supersonics empezó por la segunda elección del draft de 2007, la llegada de un joven y espigado alero supuso la primera piedra sobre la que se cimentaría la franquicia, desde el primer momento Kevin Durant demostró su tremendo potencial, y la mudanza a Oklahoma trajo consigo nuevas llegadas, Westbrook, Harden, o Ibaka, fueron conformando un núcleo sólido, su juventud, descaro, y calidad les impulsaron a ser capaces de aspirar a cualquier reto. Su entrenador, el joven Scott Brooks, ha sabido configurar un esquema de juego que viene como anillo al dedo a las cualidades de estos jugadores, un nivel defensivo muy alto permite que el equipo pueda correr en ataque gracias al tremendo físico de sus jugadores. La incorporación de Perkins, y Fisher añade un toque de veteranía al equipo, y un equilibrio necesario para dar un paso más en las aspiraciones de la franquicia. La salida desde el banquillo de Harden es otro aspecto que Miami deberá ser capaz de frenar, dado que el jugador con la barba más famosa de la NBA, se ha convertido a sus 22 años en un referente ofensivo para Oklahoma, revolucionando los partidos, y en muchos casos siendo factor decisivo para dinamitarlos. Queda por saber si Westbrook asumirá estar en un segundo plano, su impulso natural de líder le hace tomar decisiones erróneas para el equipo en momentos claves, sin embargo el leer esta situación y ceder galones a Durant puede reportarle más espacios en ataque, consiguiendo una mejor selección en sus lanzamientos.

Enfrente, la sola presencia de Lebron James puede ser un arma para desactivar todo el potencial de los Thunder, su ambición por conseguir el anillo es máxima, quizás mayor que la de ningún otro jugador, y no dudará en asumir todo el protagonismo, cargándose a las espaldas con todo el peso ofensivo de su equipo, no será la primera vez que ocurra, y más viendo el pésimo estado de forma de ciertos jugadores claves en el esquema de Spoelstra, hablamos de secundarios de lujo fichados para paliar las carencias otras temporadas pasadas, Mike Miller, Battier, Turiaf, James Jones, o Joel Anthony. Ante la presumible defensa cerrada de Oklahoma, y los continuos 2×1 sobre Lebron o Wade, la ocupación de los espacios de estos jugadores, y su acierto en el lanzamiento debería ser clave para los Heat. Como se vio en el séptimo partido ante los Boston Celtics, el fiel escudero de Lebron James será Dwayne Wade, quién a pesar de no estar a su mejor nivel, sigue siendo de los cinco jugadores más determinantes de la NBA. Chris Bosh puede ser un factor a favor de Miami, sin embargo tanto Ibaka, como Perkins pueden salir a defender cómodamente a 5-6 metros del aro esos tiros que tanto castigan a los rivales. Liberar espacio en la zona puede suponer barra libre para forzar 1×1 desde el exterior por parte de James, y Wade, si éstos son capaces de sacar del partido a los jóvenes de Oklahoma por faltas sería un aspecto determinante en la serie, aunque luego hay que anotar desde la línea de tiros libres, cosa que contra Boston estuvo a punto de suponer una tragedia.

El pronóstico de esta eliminatoria es bastante igualado, aunque línea por línea, puede que Oklahoma parta con algo de ventaja. El duelo que vamos a presenciar puede ser el comienzo de una nueva rivalidad histórica, aunque sólo el tiempo nos dará o nos quitará la razón, lo que si podemos afirmar es que el duelo que protagonizarán Kevin Durant, y Lebron James será de un nivel muy alto, toda una delicia para los aficionados, que estarán divididos entre la clase, y el instinto asesino de KD, y la potencia, y despliegue físico de una fuerza de la naturaleza incontrolable como es Lebron James.

 

Por Alex Senra del Cerro
Entrenador Superior Baloncesto
Analista NBA JGBasket

 

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