El American Airlines Arena volvía a tener el privilegio de acoger un partido de las finales de la NBA, y es que tras los dos primeros partidos celebrados en Oklahoma, era turno para que los aficionados de Miami disfrutasen de esta igualada final.

El ambiente caliente se dejó notar ya desde la presentación de ambos equipos, otra muestra más del poderío mediático de la NBA que cautiva a los aficionados de todo el mundo. Como no podía ser de otra forma, y más jugando en casa, los Heat salieron con el cuchillo entre los dientes, apretando al máximo al rival, incapaz en los primeros minutos de frenar el vendaval de juego de Lebron, y Wade, de nuevo, principales responsables de las ventajas en el marcador de Miami. En frente, un desdibujado Westbrook volvía hacer gala de su irregularidad, y de nuevo una espantosa selección de tiro condenaba a su equipo. La reacción de Scott Brooks fue inmediata, alterando la rotación de Oklahoma para dar salida a James Harden. Sin embargo, la primera parte del mejor sexto hombre de la NBA fue bastante gris. Sólo Durant asumía la responsabilidad anotadora que impedía que Miami rompiese definitivamente el partido, sin embargo su problema con las faltas le condenaba a visitar con frecuencia el banquillo.

Erik Spoelstra depositaba toda su confianza en la impenetrable defensa de los suyos, que rozó la perfección en algunos momentos, llegando en buenas posiciones a todas las ayudas, y ejecutando correctamente las rotaciones defensivas, además de negar segundas oportunidades a Perkins, o Ibaka. En la telaraña de Miami se enredaron continuamente los jóvenes Westbrook, y Harden, las sensaciones no eran positivas. Mientras los Heat seguían sumando con facilidad desde dentro de la pintura, y es que la permisividad defensiva de los Thunder fue escandalosa. Sólo cuando apretaron, y cerraron el camino directo al aro que suponían todas las penetraciones de los jugadores de Miami, empezaron a recoger frutos. Los porcentajes de los de Spoelstra desde el perímetro eran nefastos, y poco a poco las diferencias se acortaban. La segunda unidad de Miami sufría especialmente, toda la responsabilidad ofensiva debía pasar imperiosamente por las manos de Wade, o Lebron, ambos inmensos en su labor de liderazgo. Los secundarios, que tanta importancia tuvieron en los dos primeros partidos, estaban desaparecidos, y sólo Battier ofrecía algún destello en ataque, aunque con una labor clave en defensa. La igualdad al descanso era máxima, con los Heat uno arriba.

El segundo tiempo comenzaba con un cambio en la mentalidad de los Thunder que permitió ver los mejores minutos de este equipo, una seriedad defensiva que permitió correr los primeros contraataques. Al incremento de ritmo en el partido le siguió una mejor selección de tiro de Westbrook, Harden, y Fisher, y las alarmas se empezaron a encender para los locales, que veían como las distancias rondaban los 10 puntos de diferencia. Pero alguien en Miami desea el anillo con tanta fuerza que es capaz de voltear las situaciones más adversas para los suyos, un Lebron James al que no le tiembla asumir toda la responsabilidad sobre sus anchas espaldas, volvería a meter a los suyos en el partido. Junto a él, su inseparable compañero Dwayne Wade, ambos capaces de dar el 110% de sí mismos ante el estado de forma de la otra gran estrella, Chris Bosh, quién a pesar de mostrar algún detalle sigue lejos de lo esperado.

Se acercaba el final del partido, y la tensión iba en aumento, los errores se multiplicaban, y éstos se pagaban muy caros. La madurez alcanzada por los jugadores de Miami, con alguna que otra final a sus espaldas, se imponía a la juventud descarada de unos irregulares Thunder, mientras Lebron se encargaba de apuntillar a los de Scott Brooks, muchos aficionados se hacían la misma pregunta, ¿Están preparados para competir en una gran final de la NBA los jugadores de Oklahoma?, ¿Pagarán el peaje de su juventud?. Nadie duda que si se mantiene el bloque pueden lograr muchos éxitos, pero Lebron James quiere este anillo, el martes veremos el cuarto asalto entre estos dos equipos, ¿Será el 2-2 que de la vida a los Thunder de Durant, o supondrá la estocada para que Lebron vea cumplidos sus sueños?

 

Por Alex Senra del Cerro
Analista NBA JGBasket

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