Y llegó el día. Desde que se conociesen las votaciones para los quintetos titulares del All-Star empezó una cuenta atrás para vivir un choque único, histórico y puede que irrepetible. El tiempo se congeló en Nueva York y el baloncesto mundial fijó sus focos en dos hermanos, Pau y Marc o Marc y Pau –indistintamente, porque cada uno ha escrito ya su historia sin ir asociado al hermano de…–.

Los sentimientos estaban a flor de piel y ver a dos tipos de más de dos metros abrazarse y emocionarse pone los pelos de punto a más de uno. Había que trasnochar para vivir el momento, pero merecía la pena, como mereció la pena que otra generación pasase una noche en vela, hace más de treinta años, pendiente de la final de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, que sirvió de impulso al baloncesto en España.

El salto inicial tenía morbo, porque si algo han demostrado los hermanos Gasol es que son ganadores natos. Igual que cuando eran pequeños y aprovechaban cada oportunidad para competir en el deporte que fuese, retroalimentando esa competitividad que les ha servido para llegar a lo más alto. Pau impuso su experiencia y con dos toques de balón se llevó el salto ante su hermano. Haber podido escuchar a Andrés Montes narrar ese instante hubiese sido único y hubiese cerrado el círculo, sobre todo porque a él le tocó narrar los partidos cuando los españoles tenían un papel terciario en la NBA.

El partido cumplió con lo previsto. Espectáculo y puntos. El duelo se lo llevó el Oeste de Marc (163-158), con una actuación bestial de Westbrook, 41 puntos y MVP. Los hermanos Gasol cumplieron con creces –25 minutos cada uno–, aunque no son el perfil de jugador para este tipo de partidos espectáculo, pero es cierto que en el All-Star tienen que estar los mejores y ellos, a día de hoy, lo son.

Pau logró un doble-doble (10 puntos y 12 rebotes), siguiendo con su trayectoria en los Bulls, donde se encuentra a uno de igualar los quince consecutivos que logró Jordan. Palabras mayores que se le compare con uno de los mejores jugadores de todos los tiempos. También tuvo tiempo para levantar al público del Madison con un tapón a Klay Thompson. Por su parte, el mediano de los Gasol estuvo algo más tímido en ataque (6 puntos), no es de extrañar viendo cómo se las gastaban sus compañeros desde la línea de tres, pero destacó, como siempre, en su trabajo bajo los aros (10 rebotes).

Los dos hermanos se han enfrentado una veintena de veces, pero dos partidos, los dos no oficiales, han quedado marcados en su retina para el recuerdo como reconocían días antes. El duelo entre Barça y Memphis en el Palau en 2003 pasó por alto el duelo fraticida, ya que Marc era un joven gordito que casi no contaba para Ivanovic, pero a él aquello le marcó y, desde entonces, aunque no lo consiguiese en Barcelona, ha ido cubriendo con creces el hueco dejado por el mayor de los Gasol. Primero en la final del Mundial tras la lesión de Pau en semifinales, después en Memphis, a donde llegó con dudas, pero, a base de trabajo, se ha convertido en el jugador franquicia y el agente libre más deseado. La pregunta que muchos se hacen es: ¿cubrirá la baja dejada por su hermano también en Los Ángeles?

 

Por Víctor Escandón Prada
Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto

Foto: NBA

 

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