Hay una cierta tendencia en los clubes y colegios de que los equipos benjamines sean dirigidos por entrenadores muy jóvenes, incluso en edad júnior, que, en muchos casos, ponen en práctica lo que ellos mismos hacen en los entrenamientos con sus equipos. Podríamos entrar en un debate sobre si es la mejor opción o no, pero nuestro artículo no va a centrarse en ese aspecto, aunque bien es cierto que la experiencia es un grado, cualquier entrenador, por muy joven que sea, si tiene interés por aprender, planifica sus entrenamientos y, sobre todo, escucha los consejos que le da su director técnico, puede hacer una gran labor con los más pequeños.

A lo que quiero hacer referencia en estas líneas es al trabajo que se hace en minibasket, independientemente de la edad del entrenador. Es una obviedad que los partidos se juegan 5c5, pero ¿es bueno que, en los entrenamientos, se dedique una parte importante a jugar estas situaciones? Habrá opiniones para todos los gustos, la mía es que hay muchos aspectos del juego más importantes para entrenar que las situaciones de 5c5, principalmente, porque sin saber botar, pasar o tirar en condiciones no es lo más idóneo.

Lo ideal es llegar a conseguir el objetivo de jugar 5c5, avanzando progresivamente desde el 2c2. En parte resulta lógico, ya que en estas situaciones de juego reducidas, los jugadores tienen una participación más activa y se sienten más importantes, porque tienen que trabajar para recibir el balón y estar más atentos al juego, algo que no sucede en el 5c5. Además, estas situaciones provocan que haya más espacios para que los jugadores puedan atacar y conseguir anotar con más facilidad.

Es la mejor forma de estructurar nuestro ataque, ya que si de inicio juegan 5c5, lo más normal es que sucedan dos cosas. Primero, que todos los jugadores vayan, de manera natural y por inercia, a por el balón para recibirlo y participar en el juego. A esas edades, el jugador que mejor manejo de balón tenga o el más espabilado será el que más tiempo tenga el balón. Por eso, hay que hacerles ver que no siempre el que tiene el balón es el que tiene que tirar, que puede pasar a los compañeros que estén en una mejor posición y aquí, viene la segunda de las cosas que suceden con más frecuencia, que los jugadores sin balón se queden parados.

Tenemos que animar a los jugadores a que se muevan para recibir y ocupar los espacios libres, siempre y cuando no sea yendo hacia el balón. El problema es que si lo hacen en situaciones de 5c5, habrá tres jugadores que no reciban y pueden sentirse frustrados. De ahí que, si empezamos a realizar el trabajo de recepción en 2c2, el jugador que trabaja para recibir puede tocar el balón siempre, porque, por ejemplo, podemos poner como norma que el jugador que empieza el ejercicio ya ha agotado el bote y tiene que pasar obligatoriamente a su compañero.

El objetivo es hacerles ver que la prioridad la tiene el jugador con balón y cuando empieza a botar con la intención de atacar, es el que decide y el compañero tiene que aprovechar los espacios libres y no entrometerse en su camino. Eso sí, el jugador con balón tiene que saber que bota para sacar ventaja y no abusar del bote desplazándose sin sentido por el campo.

Con esta estructura básica de 2c2, podemos empezar a construir nuestro juego. Como veíamos en el párrafo anterior, el jugador sin balón bien empieza a moverse cuando su compañero con balón decide atacar o bien, podemos comenzar a trabajar situaciones de pasar y cortar. Aquí, el jugador que recibe tendrá que esperar a que su compañero corte para iniciar el ataque. La dificultad la iremos incrementando cuando metamos un tercer jugador, ya que el jugador con balón tiene dos opciones de pase y aquí son dos los que tienen ahora que moverse, iniciando, por ejemplo, las situaciones de pasar, cortar y reemplazar.

 

Por Víctor Escandón Prada
Entrenador superior de baloncesto. Periodista
Gabinete técnico JGBasket

 

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