Esta noche el Palacio de los Deportes volverá a lucir sus mejores galas, el Real Madrid puede alzarse con el campeonato liguero, y conseguir un doblete histórico, que no se producía en la casa blanca desde hacía 19 años, desde la temporada 92/93. La tarea no será sencilla, y es que este cuarto partido viene precedido por una abultada derrota, que a buen seguro, habrá tocado el orgullo del equipo de Xavi Pascual, y es que el 85-59 supuso la segunda derrota más abultada en una final de la ACB. Las sensaciones mostradas por ambos equipos son bastante diferentes, mientras el Real Madrid parece volver a ilusionar a su afición con un juego vibrante, y rápido, el Barcelona Regal puede que esté llegando al final de un ciclo glorioso repleto de éxitos deportivos. En un País tan dado a magnificar los éxitos, y las derrotas, a encumbrar, o derrocar proyectos, el partido de esta noche es un claro ejemplo de lo importante que son las dinámicas en el baloncesto, y la trascendencia que pueda tener el resultado de esta noche.
Para forzar el quinto partido, y devolver la serie al Palau Blaugrana, el equipo de Pascual deberá corregir todos los errores que ha cometido en una serie en la que, por cierto, no ha dado nunca una sensación de superioridad. Su nivel defensivo dista del mostrado a lo largo de la temporada, concediendo al Real Madrid una media cercana a los 80 puntos, cifra inasumible para un equipo que no suele acostumbrar a llevar los partidos con ritmos altos de anotación. Fue interesante ver en el tercer partido dos variantes tácticas en el plano defensivo del equipo de Xavi Pascual, la inclusión de una defensa zonal 1-3-1, y una 2-3 en la que ambos jugadores de la cabeza de la zona saltaban al 2×1 sobre jugador con balón. Variantes que no habían sido vistas a lo largo de la temporada, y la falta de práctica en situaciones reales de juego tuvo sus consecuencias, con varios desajustes graves que permitieron tiros cómodos a jugadores blancos, poco importaba ya, dado que el partido estaba completamente roto, sin embargo puliendo esos detalles, y siendo atrevidos en su aplicación en otras fases del partido, pueden reportarle algo de éxito al equipo blaugrana, pero ¿Arriesgará Xavi Pascual a no ser fiel a sus principios?.
Por su lado, el conjunto de Pablo Laso ha encontrado una tecla, perdida desde hace varios años, por la cual han conseguido meter mano a su eterno rival, infligiendo las primeras derrotas contundentes a su mayor enemigo deportivo, volteando la dinámica de temporadas pasadas. La recuperación de la grandeza histórica de estos duelos ha supuesto que TVE vuelva a emitir partidos por su cadena principal en horarios de máxima audiencia, otro impulso a un deporte maltratado a nivel mediático. El pulso entre baloncesto control, y un baloncesto más directo y agresivo parece que se le está llevando de momento el Real Madrid, que de la mano de Llull, y un renacido Sergio Rodríguez, han tomado las riendas de la serie, controlando a su antojo los ritmos de juego de todos los partidos, y si no fuese por la nefasta segunda parte del primer partido, hoy el Real Madrid ya estaría celebrando un nuevo título de liga. Ese error que pudo haber marcado el devenir de la final, ha sido corregido de manera perfecta en los siguientes dos partidos. En el horizonte, la gloria, pero para alcanzarla hay que trabajar el presente de una forma tan sólida como hasta ahora. La combinación de aleros altos con Suárez, y Singler, debilita el perímetro blaugrana, que encima acusa el estado de forma de su gran referente ofensivo, Juan Carlos Navarro, y más aún con la ausencia de Chuck Eidson, una grandísima estrella a nivel europeo, que ha naufragado en su estancia en la ciudad condal. Sólo Lorbek aporta minutos de calidad, y puntos en la pintura, sin embargo se encuentra demasiado sólo ante las torres blancas. Velickovic, Reyes, y Mirotic no dan tregua alguna desde el puesto de cuatro, y su importancia sobre el juego ofensivo del Real Madrid va en aumento con el paso de la final.
Si de por si fuesen pocos los argumentos que nos ofrece este cuarto partido, en el tercero se prendió la mecha con algún que otro pique entre los jugadores, y tanto Mickael, como Suárez se encargaron de echar más gasolina al fuego, alimentando una rivalidad que puede convertir al Palacio en una auténtica hoya a presión. Esperemos que la labor arbitral, muy criticada, y no sin parte de razón, esté a la altura del gran espectáculo que estos dos grandes equipos nos van a ofrecer.
Por Alex Senra del Cerro
Entrenador superior baloncesto
Analista ACB JGBasket