Después de la medalla de plata en el Europeo, Jiménez regresaba a Estudiantes sin saber que sería una gran temporada para su equipo. El conjunto estudiantil alcanzó su primera final ACB. Después de eliminar al Real Madrid y TAU Cerámica, llegaba la final frente al FC. Barcelona. Los dos partidos en el Palau se saldaron con victoria azulgrana, pero la llegada a Vistalegre, con el campo lleno y la afición volcada sirvió para empatar la serie y llevar el desenlace al quinto partido, que se decantó, no sin apuros, del lado azulgrana por 69-64.

En el verano de 2004, tras la retirada de Alberto Herreros y con 97 partidos a sus espaldas, se convertía en el nuevo capitán de la selección española. Su primer gran torneo como estandarte del equipo fueron los Juegos Olímpicos de Atenas. Después de la decepción de Sidney, la selección quería hacer un buen papel en Grecia. Tras una primera fase impoluta, llegó el cruce de cuartos ante Estados Unidos, que había finalizado cuarta de su grupo, generando muchas dudas en su juego. Pero el destino quiso que los norteamericanos realizasen su mejor partido, volviendo a dejar a España con la miel en los labios (94-102). Debido al sistema de competición, la selección se vio obligada a pelear por el séptimo puesto ante China, a la que derrotó por 92-76, yéndose de la competición con tan solo una derrota.

La regularidad fue su característica más común a lo largo de todas sus temporadas en Estudiantes, lo que le valió para ser elegido por primera vez, en la temporada 2004-05, en el Quinteto Ideal de la ACB junto a Calderón, Charlie Bell, Garbajosa y Scola. Tras esta designación llegaba el Europeo de Serbia, a pesar de la baja de Pau Gasol, la selección confiaba en seguir su buena racha y obtener medalla, pero la derrota en semifinales ante Alemania, con una canasta de Nowitzki en los últimos segundos, pareció desinflar a España, que cayó holgadamente frente a Francia (68-98) en el partido por el tercer y cuarto puesto. El capitán de la selección no estuvo muy centrado durante el torneo, quizá afectado por lo que pasaría los meses siguientes.

Tras unos días de descanso después de su regreso de Serbia, empezaría un calvario para él, que llegaba con la mente puesta en el Real Madrid. El alero colegial deseaba fichar por el eterno rival, pero era consciente de que “estaré aquí mientras me obliguen a estar. Tengo contrato y me debo a él, pero hay muchas formas de cumplirlo; me pueden obligar, pero no estaré al cien por cien”. Jiménez había renovado su contrato por cinco temporadas hacía un año y tenía una clausula de rescisión de 3,6 millones de euros.

Juan Antonio Orenga, que había sustituido como entrenador a Pepu Hernández, decidió apartar al capitán de la selección española alegando que no estaba centrado, debido a su deseo de fichar por el Madrid. El club bajó la clausula hasta los 2,6 millones de euros, confiando en que el conjunto blanco la pagase, pero Florentino Pérez no pasó de 1,5 millones y se acabó el plazo de fichajes. Jiménez continuaría en Estudiantes. Demostrando su gran profesionalidad, el alero consiguió por segundo año consecutivo ser elegido en el Quinteto Ideal con Prigioni, Navarro, Garbajosa y Scola.

Antes de partir rumbo al Mundial de Japón, el capitán de la selección española decidió finalmente fichar por Unicaja. Este cambio de aires permitió al jugador madrileño estar más centrado y recuperar su nivel. Debido a las bajas en el juego interior, Jiménez tuvo que reconvertirse y jugar muchos minutos de cuatro, haciendo un gran papel, sobre todo, en la final ante Grecia, que se multiplicó en tareas defensivas. Su liderazgo dentro de la selección fue fundamental para conseguir el mayor hito en la historia del baloncesto nacional. Parco en palabras, durante la competición, “cada vez que hablaba, todos le escuchaban con atención, porque seguro que tenía algo importante que decir”, afirmaba Pepu Hernández.

Comenzaba una nueva etapa en la vida de Jiménez. Con la misma ilusión con la que debutó en Estudiantes llegaba a Unicaja, tras el oro Mundial. En su primera temporada consiguió entrar con el equipo en la Final Four de la Euroliga de Atenas. Un hecho histórico para los malagueños que no pudieron superar en semifinales al CSKA, que les derrotó por 62-50. Supieron sobreponerse y lograron el tercer puesto, tras derrotar al TAU por 76-74, con 10 puntos de Jiménez.

Ese verano llegaría el mayor reto de su carrera, conseguir el primer oro en un Europeo. Todo estaba de cara para la selección española, actual campeona del mundo, que, además, era la anfitriona. A pesar de no desplegar su mejor juego y de caer derrotados ante Croacia, se plantaron en la final ante Rusia como claros favoritos, pero no pudo ser y se tuvieron que conformar con la plata. Una medalla de plata más amarga que la que conseguirían al verano siguiente en los Juegos Olímpicos de Pekín. La espectacular final ante Estados Unidos, que iba con el mejor equipo desde Barcelona 92, en la que estuvieron en todo momento en el partido, puso el broche de oro a la carrera deportiva de Jiménez con la selección. Se iba el Gran Capitán con un botín de seis medallas, pero con la espina de no haber podido conseguir el oro en un Europeo.

En Unicaja seguía manteniendo su nivel de juego, a pesar de ir disminuyendo sus minutos en cancha, era un jugador importante en el esquema de los malagueños, destacando en la faceta reboteadora y en recuperaciones de balón. En la 2010-11, cada vez tenía un papel más secundario lo que le hizo abandonar al final de temporada el equipo andaluz.

Cuando todo apuntaba a la retirada, después de diecisiete temporadas en la ACB, repartidas entre Estudiantes (12) y Unicaja (5), llegó una oferta de Estudiantes. Volvía Pepu Hernández y quería contar a su lado con Jiménez, que acabó aceptando. Sabía que iba a ser una temporada difícil y que los años gloriosos del club, de los que había sido participe, habían quedado muy lejos. El objetivo era bien distinto. Como siempre, demostrando su profesionalidad, lo dio todo por su equipo, pero no fue suficiente para evitar el descenso a la LEB. No era el final soñado para Jiménez, pero su compartimiento, al igual que durante toda su carrera, fue ejemplar. Deja un bagaje de 630 partidos ACB y 171 con la selección española, demostrando porque ha sido uno de los mejores jugadores en la historia del baloncesto español.

Cuatro leyendas del baloncesto español compartiendo y disfrutando en el banquillo

 

Por Víctor Escandón Prada
Periodista y Entrenador Superior Baloncesto
Gabinete comunicación JGBasket

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