¿Qué diferencia a un buen jugador de una estrella? Puede haber muchos aspectos, pero, es determinante la velocidad a la que se realiza cualquier gesto y la intensidad en cada segundo, ya que “ahora más que nunca, el baloncestos está orientado a esfuerzos muy explosivos”. Así de claro lo tiene Juan Trapero, ex atleta y ahora preparador físico del Real Madrid de baloncesto, que ofrecerá el martes 3 de julio una charla en el Campus JGBasket sobre Entrenamiento de fuerza, velocidad y velocidad de reacción en el baloncesto.

Acostumbrado a trabajar con jugadores profesionales, no pierde la perspectiva y sabe que a edades tempranas la preparación física también es muy importante, ya que les permite trabajar coordinación, agilidad, velocidad y fuerza. Para conseguir un buen nivel de velocidad hay que lograr primer un buen nivel de fuerza. Por eso, ya en edades infantiles y cadetes se deben de incluir este tipo de trabajos, pero eso sí, Trapero recomienda que “la fuerza a estas edades se tiene que trabajar con el peso corporal y con una ejecución técnica correcta para tener una buena base”. Ya a partir de junior, “si la ejecución y la técnica adquiridas previamente son buenas, se pueden introducir trabajos de carga”.

La preparación física como el baloncesto ha evolucionado mucho en las últimas décadas. De ahí que ahora “el trabajo de todas las cualidades físicas va unido”, mientras que antes se trabajaban por separado. Además, cada día se apuesta más por entrenamientos integrados, es básico que el trabajo de fuerza se realice en la cancha, “con materiales muy sencillos y alternándolo con gestos técnicos de baloncesto”.

La escasez de tiempo de entrenamiento, sobre todo en equipos de formación, hace que sea casi una obligación conjugar el trabajo físico y el técnico en hora y media. Pero no todo el mundo está capacitado para llevarlo a cabo, ya que, como reconoce el preparador físico del Real Madrid, “se exige una preparación adecuada, porque el trabajo de fuerza es un trabajo preventivo de lesiones articulares y musculares, siendo fundamental que las cargas sean las correctas”.

No es lo mismo, por ejemplo, trabajar multisaltos antes que después de una sesión, ya que “no se deben realizar al finalizar un entrenamientos para no cargar los tendones”. Es fundamental saber cuándo realizar el trabajo físico y tener una serie de conocimientos básicos porque, según Trapero, “no vale copiar literalmente los ejercicios de trabajo físico, hay que asesorarse y tener en cuenta el tipo de jugadores que se tienen”.

Si realizásemos una planificación estándar de un año, lo que está claro es que el trabajo físico se debe “construir durante toda la temporada”. Bien es cierto que en los tres primeros meses hay que “darle una gran importancia”. El segundo trimestre se puede “rebajar al 30 ó 40%”, para llegar al tramo final de la competición, trabajando el aspecto físico “un 15 ó 20%”.

Hay que acabar con el mito de que el trabajo físico resulta aburrido. Por eso depende mucho de la persona que lo elabora, que debe valorar que su meta es lograr que “sea un entrenamiento variado, motivador y con unos objetivos claros, que haga que los jugadores quieran progresar”. La mejora técnica y física van a la par y hacen que la evolución del jugador joven sea mayor. Por eso, es imprescindible trabajar ambos aspectos, ya que, como explica Trapero, en el baloncesto “los tiros se anotan con la muñeca y se fallan con las piernas”.

 

Por Victor Escandón Prada
Gabinete de prensa Campus JGBasket

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