Uno de los principales propósitos del Baby Basket es fomentar el baloncesto entre los más pequeños. Por eso, a la hora de jugar, lo importante es que los niños se diviertan, independientemente del resultado. De ahí que en los partidos no haya acta ni se lleve el resultado, no contabilizándose tampoco las faltas. El único objetivo es que los niños jueguen y disfruten.

Para empezar a aficionarles, lo más frecuente es que los partidos se desarrollen por concentraciones una vez al mes, jugando varios encuentros el mismo día. Dependiendo de cada federación autonómica, los partidos suelen durar entre 20 y 30 minutos a reloj corrido, dividido en dos tiempos, durante los cuales se pueden hacer todos los cambios que se quieran. La idea es darle dinamismo al juego, por lo que no hay tiempos muertos y las sustituciones pueden hacerse directamente, sin solicitarlo.

Para que los niños disfruten, tienen que jugar. Es absurdo que un jugador porque sea menos hábil o coordinado que el resto, pase más tiempo en el banquillo al no tener que jugar un número mínimo de cuartos o sextos. No podemos permitirnos perder jugadores a estas edades tan tempranas porque se desmotiven y no se sientan parte del equipo. Son muy pequeños todavía para saber cómo van a evolucionar en un par de años.

Lógicamente, están empezando en el mundo del baloncesto, por lo que es normal que al principio cometan bastantes infracciones, el cometido del árbitro, si lo que se pretende es que el juego transcurra con fluidez, es señalar aquellas acciones más evidentes, como, por ejemplo, que el jugador salga corriendo con el balón en las manos en vez de hacerlo botando. Es importante que una vez que señale la infracción explique al jugador que la ha cometido y al resto, lo que ha señalado para que todos sepan que eso no se puede hacer y vayan conociendo un poco más las reglas.

Es importante que el entrenador y, sobre todo, los padres sean conscientes de esto último, ya que, obviamente, no se va a pitar todo, y lo que tienen que hacer es animar a los jugadores, no protestar aquello que no se señale. Se busca con ello tratar de concienciar de cara al futuro a todas las partes implicadas con el objetivo de que respeten la figura del árbitro y sean un ejemplo de comportamiento para los niños.

Por último, no hay que olvidar que estamos formando a nuestros jugadores, por lo que estos partidos tienen que servirles de aprendizaje en todos los aspectos, no solo los deportivos, sino también aquellos relacionados con el compañerismo y el respeto por el rival y el árbitro. Tenemos que conseguir que los jugadores no se enfaden entre ellos y pongan malas caras porque ese es negativo para el equipo. Además, una vez finalizado el partido, tenemos que acostumbrarles a que saluden y feliciten al rival y al árbitro.

 

Por Víctor Escandón Prada
Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto
Gabinete técnico JGBasket

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