Lamentable. Por primera vez en la temporada, la ACB ha sido noticia y ha acaparado minutos en los telediarios, pero por un motivo totalmente extradeportivo. Una pelea entre Bilbao Basket y Laboral Kutxa que muestra la peor cara del deporte, dejando una imagen insólita, los banquillos completamente vacíos al ser desalojados todos los jugadores. Unas escenas que no se pueden volver a repetir por el bien del baloncesto.

Cualquier resultado queda empañado por actos tan deplorables. De poco sirve ver a Shengelia pedir disculpas a un niño cuando la tángana ya ha dado la vuelta al mundo. Ya está bastante dañada la imagen de los bancos en este país como para que encima un patrocinador como Laboral Kutxa se vea metido, sin comerlo ni beberlo, en este conflicto.

El Unicaja tiró de oficio para llevarse el partido y seguir líder ante un siempre complicado Herbalife. Los malagueños podrán, después de quedarse con un pie y medio fuera de la Euroliga, centrarse en la competición doméstica. No se lo puso fácil tampoco el otro equipo canario a un Real Madrid que, a falta de defensa, desplegó todo su arsenal ofensivo –comandado por los de siempre: Reyes, Chacho, Llull y Rudy– para llevarse el duelo y ofrecer la Copa del Rey a su afición, por la mañana, en el Palacio y, por la tarde, en el Bernabéu.

Que el Barça no anda fino es un hecho más que constatado. La derrota en la final de Copa ha minado la moral de unos jugadores que han perdido la alegría en su juego. Ante el Alba Berlín se llevaron un susto y tuvieron que encarrilar el partido en la prórroga para seguir peleando por estar entre los ocho mejores de Europa. En la ACB, Gipuzkoa parecía un rival asequible para curar las heridas y pagar los platos rotos, pero sólo Abrines y Satoransky estuvieron a la altura.

De poco le sirvió a Casimiro el galardón de mejor entrenador del mes de febrero, ya que su equipo, tras tres victorias consecutivas, perdió en casa, a pesar del soberbio partido de Willy Hernángomez (23 puntos, 10 rebotes y 34 de valoración). En un duelo decisivo por la salvación, el MoraBanc se reencontró con el triunfo –8 derrotas consecutivas– y toma aire a costa de un Manresa que se queda una jornada más como colista.

En la semana post Óscar, mucho se habla de las películas ganadoras, pero algunas pasan más de puntillas. Como entrenador no puedo dejar de comentar Whiplash, en la que un profesor utiliza un método de enseñanza intransigente y agresivo para sacar lo mejor de sus alumnos. Claramente en la película el fin justifica los medios. Hay entrenadores, como Dusko Ivanovic, que exprimen al máximo a sus jugadores y los hay que así encuentran su mejor versión, mientras que para otros la exigencia no es sinónimo de perfección. Por algo parecido ha sido acusado Thibodeau, al técnico de los Bulls se le achaca ser parte implicada en las lesiones de Rose al no dosificarle y apretar tanto a sus estrellas.

Por cierto, la gran triunfadora fue Birdman. Un actor venido a menos que buscar recuperar su carrera. Salvando las distancias, podríamos hacer un paralelismo con la trayectoria de Víctor Claver. Después de unos buenos años en Valencia, decidió –no muy bien asesorado– dar el salto a la NBA. Dos años y medio de ostracismo y pocos minutos de juego. Sin equipo, esperaba que algún club puntero de Euroliga se interesase por él –Kirilenko tardó horas en fichar al CSKA–, pero el tiempo pasaba y veía como se le iban cerrando puertas, así que, finalmente, se decantó por el Khimki. Esperemos que sea su impulso para volver a sentirse jugador como le pasa a Michael Keaton en Broadway.

 

Por Víctor Escandón Prada
Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto
Analista Liga Endesa para JGBasket

Foto: ACB Photo / A. Arrizabalaga

 

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