Ya hemos hablado en otras ocasiones de la importancia del tiro libre, pero hoy nos centraremos en los errores más comunes que cometen los jugadores y cómo entrenarlos para tratar de solucionarlos. Hay que darles, si cabe, más importancia que a cualquier otro elemento del juego, ya que todos los jugadores tienen que ser capaces de anotar desde allí, porque durante un partido existe la posibilidad de que todos acudan a la línea del 4.60.
Cuando el jugador se dirige al tiro libre para efectuar sus lanzamientos, tiene que ser capaz de concentrarse, respirando y relajándose para adquirir la posición de tiro que, se supone, ha ido practicando y perfeccionando durante las sesiones de entrenamiento. Lo más importante antes de entrar a valorar los errores más comunes es conseguir que el jugador, cuando realiza el lanzamiento, sea capaz de saber si lo efectúa bien o no, independientemente de si lo anota, y en qué ha fallado.
Dependiendo de la categoría, los fallos cometidos pueden ser unos u otros. Cuando empiezan lo más normal es que no tengan fuerza para llegar el tiro desde el tiro libre, pero no importa, lo importante es que adquieran una mecánica correcta y vayan realizando lanzamientos desde posiciones en las que llegan el lanzamiento realizando una buena ejecución, no vale de nada que tiren desde más lejos si al final van a tener que hacer palanca o saltar hacia delante.
Uno de los principales errores que cometen al lanzar es que el balón vaya demasiado plano. Eso se debe a dos causas principalmente, que saca el lanzamiento desde demasiado abajo o que la ejecución se realiza delante del cuerpo, por lo que el codo choca con el cuerpo y resulta más difícil que coja arco. Se soluciona corrigiendo la posición de tiro y haciendo mucho hincapié a los jugadores en la importancia de que el balón vaya bombeado para poder entrar. Hay entrenadores que apuestan por trabajar el gesto y obligar a los jugadores a bombear, realizando lanzamientos desde detrás del tablero, tirando sobre la canasta, no hacia ella.
Los tiros desviados también son comunes en ciertas categorías. El problema viene de la posición del codo y, sobre todo, de la finalización de la mano, aunque puede ser debido también al agarre del balón. En teoría, si el codo está apuntando al suelo y perpendicular a la canasta, el jugador lo único que tiene que hacer es extender el brazo y mantenerlo recto, pero muchos no son capaces de conseguirlo y acaban a última hora desviando la muñeca o el codo, lo que hace que el balón salga desviado.
Como señalaba antes, también puede ser debido a un problema de agarre, ya que algunos jugadores apoyan el balón en la palma de la mano, sin utilizar las yemas de los dedos, y se les desliza cuando van a lanzar. La forma de corregirlo es que el jugador interiorice el gesto, pudiendo trabajarlo primero sin balón y luego, introducir el balón para entrenarlo. Es importante que el jugador vea que el balón sale en dirección a la canasta y que mantenga el gesto final, metiendo la mano de tiro en la canasta, hasta que el balón entre o toque el aro.
Por último, pero no menos importante, son aquellos tiros que se quedan cortos. La razón suele ser que el lanzador no flexiona suficientemente las piernas, ejecutando el tiro solo con la parte superior del cuerpo, por lo que si no tienen fuerza suficiente puede no tocar ni aro. Se puede trabajar la flexión de piernas, poniendo una valla pequeña para que los jugadores la tengan que saltar antes de lanzar, aprovechando la caída con las piernas flexionadas para realizar el lanzamiento. Este trabajo también nos puede servir para que trabajen el equilibrio a la hora de tirar a canasta, aunque en el caso de los tiros libres no sea necesario.
Por Víctor Escandón Prada
Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto
Gabinete técnico JGBasket