A la mayoría de los jugadores les gusta más tener un balón en sus manos que defender, pero quizá el problema sea que, como entrenadores, no sabemos motivarles para que vean la defensa como una oportunidad de recuperar el ansiado balón, pero, por supuesto, no a cualquier precio, ya que la precipitación o la ansiedad puede conllevar errores que acaben con una canasta del rival.
Lo primero que hay que explicarles a los jugadores cuando empiezan, es que se tienen que colocar entre su atacante y la canasta, siempre de espaldas al aro que defienden. Parece sencillo, pero según van pasando categorías, te encuentras con jugadores que defienden por detrás de su atacante, dejándoles ir solos al aro, o dándoles la espalda, lo que les hace perderles de vista y que puedan cortar con facilidad al aro.
El problema es que cuando hacían eso en benjamines, en la mayoría de los casos, no tenía consecuencias. Es más, igual hasta robaban el balón, bien porque el rival no se movía o porque el jugador con balón no era capaz de ver y dar el pase, pero, a medida que van creciendo, eso ya no vale y los rivales van mejorando técnicamente, lo que convierte ese tipo de defensas en inservibles.
Por eso, hay que fijar ese concepto que parece sencillo, pero que luego vemos que no lo es tanto. A partir de ahí, en función de si defiende al jugador con balón o no, podemos ir perfeccionando su colocación, su posición corporal, el trabajo de pies y manos… Es importante que estén flexionados y activos de pies, ya que si están clavados, es mucho más fácil que sean superados con un simple cambio de mano.
Otro de los errores más comunes que cometen los defensores es el de la distancia que mantienen con el jugador con balón. Muchos entrenadores nos desesperamos cuando vemos que el balón circula con total facilidad entre el equipo rival, ya que nuestros jugadores defienden a tres metros. Ese es un hábito adquirido que hay que tratar de evitar desde pequeños para que lo tengan ya asimilado, porque cuanto más mayores, más difícil es que lo corrijan. Volvemos a lo de antes, en minibasket, dejar a los jugadores que reciban a cinco metros del aro para que tiren, puede tener resultados beneficiosos a corto plazo porque no las llegan o tienen poca puntería, pero cuando vamos subiendo de categoría, un tiro de cinco metros sin oposición, puede ser muy efectivo.
Si queremos que nuestros equipos tengan una alta intensidad defensiva, todo pasa por la colocación inicial de la que hablábamos antes, ya que, a partir de ahí, pueden apretar la línea de pase, sacando la mano más cercana al balón para incomodar la línea de pase, porque si no son capaces de colocarse bien defensivamente, les pueden ganar fácilmente la espalda o cortarles por delante y hacer inútil el trabajo. El tema de los cortes, es uno de los aspectos que más hay que trabajar, ya que, cuando se producen desde el lado contrario, el defensor, en vez de defenderles, tratando de evitarlos poniéndose delante, lo que suele hacer es acompañarlos por detrás o haciendo paso de caída, dejando pasar a su atacante, lo que hace que siempre vaya por detrás en la acción.
Por último, otro consejo que tenemos que dar a nuestros jugadores es que cuando defienden a un jugador que viene en carrera pegado a la banda, además de estar en tensión y activo de pies, tiene que ser capaz de llegar a pisar la línea de banda –lo mismo ocurre con la línea de fondo–, evitando que paso, porque al igual que comentábamos antes, suelen por inercia hacer paso de caída, dejándole pasar y permitiendo una superioridad ofensiva.
Por Víctor Escandón Prada
Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto
Gabinete técnico JGBasket
A QUE SE REFIEREN CON «PASO DE CAIDA»?
Buenos días, Daniel. A lo que nos referimos, en este caso, con el paso de caída es a la situación en la que el defensor cede la iniciativa al ataque, dando un paso atrás, dejando que el atacante pueda cortarle por delante, obteniendo una clara ventaja en su camino hacia el aro.