Dos décadas como entrenador dan para mucho. Son innumerables los jugadores y, sobre todo, jugadoras que han estado a las órdenes de Santiago Alejandro Corral. Después de coordinar, con tan solo 21 años, la sección de baloncesto de Corazonistas, donde empezó a entrenar con 15 años, pasó por Atenea, Rivas -como entrenador ayudante del equipo de LF y LF2- y Torrelodones -responsable de la sección femenina-, volvió a sus orígenes hace dos temporadas para coordinar , junto a Javier Barandiaran, en el colegio que le vio crecer como entrenador y jugador.
La labor del coordinador, que, en muchos casos, se compatibiliza con la de director técnico, es algo ingrata, ya que, como reconoce Alejandro, “te dedicas, casi exclusivamente, a la parte administrativa, lo que te quita tiempo para poder trabajar en el día a día de los equipos”. En esta segunda etapa en Corazonistas parte con la intención de “mejorar” todos los aspectos de la sección. Un trabajo que, como sucede en la mayoría de los centros educativos, se hace “por amor al arte y por el cariño que tenemos al colegio donde hemos estudiado”.
Entre sus objetivos está dar “un paso más” en el aspecto deportivo. Hasta ahora, las pautas por las que se rigen los equipos son las que “marcan los entrenadores con cierta experiencia”, trabajando los puntos fuertes y débiles de los jugadores y de los equipos, viendo y analizando su evolución. Esa es la idea, pero al tener tantos equipos “no podemos muchas veces controlarlo”, aunque siempre al final de temporada hay tiempo para “sacar conclusiones de cara al próximo año”.
El paso del tiempo sirve para echar la vista atrás y ver cómo ha evolucionado el baloncesto en estos años. Lo más relevante ha sido “el buen trabajo realizado” del que ahora se están obteniendo “grandes frutos”. Pero no todo son facilidades, ya que depende mucho de la “manga ancha que te dé la dirección del colegio”. Esa relación con el centro educativo es lo que hace “realmente que el baloncesto tenga una mayor relevancia o sea simplemente una actividad extraescolar más”. Los colegios que han tenido el apoyo de la dirección “cuentan con una muy buena estructura y están progresando a buen ritmo, aportando jugadores a las selecciones y obteniendo buenos resultados”.
Partiendo de esa base, depende y mucho el grupo de entrenadores que conformen la sección. En su caso, destaca que “tenemos la suerte de contar tanto con gente joven con ganas de aprender como con técnicos con mucha experiencia”. Una mezcla que cada vez es más difícil encontrar y que es otra de las misiones del coordinador. Las nuevas generaciones, debido, en parte también, a la crisis, “saben que no van a vivir de ello y el sueldo es una ayuda”. Por lo que tienen que buscar otras alternativas, ampliando su formación para tener más salidas laborales, lo que, en muchas ocasiones, “les impide un cierto compromiso”. Lo mismo empieza a suceder con los jugadores que tienen, cada vez, más actividades extraescolares, que compiten con el baloncesto y que les sirven para estar “mejor preparados de cara al futuro”.
Por lo tanto, la labor del coordinador resulta imprescindible y, en muchos casos, desconocida de puertas hacia fuera. De ahí que sin gente como Santiago Alejandro, el baloncesto no sería lo mismo y los buenos resultados que cosechan, verano tras verano, las selecciones nacionales no llegarían sin el amor y la pasión con la que se vive el baloncesto en los colegios.
Por Víctor Escandón.
Periodista y entrenador superior de baloncesto
Gabinete comunicación JGBasket