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Ya está aquí la gran final de la Copa Colegial Bifrutas. Duelos muy igualados, tensión hasta el último instante, vibrantes y espectaculares aficiones y cuatro equipos (dos masculinos y dos femeninos) que pelearán por un estandarte que presida su pabellón y con el que poner el colofón a una gran competición. El pabellón de Veritas es la sede elegida para que el viernes 28 de marzo, desde las 18.30 horas, se decida el campeón.

Estudio, eternamente Estudio. Da igual que no sean los principales favoritos, ellos siempre se siguen superando y van sumando finales y títulos, pero, en esta ocasión, no lo van a tener nada fácil. Arturo Soria debuta en la competición y todavía no ha tocado techo. Se ha ido deshaciendo de duros rivales (Obispo Perelló, Liceo Francés, San Agustín, San José del Parque y Maravillas) con una madurez y un gran juego al alcance de muy pocos y, aunque sea su primera final, hasta ahora han demostrado que no se ponen nerviosos y que su ilusión está por encima de todo.

La presión amarilla puede ser un factor determinante para evitar que Ricardo Muñoz pueda hacer su juego. El colectivo y la experiencia en este tipo de partidos son las mejores armas de Estudio para volver a decorar su pabellón con un nuevo estandarte. Hasta ahora, ha solventado sus encuentros con cierta facilidad. Por eso, un partido igualado puede complicar las cosas a Estudio, que, en esta edición, no están acostumbrado a sufrir.

En categoría femenina, duelo de fieras entre las Leonas de Jesús María y las Tigresas de Chamberí. El juego interior, que ya decantó las semifinales del lado de las de Chamberí ante Estudio, será un factor determinante. Si las Torres Gemelas de las tigresas (Myriam García de Corral –13.4 puntos y 13.6 rebotes– y Elena Bocos) se hacen fuertes en la pintura su equipo tendrá muchas opciones. Por eso, Marina Gil tendrá que duplicar sus esfuerzos para amansar a las fieras pívots de Chamberí.

La velocidad e inteligencia de Carmen López también será un elemento a tener en cuenta. En semifinales ante Pilaristas, lo hizo todo: dirigió a su equipo, robó balones, anotó (27 puntos) para ser la clave del triunfo. Está claro que va a ser una gran final y que ambos equipos han llegado hasta aquí por meritos propios. Además, tienen la moral por las nubes tras superar sus eliminatorias a domicilio.

Ya no queda nada para el desenlace y sólo puede ganar uno.

Por Víctor Escandón Prada
Periodista especializado en baloncesto
Gabinete comunicación JGBasket

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