Otra Copa del Rey para los madridistas. Y ya van veinticinco. No fue un partido espectacular, pero, como viene siendo tradición en las últimas finales, hubo tensión y emoción hasta el último suspiro. Sergio Rodríguez sentenció el choque con una canasta a falta de siete segundos, que desató la euforia blanca.

El choque fue a tirones desde el comienzo. Con los triples gastados por ambos equipos en las semifinales, las canastas se trabajaban en la pintura. Tomic (25 puntos, 11 rebotes y 40 de valoración), otra vez magistral ante sus ex, era imparable. Reyes intentaba frenarle por todos los medios y tres faltas, casi consecutivas, le lastraban para el resto del partido. Por el pívot croata pasaron Bourousis, Ayón y hasta Nocioni. El argentino cerraba el aro madridista a base de garra y tapones (4).

Los blancos vivían en ataque gracias al acierto de Ayón y Rudy, pero la victoria pasaba por la defensa. Eso lo tenía bien claro Reyes cuando cometió una falta con tiro libre adicional y desquiciado al ver como los azulgranas penetraban, una y otra vez, sin oposición, gritó a sus compañeros: “Defense, defense”. En los mismos términos se refería Laso a los suyos en el primer conato de ruptura del partido, a falta de dos minutos para el descanso y con el Barça siete arriba (42-35). Para refrendar su declaración de intenciones, Slaughter a la pista. Un parcial de 6-0 y todo por decidir para la segunda mitad.

Tomic se seguía hinchando en la zona, mientras Rudy afinaba su puntería para hacerse con el MVP. Era el momento de los secundarios y ante el nulo acierto de Llull (-9 de valoración) aparecieron Maciulis, Ayón y Nocioni para dar tranquilidad al Madrid y colocarle con siete puntos de ventaja para afrontar los últimos diez minutos. Los de Xavi Pascual hacían la goma y trataban de no descolgarse definitivamente. El técnico azulgrana trató de darle al partido una vuelta más de tuerca, afrontando los últimos seis minutos sin un base puro.

Navarro cogió las riendas del ataque azulgrana y, a excepción de un triple inverosímil y lejano, demostró que no pasa por su mejor momento, fallando lo que antes no fallaba y viéndosele dubitativo en sus ataques. A pesar de todo, el Barça consiguió empatar antes de entrar en el último minuto. Ahí los nervios se apoderaron de los jugadores y los fallos se sucedían.

La falta de base en los azulgranas nublaba su ataque y el Madrid volvía a recuperar la posesión, pero Rudy, despistado, dejaba que Abrines le robase la cartera y en el contraataque Navarro se la jugó y falló una entrada para empatar. El Madrid tenía un match-ball y Chacho decidió amasar el balón para, cuando se acababa la posesión, penetrar y anotar la canasta definitiva. Abrines lo intentó a la desesperada, pero su triple no entró y Nocioni cerró el título desde el tiro libre.

Rudy consiguió ser por tercera vez en su carrera MVP (2004, 2008 y 2015), la primera vistiendo la camiseta del Madrid. La gran decepción de la final fue Mario Hezonja, el alero croata no rindió al nivel esperado y pasó desapercibido durante sus minutos en cancha. Aún así, ha salido muy fortalecido de la Copa del Rey y su candidatura para estar entre los mejores del draft ha dado un espaldarazo.

En la Minicopa, el Real Madrid también revalido su título. Las jóvenes promesas blancas se impusieron al Unicaja en un partido dominado por el espectacular físico de Kareem Queeley (36 puntos, 43 de valoración y ¡5 mates!). Es impresionante ver como un jugador de tan solo 13 años es capaz de machacar el aro de esa manera.

 

Final.

Barcelona, 71 – Real Madrid, 77

 

Por Víctor Escandón Prada
Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto
Analista Copa del Rey para JGBasket

Foto: ACB Photo

 

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