Ya está todo preparado para la fase final de la Copa del Rey. Gran Canaria se llenará los próximos días de colorido, no sólo del Carnaval, sino del que ofrecen las aficiones de los equipos participantes. El más espectacular y seguido evento baloncestístico en España acertó con el cambio de formato y hoy, el modelo ha sido copiado y exportado a otros deportes y países. La emoción está garantizada en un formato que cumple su trigésimo segunda edición y que el pasado año se decidió con una canasta de Llull en el último segundo.

Durante cuatro días, ojeadores de la NBA –algunos bien reconocibles por su vestimenta– concentran sus esfuerzos en seguir a los jóvenes talentos y futuribles para las franquicias estadounidenses. Los Abrines, Hezonja, Tavares, Todorovic, Dubljevic… están ante su gran escaparate, el mismo que antes, otros jugadores como Rudy o Pau Gasol ya aprovecharon para cruzar el charco.

Barça y Madrid siempre son los favoritos, aunque su clasificación diga lo contrario. Protagonistas de cuatro de las últimas cinco finales, en la edición (2013) en la que no se enfrentaron en el último partido, los azulgranas habían dejado en la cuneta en cuartos a su gran rival tras una prórroga. En esta edición, de repetirse el clásico sería también en la final. Los de Xavi Pascual llegan con dudas, sobre todo por el bajón de juego que experimentan fuera de casa. La recuperación de Navarro y Oleson puede dar un golpe de efecto a un equipo que necesita un cambio de inflexión para afrontar los meses decisivos de la temporada.

Por su parte, los madridistas, después de un final de año dubitativo, han recuperado la mejor versión y, tras pasar por encima del Barça en Euroliga, llegan con la moral por las nubes, sabedores de que ganar la Copa el año pasado fue el principio del fin de un equipo que se desinfló y agotó los últimos meses, perdiendo la Euroliga y la ACB. De los errores se aprende y Laso ha sabido dosificar mejor a la plantilla para afrontar todas las competiciones con garantías.

La mano de Plaza lleva varias temporadas notándose ya en Málaga. Líderes en la ACB, aterrizan en Canarias con un solo objetivo, levantar la Copa. Sabedores de que tienen pie y medio fuera de la Euroliga, esta competición les puede servir de bálsamo e insuflarles de moral para lo que queda de competición doméstica. Los malagueños son capaces de todo, lo bueno y lo malo, esperemos por el bien del espectáculo que muestren su mejor versión.

El FIATC Joventut, va de tapado y puede convertirse en la gran sorpresa, ya que se parece muy mucho a aquel equipo que levantó la Copa en 2008 en Vitoria. El talento y desparpajo en su juego sigue presente, aunque quizá no tengan una estrella como Rudy o un fenómeno como Ricky, cuentan con un equipo sólido, en el que todos saben lo que tienen que hacer en cada momento, y con la veteranía de Savané o Kirksay. Caso aparte merece Mallet, no ha perdido un ápice de explosividad y picardía de aquel jugador que vestía de verdinegro cuando se hicieron con el título.

La experiencia de Aíto, la ilusión de ser anfitriones y un pabellón cinco estrellas son un cóctel perfecto para que el Herbalife dé un pasito más en su historia y supere la barrera de las semifinales, esa que tanto le costó y que hasta hace dos ediciones no habían conseguido derribar. Sólidos en Europa y con un equipo que crece en la ACB se convertirán en un rival difícil de batir.

En la Copa del Rey no se puede descartar a nadie y menos a un equipo como el CAI, que suma dos títulos y varias finales más. Ya llovió mucho desde que Kevin Magee y Mark Davis –44 puntos en la final del 90– se erigieran en protagonistas de los títulos maños. El año pasado ya se plantaron en semifinales después de derrotar al anfitrión y este año cuentan, además, con un factor emotivo adicional. Qué mejor forma de honrar la memoria de José Luis Abós que ganar la Copa, pero para ello tendrán que deshacerse en cuartos del actual campeón.

Si a los bilbaínos les hubiesen dicho en septiembre que no sólo iban a poder disputar la ACB, sino que a estas alturas jugarían la Copa del Rey e irían cuartos en la Liga Endesa, muchos lo verían con escepticismo y se frotarían los ojos, pero es una realidad. Mumbrú, curtido en mil batallas, se encuentra en un gran momento de forma y se motiva especialmente para este tipo de contiendas. Además, el despegue esta temporada de Todorovic y la recuperación de Hervelle, que parecía prácticamente descartado, la jornada pasada les hace ir a por todas.

Como cambia la vida. Valencia vivía, la temporada pasada, uno de los años más mágicos de su historia –semifinalistas de Copa y de la ACB, campeones de la Eurocup y clasificados para la Euroliga– y Perasovic era un ídolo. Unos meses después, vuelta a la cruda realidad, consiguieron clasificarse en el último momento para la Copa del Rey, fueron eliminados a las primeras de cambio en la máxima competición europea y cambiaron de entrenador. Carles Durán parece haber dado estabilidad y, de nuevo, confianza a una plantilla con mucho talento, que tiene en el Barça a un hueso duro de roer en su primer envite.

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Por Víctor Escandón Prada
Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto
Analista Copa del Rey para JGBasket

Fotos: ACB Photo

 

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