La Copa del Rey es un gran espectáculo en el que todo puede pasar. Emoción, nervios y sorpresas. Por primera vez en la historia habrá dos equipos canarios en las semifinales, el ambiente es espectacular en el Gran Canaria Arena y el empuje de la afición tratará de llevar tanto a los laguneros como a los anfitriones a una final insular. Pero antes, tendrán que superar tanto a Real Madrid como a Barcelona, dos huesos muy duros de roer.
La primera sorpresa ya llegó en el choque inaugural. Es cierto que el Valencia no llegaba en su mejor momento, porque nunca ha alcanzado esta temporada, más allá de algún partido puntual, esa regularidad que le sirvió para ser un equipo muy temible la campaña pasada, con un título y dos finales bajo el brazo. Las bajas, sobre todo en el puesto de base, lastraron a los de valencianos, que se encontraron con un soberbio Tenerife, muy activo en defensa y con las ideas muy claras en ataque. La falta de un referente en la posición de “1” hizo que los taronjas jugasen a impulsos y no tuviesen una continuidad en su ataque, que les llevó a cometer 18 pérdidas.
La victoria aurinegra se fraguó como en sus dos títulos –Champions e Intercontinental– en el colectivo. Cuatro jugadores por encima de la decena de puntos (Fran Vázquez, Tobey, Abromaitis y Ponitka), con White desgastando la defensa rival con sus penetraciones, con Vasileiadis desnivelando la balanza desde el triple y con San Miguel marcando su ritmo. El Iberostar hizo historia y se clasificó para sus primeras semifinales coperas ante un Valencia en cuyo banquillo Vidorreta sufrió en sus propias carnes ese espíritu ganador que inculcó la temporada pasada a los laguneros.
El rival del Tenerife será el Real Madrid, que tuvo que emplearse a fondo para batir a un Unicaja al que le faltó un poco de fe en los momentos decisivos para rematar el encuentro. A los de Laso no se les puede dejar coger aire porque en un visto y no visto son capaces de darle la vuelta al partido y así lo hicieron hasta en tres ocasiones, la última cuando el partido daba sus últimos coletazos y los malagueños parecían tocar la victoria (70-77).
Con los de Plaza muy acertados desde el triple (13/25), los blancos se mantenían en el duelo de la mano de Causeur, Doncic, Thompkins, la intimidación y rebotes de Tavares y un excelso Campazzo. El partido transcurría en un tiovivo en el que todo podía pasar. Unicaja seguía entonado y parecía que la racha de doce victorias consecutivas del Madrid en Copa podía llegar a su fin, pero, sorprendentemente con Doncic sentado en el banquillo en los instantes decisivos, surgió la figura de Rudy –5 puntos consecutivos– y, por supuesto, la de Campazzo –18 puntos, 7 asistencias y 33 de valoración–, que se hizo enorme, disipando una vez más las dudas que le perseguían sobre si era jugador para el Real Madrid, no solo asistiendo y anotando sino metiendo una última mano milagrosa que sirvió para robar el balón decisivo y certificar el triunfo.
El Herbalife salió algo temeroso ante la gran revelación de esta temporada, un Montakit Fuenlabrada que, consciente de la presión del anfitrión, trató de poner más nerviosos a los insulares y les metió el miedo en el cuerpo con un peligroso 14-24 y que aguantó hasta los minutos finales del segundo cuarto. Ahí se le empezó a acabar la gasolina a los fuenlabreños que echaron demasiado en falta a Sekulic y, principalmente, a Popovic. Los grancanarios no bajaron el ritmo en la segunda mitad y con un ritmo ofensivo arrollador fueron ampliando las ventajas y dejando al Fuenlabrada sin el sueño copero. Con Aguilar y Balvin como máximos anotadores, 18 puntos cada uno, Casimiro aprovechó para rotar y que, prácticamente, ninguno de sus jugadores pasase de los veinte minutos de juego.
El último equipo clasificado para semifinales fue el Barça. Este nuevo Barça de Pesic tiene otra cara o, por lo menos, otra intensidad. Oriola es el claro ejemplo de lo que quiere el nuevo entrenador, el pívot español dio una lección magistral –14 puntos y 7 rebotes– mostrando todas sus armas. El gran damnificado con la llegada del técnico serbio es Koponen, que no llegó a saltar a la pista.
Los azulgranas intentaron escaparse varias veces en el marcador, pero los baskonistas hacían la goma y llegaban con vida a los instantes finales (88-88), gracias a un descomunal Shengelia –30 puntos– y Beaubois –22 puntos–, pero el acierto desde el tiro libre de Heurtel y Tomic y las malas decisiones de Voigtmann, que tiró cuando no tenía que hacerlo y no lo hizo cuando tocaba, acabó por decantar el partido del lado del Barça, que muestra sus credenciales para esta Copa.
Cuartos de final
Valencia Basket, 72 – Iberostar Tenerife, 79
Real Madrid, 89 – Unicaja, 84
Herbalife Gran Canaria, 107 – Montakit Fuenlabrada, 92
Barça Lassa, 94 – Baskonia, 90
Por Víctor Escandón Prada
Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto
Gabinete técnico JGBasket
Foto: ACB Photo