Una vez que nuestros jugadores conocen las nociones esenciales para comenzar a defender, tenemos que enseñarles a dirigir la defensa en función de los objetivos que queremos conseguir. Para ello, hay que tener claro que la defensa individual tiene como base cumplir una serie de funciones en determinados momentos del partido.
En unos casos, podemos, partiendo desde la defensa, imponer o cambiar el ritmo de juego, bien ralentizándolo o bien acelerándolo, dependiendo de lo que más nos convenga en cada momento. Otras situaciones nos llevan a tratar de anticiparnos al ataque para dificultarlo, ya que, como indicábamos en el anterior artículo, “la verdadera defensa está en el momento previo a que se produzca la siguiente acción, con la clara intención de dificultarla o evitarla”. También podemos introducir situaciones nuevas en el algún momento de la defensa (2c1, cambios en los bloqueos,…) para sorprender y confundir a los atacantes, generándoles dudas.
Pero la defensa también nos sirve para generar y estructurar nuestro juego ofensivo, ya que si conseguimos realizar un buen trabajo defensivo, podemos recuperar el balón y correr el contraataque, lo que nos puede permitir anotar con más facilidad.
Para poder llevar a cabo nuestros objetivos durante el partido, los jugadores tienen que ser disciplinados y comunicarse entre ellos para poner en práctica las reglas defensivas que se han trabajado en los entrenamientos. Vamos a poner como ejemplos las situaciones que se pueden generar en la defensa de los bloqueos directos e indirectos.
En el caso de los bloqueos directos, lo primero que tenemos que tener en cuenta es dónde se juega (lateral o centro). En función del espacio en el que se produzca, podemos establecer cómo defenderlo, podemos negar el centro si se realiza en un lado u orientar al atacante a su mano mala si se produce en el medio. También tenemos que analizar quién lo juega, porque eso influirá en nuestra defensa. No es lo mismo que se trate de un tirador que de un finalizador, ya que en el primer caso no sería aconsejable que el defensor pasase el bloqueo de tercero porque facilitaría el tiro a su rival.
Otro aspecto a valorar es el momento en el que se produce el bloqueo, hay que hacer una lectura táctica sobre si realiza al inicio o al final de la posesión, debido a que sabemos que si se produce al final de posesión, lo más seguro es que el jugador que recibe el bloqueo sea el que finalice la acción, por tanto podemos establecer situaciones de cambio defensivo.
En cuanto a los bloqueos indirectos, debemos marcar unas reglas defensivas en función del ángulo de bloqueo (vertical, horizontal o diagonal). En estos casos, tienen la misma importancia tanto el defensor del bloqueador como del bloqueado. Deben hablar y coordinarse, evitando situaciones ventajosas para el ataque, pudiendo cambiar de jugador o bien que el defensor del bloqueador pueda hacer un flash defensivo para obstaculizar al atacante y luego recuperar a su jugador. También se tiene valorar entre quién se juega, ya que no es lo mismo que se produzca de un pequeño a un grande que de un grande a un pequeño, teniendo también en cuenta la capacidad técnica del jugador que defendemos.
Se haga lo que se haga tiene que estar establecido por el entrenador y todos los jugadores tienen que conocerlo, porque ante cualquier situación de duda, el atacante sacará ventaja. Esto no impide que los jugadores, en situaciones concretas, puedan tomar sus propias decisiones, saltando a realizar 2c1, cambiando en los bloqueos o apretando ciertas líneas de pase.
Por Víctor Escandón Prada
Entrenador superior baloncesto, periodista deportivo
Gabinete técnico JGBasket
Publicada el: 27 febrero 2013 17:40 pm