Los entrenadores tienen una gran responsabilidad a la hora de realizar la planificación de la temporada, no sólo se trata del estilo de entrenamiento con el que vamos a trabajar, ni la carga técnico-táctica que con la que incidiremos a nuestros jugadores. Son partes fundamentales claro, pero cuando disponemos de un grupo hay aspectos que se deben cuidar con tanta o más importancia que éstos para el correcto funcionamiento de la dinámica del grupo. Hablamos de la importancia de asignar un rol a cada jugador.

Cada equipo es diferente, cada jugador también, no es lo mismo asignar roles a jugadores en formación, que a otros que ya están en categoría senior, no es lo mismo un equipo sin aspiraciones a competir que otro que tiene unas miras más altas. Adaptarse a cada situación puede resultar algo complicado, pero en todos los equipos hay una serie de valores que debemos respetar por el buen funcionamiento del equipo.

El entrenador debe ser una figura referente para los jugadores, su capacidad de liderazgo es fundamental para inculcar el carácter a un equipo. Definir las funciones concretas que esperamos de cada jugador es básico, para ello debemos mantener los canales de comunicación abiertos con nuestros jugadores mediante reuniones de tipo individual, en las que además de enfatizar los objetivos generales del equipo, debemos ser capaces de transmitir confianza al jugador, explicando desde por qué está en el equipo, a los objetivos concretos que esperamos de él durante la temporada.

En ocasiones una nueva temporada trae consigo una redefinición de los objetivos respecto al pasado, y algunas veces ese cambio no suele ser bien asumido por los jugadores. Son situaciones que pueden tener una influencia negativa a largo plazo en la dinámica de un grupo. Valores como la sinceridad, honestidad, o el respeto nos pueden ayudar a revertir esta situación traumática para el jugador. La búsqueda de objetivos comunes, individuales, y grupales, limará las posibles diferencias existentes.

Cuando hablamos con un jugador, y explicamos su rol en el equipo, las palabras deben traducirse en acciones, si el entrenador no es capaz de mantener su liderazgo dentro del grupo, éste poco a poco se irá alejando emocionalmente del mensaje, y de los objetivos que se pretenden alcanzar, lo cual supone un grave peligro para la dinámica positiva de un grupo. Debemos encontrar un equilibrio entre la paz social de un grupo, y el rendimiento del equipo.

No cabe duda que mantener un grupo unido es sinónimo de éxito, para ello los roles de todos los componentes del equipo deben quedar bien claros desde el principio. Y es que la honestidad del entrenador con cada uno de sus jugadores le permitirá tener credibilidad delante de ellos, la credibilidad ayuda a consolidar el liderazgo de la figura del entrenador, y eso se traducirá en compromiso, y confianza por parte del grupo de jugadores. Ahora, ¿Es un aspecto a tener en cuenta o no?. Si reflexionamos sobre ello nos daremos cuenta de la importancia que tiene este aspecto en nuestro deporte.

«Los campeonatos no se ganan, a menos que un equipo haya forjado un alto grado de unidad, sólo conseguido a través de la entrega desinteresada de cada uno de sus jugadores». Values of the game. Bill Bradley.

 

Por Alex Senra del Cerro
Entrenador superior baloncesto
Gabinete técnico JGBasket

 

Publicada el: 26 Ago de 2013 @ 08:21

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