Entrevista Javier Balmaseda. Foto portada Miguel Ángel Forniés
Iniciamos una nueva temporada en JGBasket con la visita de Zan Tabak, con el que repasaremos su trayectoria como jugador de baloncesto, con especial atención a sus años en la Jugoplastika, considerado por muchos el mejor equipo europeo de todos los tiempos.
Zan Tabak (Split, Croacia, 54 años) era un pívot de 2,13 m que se formó en la cantera de la Jugoplastika de Split, donde jugaría hasta 1992. Después de unos años en Italia se atrevió a dar el salto a la NBA, por entonces era embarcarte en un viaje casi a lo desconocido. Houston Rockets, Toronto Raptors, Boston Celtics e Indiana Pacers fueron sus equipos. Sin embargo, no dispuso de muchos minutos de juego en Estados Unidos y decidió poner fin a su carrera profesional en España en el 2005, después de haber conseguido un palmarés envidiable, campeón de la Copa de Europa con la Jugoplastika en tres ocasiones consecutivas, campeón de la NBA con los Houston Rockets y subcampeón olímpico con Croacia en Barcelona 92. Al poco de retirarse comenzó una nueva etapa como entrenador.
¿A qué te dedicas ahora? Estás entrenando en Polonia, ¿no?
Sí, ahora mismo estoy en Polonia, en Sopot.
Llevas años entrenando en diferente países, pero en esta entrevista nos gustaría centrarnos principalmente en tu etapa como jugador de baloncesto. Háblanos de tus inicios. ¿Cómo llega el baloncesto a tu vida?
Bueno, yo crecí en lo que ahora es Croacia, antes Yugoslavia, que era un país socialista, donde el deporte era muy importante en el crecimiento de todos los niños, y donde hacer deporte era gratuito, y todos practicábamos deporte. Yo, cuando era niño, entrené a natación, waterpolo, balonmano… y después del balonmano, en un punto cuando ya era demasiado alto y también porque mi club tenía algunos problemas, pues me fui a probar al baloncesto. Llegué al baloncesto con 14 años y me gustó, me ha gustado siempre. Estaba ahí, con chicos y chicas, porque en esta época la Jugoplastika tenía equipo de chicos y chicas. Me quedé ahí, no puedo decir por amor de baloncesto, pero me quedé por la compañía de los niños y niñas que había en esta época.
Entraste directamente a la Jugoplastika, ¿no?
Sí, directamente a Jugoplastika de un club de balonmano de barrio local.
¿Eras ya muy alto por entonces cuando empiezas a jugar al baloncesto con 14 años?
Sí, con 14 años ya medía 1,97 m o algo así.
¿Cómo eran los duelos entre clubes en la antigua liga yugoslava? Había mucho nivel, ¿verdad?
Bueno, en estos últimos años de la liga de la antigua Yugoslavia, yo creo que era la liga más fuerte de toda Europa. Nosotros jugamos sin extranjeros, pero de esta liga después han salido 20 jugadores NBA. Así que esta fue seguramente la liga más fuerte que había en Europa, y para nosotros, lo digo siempre, era mucho más difícil competir para ganar la liga que para ganar la Euroliga, porque en esta época teníamos un Partizan, Cibona, Estrella Roja que eran tan fuertes que era muy difícil competir con ellos para ganar el título de la ex Yugoslavia. En esta época en Partizan jugaba Obradovic, Danilovic, Djordjevic, Paspalj, Divac… yo que sé, no quiero olvidarme de nadie… era un equipazo.
Entonces, ¿era más difícil ganar la liga yugoslava que la Euroliga?
Bueno, no puedo decir que era más difícil, pero era igual, vamos.
¿Contra qué equipos teníais más rivalidad?
Había rivalidad local con equipos como Zadar o Sibenik, había rivalidad a nivel de Croacia con Cibona, y después había rivalidad a nivel de estado para ganar la liga con Estrella Roja o Partizan.
En la antigua liga yugoslava te enfrentas a Petrovic y Djordjevic, dos jugadores que también fueron compañeros tuyos. Coincidiste con Djordjevic en Milán y Real Madrid, y con Petrovic en la selección croata.
Bueno, Drazen era más mayor que yo y no tuve mucho contacto con él en la liga porque cuando yo empecé a jugar en la liga él ya se fue al Real Madrid y a la NBA. Yo siempre le veía como un ídolo, un espejo en el que mirarte y querer llegar. Y después, con Sasha sí que me he enfrentado más veces en la ex Yugoslavia, pasé dos años con él, éramos y somos amigos, y con Sasha tenía muy buena relación. Ambos han marcado la historia del baloncesto europeo en su época a su manera.
¿Quién era el líder de aquella Jugosplatika que reinó en Europa?
Yo, que era el más joven del equipo, te puedo hablar desde mi punto de vista. El líder era el único jugador que era un poquito más mayor, que era Dusko (Ivanovic), el resto éramos muy jóvenes, y Dusko creo que tenía 28 o 29 años.
¿Aspirabais a ganar la Copa de Europa, la primer de las tres en Múnich, antes de empezar la competición? ¿Os veíais con opciones reales para ganarla al comenzar la temporada 88/89?
Nosotros ganamos este título tres años seguidos y yo creo que el primer y el tercer año nadie esperaba que lo íbamos a ganar, el tercero porque la mitad del equipo se fue. Yo creo que el segundo año teníamos el equipo más fuerte, la Jugoplastika más fuerte que hubo. Nadie nos veía como ganadores en el primer año, ni nosotros mismos. Nos metimos en la Final Four en el último tren.
¿Qué recuerdas de aquella primera Final Four en Múnich?
Mira, estamos hablando de cosas que han pasado hace muchos años, pero yo me acuerdo que hay un momento en que estamos ganando de 15 o 16 o algo así contra Barcelona, y estamos en un tiempo muerto, y nos dicen en el tiempo muerto que por favor no nos pongamos nerviosos porque estamos ganando de muchos puntos de diferencia. No esperábamos que podíamos ganar. Yo me acuerdo que durante la temporada, cuando íbamos a jugar contra el Barcelona en los partidos de la Liga Europea, yo me acuerdo que Boza nos decía: “Mirad a los jugadores del Barcelona como ejemplo de profesionalidad, como llegan antes, se estiran, tiran, se toman su tiempo…”, porque Barcelona en esta época, bueno de siempre, tenía un equipazo y tenía unas figuras dentro de la época que, para nosotros que éramos muy jóvenes y llegábamos al mundo del baloncesto de élite, eran ejemplos a seguir.
Entonces Boza Maljkovic durante aquel tiempo muerto insistió en que no os pusieseis nerviosos, ¿no?
Sí. “No os pongáis nerviosos, tranquilos, seguir jugando, no intentéis guardar la diferencia, sino jugar libre como hasta ahora”. Esas fueron sus palabras.
¿Qué tenía aquella Jugoplastika, además de talento, para haberse convertido en uno de los mejores equipos de la historia del baloncesto europeo?
He visto equipos con similar calidad, pero después, cuando yo salí de Jugoplastika, no he encontrado ningún club donde he trabajado como entrenador o como jugador, con esta ética de trabajo que tenía Jugoplastika. No solo es talento, es talento más una cantidad brutal de trabajo.
¿Muchas horas de entrenamientos, muchas sesiones de entrenamientos…?
Muchas horas, muchas sesiones, mucha disciplina, mucho sacrificio, mucha calidad de los entrenadores, donde todo era planificado. Un club que en esta época funcionaba al nivel de los mejore clubes de Europa, y no estoy hablando por presupuesto, nosotros realmente no teníamos ni los salarios ni la parte económica como podía tener Barcelona, Real Madrid, Milán, Maccabi… pero todo esto que tenían los equipos grandes europeos, que era necesario para hacerse mejor jugador o para ganar partidos, nosotros también lo teníamos.
¿Cómo era el trabajo físico por entonces? Ha cambiado mucho, ¿no?
Sí, ha cambiado, no se puede comparar… Yo creo que ahora el trabajo físico es mucho más calculado y se está pensando mucho más en el futuro como seres humanos que como deportistas, es decir, que cuando dejen de jugar todavía puedan tener una vida saludable. En nuestra época yo creo que esto no se pensaba mucho, se pensaba más en la performance (rendimiento) de este momento.
Fuera del baloncesto, ¿cuáles eran las características de todos los que formabais parte de la Jugoplastika? ¿Os llevabais muy bien, hacíais muchas cosas juntos…?
La mayoría de la gente de este equipo era gente de la misma ciudad, que ha crecido en Jugoplastika. Kukoc, Radja, Perasovic, Sobin, yo… éramos todos de Split.
Erais más que compañeros, habíais crecido juntos.
Éramos de una edad distinta, pero crecíamos con los mismos valores deportivos en la sangre.
¿Cómo era entrenar con Maljkovic? ¿Qué es lo que más aprendiste de él, en tu posterior carrera como entrenador, de sus métodos de entrenamiento?
Todo. Yo era un niño y aprendí prácticamente todo en este momento importante del baloncesto. A mí me ha dado fundamentos para todo el resto de mi carrera.
¿Destacas algo de él por encima de lo demás?
Bueno, yo no te diría por encima de lo demás, yo te diría que hay una parte buena en esto y una mala. Hay una buena porque me ha enseñado en el principio de mi carrera cómo se deben hacer exactamente las cosas, y hay una parte mala porque las cosas que llegaron después ninguna estaba cerca de esto.
Quieres decir que el listón ya estaba muy alto con todo lo que habías aprendido de Maljkovic.
El listón ya estaba demasiado alto. Después, vayas donde vayas, tu entrenador te está proponiendo algo y tú ya sabes que tú has visto, con Boza, cómo funciona de la mejor manera y esta manera es para ganar.
Maljkovic había puesto el listón muy alto tanto a nivel de éxitos como a nivel de metodologías.
Claro, claro. Una metodología probada, horas de entrenamiento… Y todo lo que llega después, cuando sales de la Jugoplastika, tú ya lo has visto mejor.
Centrándonos en tu etapa con la selección croata, ¿cómo fueron los inicios de aquella selección?
Nosotros teníamos doble rol, era el rol deportivo, intentar jugar bien, intentar ganar partidos, y por otro lado estábamos jugando en la época cuando nuestro país estaba en guerra y cuando nuestro país estaba luchando por su independencia y por su reconocimiento mundial. Éramos los embajadores más importantes de nuestro país en el mundo.
¿Qué recuerdas de vuestra participación en los Juegos Olímpicos de Barcelona? ¿Había muchas miradas puestas desde Estados Unidos en vuestro equipo? Drazen, por ejemplo, ya estaba en la NBA.
No es lo mismo hablar conmigo que hablar con Toni o Drazen, porque ellos ya estaban dentro, Toni estaba a un paso de estar ahí. Yo también estaba drafteado, pero yo todavía no había jugado fuera de Croacia, todavía no era un jugador reconocido fuera de mi país. Yo me fijaba muchísimo, no solamente en los jugadores del Dream Team, también en mis compañeros, había algunos que eran ya jugadores muy reconocidos.
Eres drafteado en el 91, pero ¿en qué momento llega el interés de la NBA por ti?
En el momento cuando unos ojeadores vienen a Split para ver a Toni Kukoc y se fijan también en que hay otro jugador en el equipo. Y así me elijen a mí en el draft por parte de Houston.
Venían a ver a Toni Kukoc pero les llamaste la atención y se fijaron en ti.
Eso es, porque en esta época no había internet, no había partidos de televisión en todos los sitios, todos iban por VHS, así que la mayoría de las cosas se hacían visualmente, cara a cara. Se presentaron en Split para vernos jugar.
¿Cómo fueron tus inicios en la NBA? Fuiste de los primeros europeos en jugar allí. ¿Fue muy duro aquello?
En definitiva, fue muy distinto. Yo no quiero decir cuánto fue de duro o si fue más duro que ahora, porque yo no sé cómo es ahora para los jugadores que se van a la NBA. En definitiva, fue distinto porque el jugador que no había crecido en el baloncesto de Estados Unidos en esta época, no era habitual que jugase en la NBA, había 7 o 8 en toda la liga, y ahora prácticamente un tercio de los que juegan allí son jugadores que no han crecido en la NBA. En esta época a un jugador que llegaba de Europa se le miraba así, “eres talentoso, eres bueno, pero debes aprender a jugar a nuestra manera”. Ahora hay mucho más respeto de Estados Unidos que antes no solo hacia el jugador europeo, también hacia el baloncesto europeo en total.
Cuando fichas por los Rockets en la temporada 94/95, la estrella del equipo era Hakeem Olajuwon. ¿Eras consciente de eso y de que quizá no ibas a disponer de muchos minutos de juego?
Yo he dicho siempre que cuando yo era jugador a mí me parecía que estaba subido en un tren de alta velocidad, y que miraba hacia fuera y todo el resto de gente en mi vida, gente que no estaba metida en el equipo, estaba fuera del tren. Yo no empecé a mirar y a reflexionar sobre qué he hecho con mi carrera hasta que no la he acabado. En esta época simplemente me iba a un equipo donde jugaba el mejor jugador del mundo, yo estaba muy contento porque yo trabaja con él todos los días, aprendí mucho de él, pero también el primer año no estaba muy contento, a pesar de que ganamos la NBA, porque yo venía desde Europa y quería jugar, y por eso el segundo año me trasladé a Toronto.
¿Cómo era entrenar día a día con Hakeem? Supongo que aprenderías mucho de él. Era un lujo para un pívot como tú tener de compañero al mejor pívot del mundo.
Aprendí muchísimo. Sí, es un lujo. Es un tipo muy bueno, es muy buen profesor, muy buen maestro del baloncesto, le gusta enseñar, no solo tiene calidad, sino también le gusta enseñar y sabe cómo enseñar.
¿Se paraba a enseñarte, corregirte, aconsejarte…?
Nosotros todos los días, antes o después del entrenamiento, tirábamos y jugábamos 1×1.
¿Recuerdas alguna anécdota de aquellos duelos a diarios con Olajuwon?
Yo soy una persona muy mala contando anécdotas y acordarme de ellas, la verdad (risas). Me cuesta…
Después de tu año en Houston juegas en Toronto, Boston e Indiana, con escala en el Fenerbache. En Indiana fuiste compañero de Reggie Miller y te entrenaron dos leyendas de la NBA, Larry Bird e Isiah Thomas.
Larry Bird me tuvo solo un año, con Reggie Miller compartí vestuario dos años e Isiah Thomas marcó mi carrera deportiva en muchas etapas distintas, primero como presidente y propietario de Toronto, después como mi entrenador en Indiana, y después como mi jefe porque yo trabajaba como ojeador en New York y él era también el presidente de los Knicks.
Reggie Miller es, sin duda, uno de los mejores tiradores de la historia del baloncesto. ¿Era de los que se quedaban a tirar y a tirar?
No hay ninguna estrella con la que haya jugado, es decir, ningún jugador que haya dominado el baloncesto, que aparte de su talento innato no pusiese horas y horas trabajando, y Reggie Miller era igual.
Antes de tu paso por la NBA juegas una temporada en Milán, donde coincides con Dino Meneghin o Antonello Riva.
Era el último año de Dino Meneghin, yo tenía 22 años y él tenía 44 o algo así, si no recuerdo mal. Me acuerdo de tener mucho respeto hacia él porque en esta época era una leyenda del baloncesto europeo. Era muy duro entrenar con él todos los días, pero Dino no tiene nada que ver durante el entrenamiento y después del entrenamiento, después del entrenamiento, fuera la cancha, es un tipo maravilloso.
Acabas tu carrera profesional como jugador de baloncesto en la ACB. Real Madrid, Joventut y Unicaja fueron tus equipos en España.
Son tres clubes grandes del baloncesto español. Yo, cuando llegué a España, durante mis primeros dos años, me sentía mal por no haber venido a España antes, en mis mejores años, es decir, cuando estaba en el pico de mi carrera.
¿Hubo ofertas de España durante tus mejores años?
Sí, sí hubo ofertas, pero yo me quedé en la NBA porque quería seguir con mi carrera allí. Tuve ofertas de España, pero no las consideraba porque quería quedarme en Estados Unidos. Cuando vi cómo estaba el baloncesto español, cómo estaba la liga organizada, pasé toda mi vida en España, pero me sentí mal por no haber venido antes.
Has coincidido con grandísimos jugadores en el Viejo Continente, como Kukoc o Petrovic. ¿Son ellos dos los mejores europeos de tu época?
No son Kukoc y Petrovic, Kukoc es el mejor europeo. Para mí, Kukoc es el mejor europeo con el que he jugado o contra el que me he enfrentado. Sasha Djordjevic es un grandísimo jugador, Drazen Petrovic es un grandísimo jugador, Sabonis, Marciulionis, yo qué sé, Volkov, Antonello Riva… todos ellos son grandísimos jugadores, pero para mí quien tenía una clase por encima de los demás es Kukoc. Era un jugador antes de su tiempo, un adelantado a su tiempo.
¿Y a nivel de la NBA quién te llamó más la atención?
Se está hablando ahora de quién es mejor, Michael Jordan o Lebron James, pero yo me quedaría con Olajuwon porque es un tío que yo conozco, una persona buena y también porque juega en mi posición.
Entrevista por JAVIER BALMASEDA.
Colaborador JGBasket
MIGUEL ÁNGEL FORNIÉS nació en Badalona el 18 de septiembre de 1952. Estudió en los Salesianos Badalona y en el Colegió Badalonés. Servicio Militar en Campo Soto, Cádiz.
Fotoperiodista de Devoción. Colaboró con Eco Badalonés, 5Todo Baloncesto. Desde 1981 con Nuevo Basket como fotógrafo. Primer fotoperiodista en viajar a ver y fotografiar partidos de la NBA en 1984. Europeo de 1973, cinco Mundiales Júnior (de 1983 a 1999). Quince meses trabajando, viviendo y jugando a baloncesto en Argelia (Sidi Bel Abbès).
Mundial de España 1986, Mundial de Argentina en 1990. JJOO de Barcelona 1992 como adjunto del jefe de prensa de baloncesto. Ha escrito dos libros, Crónica de un viaje alucinante (en 2009) y Memorias Vividas (en 2015). Durante 19 temporadas (1996-2014) responsable de prensa del Club Joventut Badalona.