En la segunda de las ventanas de clasificación, en un formato que mantiene enfrentados a FIBA y Euroliga y en el que el gran perdedor es el baloncesto por las ausencias y el poco interés que despierta, España ha conseguido, tras su aplastante victoria ante Rumanía, el billete para el próximo Eurobasket, que se ha retrasado para 2022 después de aplazarse los Juegos Olímpicos para el próximo verano.

Como viene siendo habitual, las ventanas han generado polémica, pero, en esta ocasión, ha sido por la permisibilidad de la FIBA, que obligó a las selecciones a estar siete días aislados en sus respectivas sedes, pero dejó que algunos jugadores –Larkin, Shengelia o Ponitka, entre otros– se uniesen, después de disputar la Euroliga con sus equipos, a las concentraciones. Todo un despropósito con el que se daba al traste con el efecto burbuja.

Concentrados en Valencia, Scariolo tuvo que tirar de ingenio para configurar una lista en la que dio cabida a jóvenes talentos emergentes en la ACB y veteranos como Beirán o Quino Colom, que no están atravesando su mejor momento en sus respectivos clubes, sobre todo, el base andorrano, descartado por el Valencia y que ha demostrado todo su potencial, poniéndose en el escaparate.

La selección necesitaba ganar sí o sí a Rumanía para no complicarse el pase después de caer ante Israel. Sobre el papel, los rumanos tenían pocos opciones, pero no había margen de error y los españoles salieron desde el principio con la intención de no dar ni la menor opción a su rival. Con un ritmo altísimo, España rompió el partido antes del descanso y se relajó. Scariolo introdujo cambios para tratar de subir la intensidad y el último cuarto fue un paseo para un equipo que acabó ganando por más de cincuenta puntos.

En el primer duelo, España se las prometía felices con un Colom soberbio, que dirigió a la perfección a los suyos para ponerles con una cómoda renta, que llegó a ser de hasta dieciocho puntos, pero el paso por vestuarios aletargó a los españoles que vieron como, en un abrir y cerrar de ojos y a base de triples, Israel remontaba el partido. La victoria se iba a decidir en los minutos finales y ahí a Colom le pasó factura la inactividad y los españoles pecaron de inexperiencia para acabar sucumbiendo en un choque que parecía controlado.

En un grupo de cuatro equipos en el que se clasificaban tres, la emoción acabó brillando por su ausencia, principalmente, porque Rumanía se ha mostrado muy inferior al resto, por lo que la última de las ventanas solo servirá para tratar de encajar piezas y dar minutos a los jóvenes. Lo único positivo de este formato es que jugadores que, de otra manera tendrían pocas posibilidades de debutar con la absoluta, ven cumplido su sueño.

Por Víctor Escandón Prada
Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto
Gabinete técnico JGBasket

Foto: FIBA

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