Ya anunciaba Scariolo que los jugadores que iban a jugar la primera de las ventanas iban a ir a muerte para conseguir la clasificación y así fue. La ilusión era la palabra clave ante este gran reto y vaya si ilusionaron a los aficionados al baloncesto, sobre todo en el segundo duelo ante Eslovenia, actual campeona de Europa.
Esta nueva España ha conseguido, de la mano del seleccionador, lograr un bloque sólido en el que juventud y veteranía han sido una mezcla perfecta para sumar dos victorias que hace una semana se presumían complicadas y que allana el camino hacia el Mundial 2019. Los españoles se quitaron un gran peso de encima con su victoria en Montenegro, liderados por los jugadores más experimentados del bloque como Fran Vázquez, Sergi Vidal y Quino Colom, que demuestra una vez más que es un base de garantías que lleva años mereciéndose una oportunidad, lejos del frío ruso, en un equipo español de Euroliga.
Las críticas los días previos parecieron, lejos de hundir a los jugadores, ser un plus de motivación para demostrar que tenían el nivel para estar allí y defender la camiseta de la selección. La prueba de fuego era Eslovenia, que contaba con siete jugadores que hace unos meses se proclamaron campeones de Europa, bien es cierto que les faltaba su Big Three –Doncic, Goran Dragic y Randolph–, pero contaron con dos jugadores que han estado en los últimos tiempos en la órbita del Real Madrid, Prepelic (27 puntos) y Vidmar (24 puntos), que sostuvieron al equipo, pero que no fueron suficientes ante el empuje español, alentado por un pabellón que respira ACB.
Quino Colom dio todo un recital con 25 puntos y 9 asistencias, secundado por un gran Sergi Vidal, que se había posicionado claramente diciendo que él estaba para lo que hiciese falta y cuando hiciese falta. Y ahí ha estado, con un 6/7 de triples que rompió el partido ante los eslovenos y selló el segundo triunfo. Da gusto también ver como hay jugadores de futuro como Sebas Saiz u Oriol Paulí, otro talento forjado por Aíto García Reneses.
Al final, Mediaset recapacitó y decidió retransmitir los partidos, eso sí, en Be Mad, dándole un trato secundario, con unos resultados de audiencia irrisorios. En el primer duelo del viernes, la selección competía con el Panathinaikos–Real Madrid que, a pesar de ser emitido en un canal de pago, registró solo 5.000 espectadores menos que el de España, en abierto. Anotándose un punto más la Euroliga en ese enfrentamiento que mantiene con la FIBA y que ha quedado patente en estos primeros partidos clasificatorios. En el segundo choque ante Eslovenia, se duplicó la audiencia, llegando a los 162.000 espectadores.
En febrero de 2018 se vivirá el segundo capítulo de este culebrón. De momento para esa segunda ventana, habrá un duelo Barça–Real Madrid en Euroliga. Por lo que parece, a menos que haya una solución al conflicto, con un acuerdo entre ambas partes, la situación seguirá igual, pero lo bueno es que Scariolo sabe que llame a quien llame, van a responder y darlo todo por esta camiseta.
Por Víctor Escandón Prada
Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto
Gabinete comunicación JGBasket
Foto: FIBA Europe