Los eslovenos tuvieron que sufrir de lo lindo para ganar el campeonato, pero la victoria les ha sabido muchísimo mejor. Tras un Eurobasket impoluto , demostraron ser un equipo por encima de las individualidades, aunque si alguien destacó por encima del resto fue Dragic –35 puntos–, MVP del torneo e integrante del quinteto ideal junto a Doncic, Pau Gasol, Shved y Bogdanovic.
La final parecía una continuación del duelo contra España, con Eslovenia totalmente enchufada, llegó al descanso con 56 puntos, mientras los serbios, agazapados, trataban de mantenerse y esperar su oportunidad. Dragic estaba desbocado y resultaba imparable, 20 puntos en el segundo cuarto. Aún así, los de Djordjevic guiados por Bogdanovic se aferraban al choque. Tras el descanso, llegaba la mala noticia, Doncic abandonaba la pista y no regresaría más tras torcerse el tobillo en un rebote. Para entonces, Serbia ya se había metido en el partido. El oro se decidiría en el último cuarto.
Sin Doncic y con Dragic agotado, las caras de preocupación inundaban el banquillo esloveno, la final se les estaba poniendo cuesta arriba. Macvan –18 puntos– emergía para poner, con cinco minutos por jugarse, a los serbios por delante. Era el momento de reaccionar y, entonces, salió el talento y, sobre todo, el atrevimiento de Igor Kokoskov, un técnico desconocido para el gran público, pero que ha demostrado un conocimiento del juego y una dirección al alcance de muy pocos. Sentó a Dragic y dio el protagonismo a Prepelic y Randolph, que respondieron a la perfección, para dar a su selección un campeonato merecido, heroico e histórico.
Por su parte, los españoles sumaron una nueva medalla y Navarro pudo despedirse de la selección a lo grande, una vez más, subido al pódium. Los de Scariolo conscientes de lo que se jugaban salieron muy metidos al partido, sabiendo que sus opciones pasaban por cargar el juego interior con los Gasol y vaya si lo hicieron. Su dominio de ambas zonas era patente hasta que Marc robó un balón y cuando se puso a salir al contraataque se dobló el tobillo tras un choque con un defensor ruso. Lejos de descentrarse, la selección, de la mano de Pau, dio un paso al frente y llegó al descanso con un dominio abrumador (45-28).
La buena noticia, tras el descanso, fue que el mediano de los Gasol parecía recuperado y podía volver a saltar a pista. Y vaya si lo estaba, cogió el relevo anotador de su hermano en el tercer cuarto y el bronce parecía encarrilado, pero Rusia ya demostró que nunca se rinde. Sin Shved, en el banquillo olvidado por su entrenador, y con un quinteto aguerrido, poco a poco, fueron recortando la renta y, tras la expulsión de Ricky por dos antideportivas, se colocaron a tres puntos, a falta de tres minutos.
España, al igual que en la semifinal, siguió negada desde el triple (3/13). Y ahí, volvió a aparecer el pívot de los Spurs para marear a Mozgov al poste y sentenciar el duelo. Pau y Marc, con 26 y 25 respectivamente, y el Chacho (16 puntos y 9 asistencias), en los momentos de mayor colapso del ataque español, guiaron a la selección a la medalla, pero el héroe, sin duda, era Juan Carlos Navarro.
Octavos de final
Alemania, 84–Francia, 81
España, 73–Turquía, 56
Eslovenia, 79–Ucrania, 55
Letonia, 100–Montenegro, 68
Lituania, 64–Grecia, 77
Croacia, 78 –Rusia, 101
Finlandia, 57–Italia, 70
Serbia, 86–Hungría, 78
Cuartos de final
Alemania, 72–España, 84
Eslovenia, 103–Letonia, 97
Grecia, 69–Rusia, 74
Italia, 67–Serbia, 83
Semifinales
España, 72–Eslovenia, 92
Rusia, 79–Serbia, 87
Tercer y cuarto puesto
España, 93–Rusia, 85
Final
Eslovenia, 93–Serbia, 85
Por Víctor Escandón Prada
Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto
Gabinete comunicación JGBasket
Foto: FIBA Europe