Se acaban los adjetivos para una selección que está haciendo historia y enganchando a la afición por su carácter, su garra y su talento, porque sí, esta selección tiene talento, si no, no podría haber llegado hasta la final. Emociona ver a equipos de formación acabar su entrenamiento e ir corriendo a por el móvil o la tablet para conectarse al partido y vibrar con los de Scariolo.

España tenía el difícil reto de superar, posiblemente, a uno de los equipos más en forma del campeonato, Alemania, que contaba, además, con el aliento de más de 14000 germanos en el Mercedes-Benz Arena de Berlín. Era fundamental entrar bien en el choque y los nuestros, lo hicieron, respondiendo a cada canasta alemana, con un gran Willy –16 puntos–, llegando a alcanzar los seis puntos de renta (21-27) antes de que Lo metiese un triple de más de diez metros sobre la bocina.

El segundo cuarto arrancaba con España mucho más metida y, con dos triples de Rudy,  amplió la ventaja hasta los nueve puntos (24-33). Era un momento clave y Schröder, estrella germana y reciente fichaje de los Lakers, salió al rescate y con 19 puntos al descanso –30 al final del encuentro y 8 asistencias–, dio la vuelta al choque con un parcial de 19-4. Tocaba pasar por vestuarios a reflexionar y encajar piezas de cara a la segunda mitad.

Los anfitriones salieron con un punto más de intensidad tras el descanso, con la intención de romper el duelo (55-46). España necesitaba un cambio y Scariolo metió en pista a Alberto Díaz para tratar de frenar a Schröder. El base malagueño, sublime en defensa y también en ataque, propició un parcial de 2-15 que mantenía intactas las opciones españoles, pero fue un visto y no visto, Alemania dio la vuelta a la situación y, con un 14-4, retomó el mando para irse con ventaja al último cuarto (71-65).

España había resistido y quedaban diez minutos para seguir soñando. Con dos bases en pista, Alberto Díaz y Lorenzo Brown, el norteamericano cedía la dirección al malagueño para estar más fresco a la hora de atacar el aro. La pizarra de Scariolo funcionó y Brown se erigió en protagonista –29 puntos y 6 asistencias–, acompañado de Juancho, que sentenció el partido con un mate, y de un completísimo Garuba –4 puntos, 5 rebotes y 7 asistencias–, esencial en el apartado defensivo. Los ocho puntos de renta (80-88) que cosechó la selección en el último minuto fue suficiente y los triples germanos a la desesperado fueron insuficientes para hacer peligrar el triunfo español.

La final será ante una vieja conocida, Francia. Los galos, que habían estado al límite de la eliminación en los primeros cruces, fueron muy superiores a una Polonia que pareció quedarse sin fuerza ni acierto en la semifinal. La superioridad física francesa cerró todas las vías de anotación polacas, anotando solo 18 puntos al descanso. Los de Collet, con un gran Yabusele, sentenciaron el duelo en el tercer cuarto, lo que permitió al seleccionador rotar y dar minutos de descanso a los titulares.

 

Octavos de final

Turquía, 86–Francia, 87

Eslovenia, 88–Bélgica, 72

Alemania, 85–Montenegro, 79

España, 102–Lituania, 94

Ucrania, 86–Polonia, 94

Finlandia, 94–Croacia, 86

Serbia, 86–Italia, 94

Grecia, 94–República Checa, 88

Cuartos de final

España, 100–Finlandia, 90

Alemania, 107–Grecia, 96

Francia, 93–Italia, 85

Eslovenia, 87–Polonia, 90

Semifinales

Polonia, 54–Francia, 95

Alemania, 91–España, 96

 

Por Víctor Escandón Prada
Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto
Gabinete técnico JGBasket

Foto: FIBA Europa

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