Que la final iba a ser épica se vio desde el minuto uno del primer choque. La tensión y el baloncesto se respiraban por partes iguales en cada milímetro del pabellón. Los de Laso sabían que tenían que ganar un partido en Vitoria para poder devolver la serie a Madrid. Y por supuesto, mejor si era el tercero, porque viendo el ambiente del Buesa, como para jugárselo todo a cara o cruz. Y vaya si lo hizo.
El Baskonia salió en tromba, espoleado por su afición, y en un abrir y cerrar de ojos puso el 8-0 en el marcador, con una intensidad defensiva al alcance de pocos equipos, impidiendo a Carroll que se pudiese levantar, pero al cañonero de Wyoming le basta con poco para armar el brazo y anotar. Sus cinco puntos consecutivos dieron un respiro a los madridistas, que tuvieron que sobreponerse a otro arrebato vitoriano (17-8) para llegar al final de los diez primeros minutos con el 24-20 en el electrónico.
El segundo cuarto fue un intercambio de golpes y de triples, en el que Vildoza volvió a demostrar que está siendo uno de los grandes protagonistas de la final. En el lado opuesto, Thompkins, otra vez decisivo (4/4 en triples) y Carroll mantenían al Madrid ante la ausencia de Llull que, con un 0/10 en tiros de campo, parece no haber encontrado su sitio en el playoff.
La salida de vestuarios había sido decisiva en el segundo partido y sabedores de ello, los de Pedro Martínez no querían que el Madrid volviese a encarrilar. Enchufados, con un Beaubois inspirado –tres triples consecutivos– y un parcial de 11-2, encendían las gradas del Buesa, que saborean el 2-1, pero esto es muy largo y los visitantes ya han demostrado que nunca bajan los brazos.
Era el momento de Doncic, 11 puntos en el cuarto para acallar las críticas sobre su intermitente juego en la final. Como si quisiese conseguir el 3-1 por la vía rápida para poder asistir al draft de la NBA el próximo jueves, el esloveno se puso en modo jugón y dio la vuelta al partido para guiar a los suyos a su máxima renta a los suyos (60-65) antes de que Voigtmann, renqueante de la lesión en el tobillo, anotase un triple sobre la bocina para volver a hacer crear a los vitorianos.
Como si esa triple hubiese activado a los locales, saltaron al último cuarto inspirados y otro gran parcial, con Shengelia culminando contraataques, les ponía de nuevo arriba con una renta importante (72-65). Faltaban más de seis minutos y ahí se le cerró el aro a los baskonistas –solo anotaron 6 puntos de ahí al final– o más bien lo cerró Tavares, el caboverdiano estuvo otra vez inconmensurable con 7 puntos, 8 rebotes y 5 tapones, el último decisivo a falta de treinta segundos. A los locales les faltó temple y ansiosos por el ambiente no tomaron buenas decisiones en ataque. Y eso, un rival como el Madrid, no lo perdona.
Mientras los de Laso buscarán cerrar la final en el cuarto partido, los vitorianos esperan alargar la serie y jugárselo todo a una carta en Madrid. De momento, el cuarto partido. Puro espectáculo.
Final Liga Endesa
Real Madrid, 90–Kirolbet Baskonia, 94
Real Madrid, 98–Kirolbet Baskonia, 91
Kirolbet Baskonia, 78–Real Madrid, 83
Por Víctor Escandón Prada
Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto
Gabinete comunicación JGBasket
Foto: ACB Photo / Arrizabalaga