Mucho se habla en los días posteriores a la victoria de Eslovenia en el Eurobasket del espectacular campeonato de Dragic, Doncic, Prepelic e incluso de Randolph, que su gran actuación le ha podido volver a abrir las puertas a la NBA. Pero poco se habla de Igor Kokoskov, artífice de este milagro para un país con dos millones de habitantes.
Es muy probable que esta selección no haya sido la mejor sobre el papel que han presentado los eslovenos en los diferentes campeonatos, pero sí la que más se ha parecido a un equipo, con un juego alegre, coral y, sobre todo efectivo, que ha cautivado a los espectadores.
El destino quiso que Kokoskov, serbio de nacimiento y estadounidense de adopción, le arrebatase el Europeo al país que le vio nacer. Ese mismo destino que, unos días después de firmar su primer contrato profesional, con tan solo 19 años, sufrió un espectacular accidente de tráfico que dañó gravemente su pierna izquierda y le obligó a abandonar su sueño de ser jugador de baloncesto. Lejos de desmoralizarse, quiso seguir vinculado al mundo de la canasta y empezó a escribir su historia en los banquillos.
No había pasado ni un año cuando comenzó a entrenar en las categorías inferiores del OKK Belgrado, su talento no pasó inadvertido para el entrenador del primer equipo, Rajko Zizic, que lo fichó como asistente. Un año más tarde, con 24 años, se convirtió en el primer entrenador del equipo, derribando la primera barrera al convertirse en el entrenador más joven en ocupar ese puesto en la extinta Yugoslavia. Tras una temporada, pasó a formar parte de las categorías inferiores del Partizán, pero su talento ya era seguido desde el otro lado del Atlántico.
Aquel accidente de coche, le había abierto la puerta a un mundo, el de los entrenadores, que ni imaginaba, logrando, a los 28 años, cuando el profesional entra en la madurez de su juego, en un pionero de los banquillos al ser el primer entrenador asistente europeo de la NCAA y de la NBA. Todo un éxito. Su paso, una temporada como ayudante en la Universidad de Missouri, le sirvió de trampolín para fichar por Los Ángeles Clippers. Desde entonces, ha pasado por varios equipos NBA (Phoenix –donde coincidió con Goran Dragic–, Cleveland y Orlando), destacando, sobre todo, su etapa en los Pistons, con los que logró el anillo en 2004, junto a Larry Brown, y participó como asistente en All-Star Game de 2006 en Hosuton.
En 2015 recibió la llamada de Quin Snyder, entrenador jefe de los Jazz y que ya le había reclutado dieciséis años antes para la Universidad de Missouri, para ocupar el banquillo de Utah, donde esta próxima temporada coincidirá con Ricky Rubio. Desde hace años, Igor Kokoskov está en primer lugar en las quinielas para convertirse en el primer europeo en dirigir un equipo NBA, pero para ver si derriba otra barrera, habrá que esperar.
A sus 45 años, es todo un veterano de los banquillos, que nunca ha querido perder su vinculación con el baloncesto FIBA y seguir aprendiendo de un baloncesto distinto al norteamericano, y, por eso, tras ser asistente de Obradovic en la selección Serbia en los Juegos Olímpicos de Atenas y en el Eurobasket 2005, se hizo cargo durante siete temporadas de la selección de Georgia, dándole un plus y haciéndola subir un escalón en el baloncesto del viejo continente. Su último reto, todos lo conocemos, se hizo cargo de Eslovenia y, con un campeonato inmaculado, la ha hecho campeona. Ahora, tras el oro, se despide la selección, ya que el nuevo invento de las ventanas FIBA son incompatibles con su cargo en la NBA. Una lástima, pero habrá que seguir muy de cerca los pasos de este pionero de los banquillos.
Por Víctor Escandón Prada
Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto
Gabinete comunicación JGBasket
Foto: FIBA Europe