Ex jugador profesional de baloncesto, padre, psicólogo… Así es José Manuel Beirán Lozano, medallista olímpico en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 84, que, a través de la experiencia vivida, es consciente de que el baloncesto ha cambiado, sobre todo, en lo que se refiere al entorno del jugador (padres, entrenadores…). En JGBasket analizamos todos estos aspectos con esta leyenda del mundo de la canasta.

¿Cómo influye el papel de los padres en el desarrollo como deportistas de sus hijos?

Ahora mismo tienen mucha más influencia que antes, porque en mi época influían menos porque no se involucraban tanto, no iban a ver los partidos. Eso ha cambiado, ahora hay que contar con ellos y no tapar el problema, diciendo que los padres vayan por su lado, tenemos que remar todos en la misma dirección. Hay que ayudar a los padres, porque en muchos casos están perdidos y necesitan que se les oriente. Tienen una gran influencia sobre sus hijos, en muchos casos positiva, aunque también negativa.

¿Cómo canalizar esa influencia?

Necesitan ayuda como cuando también la necesita un entrenador cuando empieza. Tanto el club como los entrenadores tienen que marcar los objetivos del deporte de cantera para que los padres lo sepan y ser ellos mismos los que ayuden a los padres para que con su conducta favorezcan a sus hijos. Es importante formar a los entrenadores en ese sentido.

¿Cree que se presiona a los jugadores cada vez desde más jóvenes?

Creo que sí, que se les presiona con buena intención y otras veces sin saberlo. Hay que saber que los jugadores ya se ponen bastante presión porque quieren hacerlo mejor que sus compañeros, ganar, superar al otro equipo… Es bueno que el entrenador vaya metiendo presión a los jugadores según avancen de edad, pero lo negativo es la presión añadida, en algunos casos por parte de los padres, sin ser conscientes. Cuando antes de un partido le dicen a sus hijos “venga que lo vas a hacer bien”, piensan que están transmitiéndoles confianza, pero lo que les están diciendo es que lo tiene que hacer bien y eso les puede meter una presión añadida, porque nadie puede estar seguro de ganar, de meter 20 puntos por partido, por eso es mejor dejarles. Lo que sí, hay que exigirles siempre actitud, compromiso y esfuerzo, en ese caso sí que puedes quemarte con ellos porque no lo hagan y recriminarles, pero nunca con el resultado.

¿Cómo deben los entrenadores tratar a sus jugadores?

Dándose cuenta de la motivación que tienen por el deporte, que no la tienen en otra cosa, y aprovecharla para su desarrollo emocional. Que el deporte les sirva de ayuda para los estudios y poder, aunque quieran vivir del deporte, seguir formándose, porque cuanta más formación tenga un jugador, mejor deportista será. Hay que apostar por la formación integral del jugador.

¿Qué debe tener un jugador para poder llegar a la élite?

El talento y el desarrollo físico son importantes, pero lo más importante es la actitud. Con dos de ellas puedes llegar a ser profesional o hasta donde te marquen tus límites, pero siempre una de ellas, tiene que ser la actitud. Si tienes talento y físico, pero no actitud, puede ser un buen jugador, pero no va a llegar a ningún sitio. Lógicamente el que tiene las tres características tiene muchas opciones de triunfar.

Cada vez hay más jugadores que destacan desde muy jóvenes, ¿cómo motivar al jugador para que no se desanime por no destacar a la edad de Doncic o Ricky Rubio?

Hay veces que pasa eso, yo oí a jugadores decir, con 20 años, que lo dejaban aunque eran bastante buenos. Para evitar eso, es importante que se marquen sus propios objetivos y que sean realistas y acordes con su edad y desarrollo físico. También hay que ponerles ejemplos de jugadores, como Garbajosa, que empezó a jugar con 16 años y llegó a la élite o tantos jugadores que han ganado, en categorías inferiores, medallas con la selección española todos los veranos y que luego no han llegado. Lo que tiene que hacer el jugador es trabajar para ser mejor que el mismo.

Un momento difícil en la vida de un deportista, son las lesiones. Usted ya lo vivió y ahora le está tocando vivirlo a su hijo, ¿cómo se afronta esa situación y, sobre todo, la vuelta a empezar?

Hay que ser optimista y confiar en el trabajo de los fisios y de los médicos. El entorno no tiene que estar todo el tiempo encima de ellos, debe apoyarles cuando lo necesitan. Nada más lesionarse, el jugador no lo puede entender, pero, en realidad, es una oportunidad, una oportunidad de trabajar aspectos que no puedes hacer en otro momento, como hacía Raúl López cuando se lesionó la rodilla y se pasaba horas mejorando su tiro sentado. Es importante que cuando salgas de la lesión seas mejor en algo, ya sea técnicamente, físicamente o psicológicamente. Si cuando te lesionas sigues trabajando y esforzándote cada día, a posteriori, siempre lo recuerdas como algo positivo que te hizo crecer.

¿Qué papel puede desempeñar un psicólogo en un equipo de baloncesto?

En el caso de los más jóvenes, marcarles claramente los objetivos del deporte de base y trabajar con los padres, que lo agradecen mucho, y con los entrenadores esos objetivos. Cuando van creciendo, es diferente, se trabaja un poco más con los jugadores las variables que influyen en su rendimiento y que sepan manejarlas. No hay mucha diferencia a la hora de trabajar con jugadores de deportes individuales o colectivos, ya que al final, el jugador de baloncesto es el que sabe cuánto puede esforzarse, y ser capaz de superar el dolor y los malos momentos. Ahí, está solo. Además, el mejor momento para mejorar como jugador es el verano y ese es un trabajo individual.

 

Por Víctor Escandón Prada
Entrenador superior de baloncesto. Periodista
Gabinete técnico JGBasket

 

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