Está claro que no era el Dream Team, que faltaban grandes estrellas, pero solo una bastó, Kevin Durant, para que Estados Unidos se impusiese a Francia y conquistase su cuarta medalla de oro consecutiva.
Las dudas de la preparación y la derrota en el partido inaugural, precisamente ante los galos, abrían una esperanza a que esta vez pudiese haber un nuevo campeón, pero la historia volvió a repetirse. Eso sí, sin la contundencia de anteriores conquistas y por un ajustado 87-82.
Los franceses se plantaban, sin complejos, en la final tras eliminar a la gran sensación del campeonato, la Eslovenia de Doncic, con un tapón de Batum sobre la bocina, la plata estaba asegurada y por qué no soñar con el oro. Ya habían ganado a los estadounidenses y aunque para muchos suponía haber gastado su comodín, sabían cómo hacerlo.
Collet era consciente de la importancia del bloque y trató de implicar al mayor número de jugadores posibles en ataque para buscar las posibles brechas en el entramado defensivo yanqui. Y por momentos, lo consiguió con cinco jugadores -Fournier, Gobert, De Colo, Cabarrot y Yabusele- superando la decena de puntos. Aún así, la gran actuación de Kevin Durant, con 29 puntos, bien secundado por Tatum y el omnipresente Holiday.
Francia trató de agarrarse con uñas y dientes al partido, pero no fue suficiente. La escasa aportación de Batum pudo ser ese elemento diferencial que separa el éxito del fracaso, pero su hazaña épica ya la había librado en semifinales.
El tándem formado por Gregg Popovich y Steve Kerr pudo por fin sonreír y, aunque para ellos todo lo que no fuese hacerse con el oro es una decepción, pudieron redimirse de si debut en el último Mundial.
En la pelea por el bronce, Australia, por fin, pudo romper ese maleficio que le perseguía en las últimas competiciones y sumó la primera medalla de su historia. Y lo hizo gracias a un nombre propio, Patty Mills, flamante fichaje de los Brooklyn Nets, anotó 42 puntos -26 al descanso- para dejar sin argumentos a una Eslovenia agotada y en la que Doncic no tuvo su día en el triple. Un final amargo para una selección que había deslumbrado en la primera semana de competición.
Por Víctor Escandón Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto Gabinete técnico JGBasket
Foto: FIBA