Cuando un jugador es capaz de conseguir por tercera vez consecutiva el título de máximo anotador de la NBA, y tiene tan sólo 23 años, podemos afirmar que, como poco, estamos ante uno de esos fenómenos llamado a marcar una época gloriosa en la mejor liga del mundo.

La elegancia en sus movimientos no está reñida con lo letal de sus picaduras en la pista, y la capacidad de liderazgo sobre el grupo de jóvenes que le acompañan en su andadura en Oklahoma, sólo puede traer satisfacción a los aficionados de su franquicia.

Sus primeros años en la NBA trajeron los primeros reveses en playoff, sin embargo otra cualidad que impulsa el talento de este jugador es su inteligencia, el cómo aprender de los errores cometidos en el pasado, el madurar, y hacer madurar a sus compañeros, preparándolos para aspiraciones de gloria máximas, como es la consecución del anillo de campeones. En sus etapas previas a su llegada a la NBA ya mostraba unas cualidades impresionantes en cuanto anotación se refiere, logrando por otro lado, la mayoría de los galardones a nivel individual, tanto en High School, como en la Universidad de Texas.

Su impacto en la NBA fue inmediato, promediando más de 20 puntos por partido en unos Seattle Supersonics carentes de un referente. Ese rol fue asumido sin problema por el joven Durant, quién además tuvo que afrontar el liderazgo del equipo en su traslado a Oklahoma, ganándose desde el primer día el cariño, y respeto de sus aficionados, e ilusionándolos con el potencial de los Thunder. su entrenador Scott Brooks, no dudó en centrar todo el juego ofensivo en torno a su figura, con unos fieles escuderos como Westborook, o Harden, y la intimidación de Ibaka, se estaban poniendo los cimientos para alcanzar la gloria.

Sus números esta temporada son simplemente brillantes, dominando prácticamente todos los aspectos del juego, y siendo superado sólo por el MVP, Lebron James. 28 puntos, 8 rebotes, y más de 3 asistencias por partido han sido las medias siderales de este fenomenal jugador. Gracias a sus 2,08 y a su tremenda envergadura de brazos, su tiro en suspensión es indefendible para la mayoría de defensores de la NBA, su capacidad atlética le permite correr el campo con suma facilidad, lanzado por un eléctrico Westbrook, y aunque posee un tren inferior bastante más fino que el del resto de jugadores, no resta ni un ápice para que encare el aro con una potencia que le hace ser imparable, sus vuelos sin motor levantan de sus asientos a los espectadores, y el aunque le quede por mejorar a nivel técnico, sus fundamentos en el poste bajo, apoyado por su altura, le permite obtener gran cantidad de ventajas. Su mecánica de tiro es prácticamente perfecta, y la alta velocidad de ejecución, unido a su conocimiento del juego le permite salir de los bloqueos con suficiente ventaja como para tener unos porcentajes más elevados que los del resto de jugadores.

Su enorme talento individual le permite generarse numerosas situaciones de tiro que otros jugadores son incapaces de conseguir. El tiro tras bote, o la penetración son sus armas principales para definir, su primer paso de arrancada es muy largo como para que los defensores lo aguanten sin desequilibrarse, o cometer falta. El IQ, o inteligencia en pista, también nos indica la madurez de este jugador siendo capaz de forzar situaciones que generan ventajas para sus compañeros, especialmente en los finales apretados de partido, donde sabedor que las defensas están más cerradas no tiene inconveniente en ceder el balón a compañeros mejor situados, o directamente ceder el protagonismo a otros dos talentos como Westbrook, o Harden, jugadores efervescientes, muy jóvenes, y eficaces en finales de partido. Su incidencia en el juego ofensivo del equipo es prácticamente la misma en temporada regular que en playoff (30,8% vs 30,7%), y sus medias presentan una regularidad que le convierte en un seguro de vida para los suyos. Como ejemplo sus medias en la primera, y segunda ronda, fueron de 26,5 y 26,8 puntos. Sólo en las finales ante los Spurs elevó su media por encima de los 28 puntos.

Sus porcentajes en liga regular rondan el 50% en lanzamientos más allá de los 5 metros, y cercano al 40% en lanzamientos de tres puntos, lo cual para un jugador que asume la mayor parte de los tiros de su equipo es muy alto. Es cierto que en la regular season en los momentos claves bajó sus porcentajes a medias cercanas al 35%, pero muy pocos aficionados borrarán de sus mentes momentos como el que nos brindó contra Dallas con un triple imposible que supuso la victoria de Oklahoma, o contra Minnesota, donde dejó heladas, por dos veces, las ilusiones de los jóvenes Wolves, o que le pregunten a Houston, o de nuevo a Dallas, con una canasta que supuso una estocada mortal a la eliminatoria entre ambas franquicias en primera ronda de playoff ( http://www.youtube.com/watch?v=4Nb0Yl1k8tg ). Sin embargo en playoff, en esos últimos 5 minutos de partidos sus actuaciones han alcanzado cotas superlativas, especialmente cuando destrozó a los Spurs con 16 puntos consecutivos sin fallo, a falta de 6 minutos comenzó un recital en el que a cada canasta de los Spurs para acercarse en el marcador era respondida por otra de Durant, hasta el punto de agotar mentalmente al rival en esa guerra, sentenciando el cuarto partido de la eliminatoria. Sus porcentajes son del 100% en tiros dentro de la zona (7/7), ante este factor tan decisivo no queda otra que esperar la derrota lo más dignamente posible. Su porcentaje en rango medio es del 57%, muy superior al de cualquier otra estrella de la liga, siendo su único punto negro el lanzamiento desde la línea de tres puntos (17%).

Ante estos números el duelo que pueden protagonizar Lebron, y Durant, en una hipotética final puede ser antológico, dos auténticas estrellas, que dominarán la NBA durante la próxima década, y que a buen seguro, coleccionarán en su palmarés algún que otro anillo, repartiéndose los galardones de MVP de la temporada regular. No hay que olvidar que Durant formará parte del combinado de Estados Unidos que disputará los Juegos Olímpicos, y que será el principal favorito para obtener el Oro. Ya en su primera participación en torneo FIBA, el Mundobasket de Turquía, demostró su clase, siendo amo y dominador de la competición, siendo nombrado MVP de la misma con tan sólo 21 años. ¿Qué futuro aguarda a Kevin Durant?. Es difícil predecirlo, simplemente el límite lo pondrá su hambre de gloria, y visto lo visto a sus 23 años, estaremos ante otro de los grandes de la Historia de este deporte. Además su estereotipo está alejado del clásico jugador afroamericano, plagado de tatuajes, y cegado por el poder del dinero, que en muchas ocasiones coge los caminos más equivocados, ¿Verdad Iverson?, las palabras de elogio de Gregg Popovich, uno de los gurús del baloncesto moderno, calificándolo como mejor jugador del mundo, nos ha dejado una respuesta de Durant que nos muestra otra dosis de madurez, y actitud ante la vida, «no estoy al límite que me gustaría estar como jugador». De momento el trono de jugador más determinante en finales de partido, y especialista en anotación ha pasado a manos de este gran talento, destronando a Kobe Bryant, poseedor del mismo durante más de una década.

 

Por Alex Senra del Cerro
Entrenador superior baloncesto
Analista NBA JGBasket

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