“Cuando algo bueno te pasa yo miro hacia atrás para recordar lo que me trajo hasta aquí. Nos hiciste creer (a él y a sus otros tres hermanos), nos sacaste de las calles y nos llevaste comida a la mesa. Te sacrificaste por nosotros. Tú eres la verdadera MVP”

En una liga en la que los egos en ocasiones son tan grandes que no entran en los vestuarios, encontrar este tipo de declaraciones justo cuando recibes el galardón de mejor jugador de la NBA no es nada habitual, un hecho admirable para un tipo humilde nacido en Baltimore, y que gracias a la combinación de esfuerzo y talento se ha coronado como el dominador absoluto de la mejor liga de baloncesto del mundo. Desde sus 2,06 ha sido por cuarta vez en su carrera el máximo anotador de la NBA, y dada su voracidad y juventud nadie duda que vuelva a lograrlo en próximas temporadas. Su liderazgo ha llevado a Oklahoma City Thunder a ser aspirantes al anillo, el camino no será fácil, muestra de ello el sufrimiento ante Memphis en primera ronda, por delante se presentan unos Clippers que están llamados a enterrar con gloria el turbio caso Sterling, y si por si fuera poco, en la hipotética final esperarían los incombustibles Spurs.

El galardón de MVP reconoce las exhibiciones que “Durantula” ha realizado a lo largo de los 81 partidos de liga regular que ha disputado, en los que ha sido capaz de mirar a los ojos los números de una leyenda como Michael Jordan, marcando un record histórico como el de lograr 25 puntos o más a lo largo de 41 partidos consecutivos. No cabe duda que la lesión de Westbrook ha favorecido que KD diese un paso adelante en cuanto a la anotación de su equipo, pero también es cierto que la baja del base supuso una mayor focalización de las defensas rivales sobre Durant. Sin embargo, su repertorio técnico ilimitado le permitió superar todo tipo de obstáculos defensivos. No importaba si los equipos realizaban 2×1 sobre él, si le castigaban a nivel físico con varios defensores diferentes a lo largo del partido, las lecturas ofensivas de Durant derribaron a la mayoría de los rivales, consolidando una de las mejores marcas de victorias-derrotas de la NBA. Si las defensas se cerraban en exceso los picotazos de Durantula venían desde el perímetro, si entraba en racha su porcentaje de acierto era tan abrumador que no encontraba ningún tipo de respuesta por parte del rival, si la defensa concedía espacios su juego en 1×1 apoyado por un primer paso y bote de salida eran suficiente para penetrar con facilidad hacia el aro.

Obtener el record de puntuación media en su carrera (32 puntos/partido) no implica que hubiese una desconexión con el juego colectivo de los Thunder, asumir más el balón ha supuesto también un segundo record a nivel personal, el de asistencias por partido en una temporada, dejando la marca en 5,5. Números sólo al alcance de los más grandes, en la batalla personal (exclusivamente en pista) encarnizada que ha librado con Lebron James, Kevin Durant por fin ha alcanzado el reconocimiento unánime que el mundo del baloncesto reclamaba para su figura. En una votación en la que las cifras han sido indiscutibles, el propio Lebron ha reconocido su “derrota” dando todo el mérito a la gran labor realizada por el alero de Oklahoma.

Una temporada espectacular que no ha impedido que haya aparecido alguna voz crítica respecto a su figura, el diario Oklahoman se atrevió a publicar una dura portada con el título “Mr. Unreliable” (Mr. No fiable). La incredulidad fue máxima ante tal titular, un jugador cuya ética de trabajo le ha hecho mejorar progresivamente sus porcentajes a lo largo de su carrera NBA, un jugador que ha regalado tantas noches de alegría a sus aficionados, especialista en resolver favorablemente finales de partido, que fue capaz de asumir el liderazgo de una franquicia NBA con una naturalidad impropia de su edad, poniendo en el mapa baloncestístico a un mercado pequeño como el de Oklahoma, ahora conocido en todos los rincones del mundo. La respuesta de Kevin Durant no se hizo esperar, ante una situación crítica ante Memphis asumió galones y convirtió esa crítica minoritaria y puntual en una venganza personal destrozando las ilusiones del equipo de Marc Gasol, que lideraba la eliminatoria por 3-2. Su exhibición en el sexto, y séptimo partido fue otra demostración de poderío de su inmenso talento como jugador.

No cabe duda que la obtención del galardón de MVP le confirma oficialmente como uno de los grandes, tocar las puertas y entrar en el Olimpo de la NBA no es nada fácil, a nivel individual nadie duda que mantendrá, y mejorará sus prestaciones, pero en el frente aparece la presión de alcanzar el anillo de campeón, hay que recordar que Lebron James no empezó a ganarse el respeto de las leyendas de la NBA hasta obtener su primer anillo con los Miami Heat. El reto le llega en el mejor momento de su carrera, a sus 25 años, pero no hay que olvidar que el próximo año puede ser un año de cambios importantes en la franquicia de Oklahoma, una presión añadidad, a los rumores de inestabilidad en el puesto de entrenador de Scott Brooks, hay que sumar la posible salida al mercado de agentes libres de las grandes estrellas de la franquicia, Westbrook, y el propio Durant.

Os dejamos con el emotivo discurso que ofreció al recibir el galardón de MVP:

Por Alex Senra del Cerro
Entrenador superior baloncesto
Analista NBA para JGBasket

 

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