Si el año pasado la imagen del All Star era el salto inicial entre los dos hermanos Gasol, todos los focos en Toronto apuntaron a Kobe Bryant, que disputó el salto inicial ante LeBron. El escolta de Lakers disputó su decimoquinto y último partido de las estrellas. Desde que fuese el jugador más joven en disputar dicho duelo con sólo 19 años y 169 días, siempre ha sido elegido –18 ocasiones– aunque se perdió tres por lesión (2010, 2014 y 2015).
Al igual que le sucedió a Michael Jordan, el ídolo al que siempre imitó, Bryant no pudo rubricar su última aparición con el MVP –se lo llevó Westbrook– y sumar el quinto a un palmarés envidiable, ya que con los veinticinco minutos disputados en esta edición, se convierte, tras otro mito de los de púrpura y oro, Kareem Abdul-Jabbar, en el segundo jugador de la historia con más minutos.
El único borrón a una noche mágica fue verse superado como máximo anotador histórico del All Star por LeBron James, pero ese momento tarde o temprano iba a acabar llegando. Aun así, Bryant hizo buenos números (10 puntos, 6 rebotes y 7 asistencias) en una pachanga sin defensas que batió récord de anotación con 369 puntos. Lo de menos fue el resultado: victoria para el Oeste por 196-173.
La emoción también estuvo presente en la despedida de Kobe, que se fundió en un abrazo con un Magic Johnson que sólo tuvo palabras de elogio para un jugador “irrepetible” porque “nunca habrá otro como él”. Pau Gasol, incluido a última hora en el partido de las estrellas, vivió la fiesta desde dentro y pudo despedir a su amigo como se merece. En cuanto al partido, el español, en su sexto All Star, como siempre cumplió en un encuentro que no se adapta del todo a su juego y firmó 9 puntos y 7 rebotes.
Zach LaVine se consagra
El otro gran protagonista del fin de semana fue Zach LaVine, el escolta de los Timberwolves se proclamó MVP en el partido de las Futuras Estrellas, liderando al combinado norteamericano con 30 puntos, 7 rebotes y 4 asistencias y, 24 horas después, se impuso en un espectacular concurso de mates (el segundo de su carrera) a Aaron Gordon.
A quien no se le puede considerar futuro sino presente, porque es ya una realidad es a Porzingis. El pívot letón, ex del Baloncesto Sevilla, sigue asombrando al público con sus actuaciones (30 puntos, 5 rebotes y 4 asistencias en el partido del viernes) y es un firme candidato a rookie del año. No lo hizo mal Hezonja, el croata, que está teniendo un difícil periodo de adaptación, se desquitó con un buen partido estadísticamente hablando (19 puntos, 10 rebotes y 7 asistencias), ya que, en realidad, el choque careció, como suele ser habitual, de intensidad defensiva, por lo que anotar no era un reto muy difícil.
En los triples sólo hubo un color, el de los vigentes campeones y líderes intratables de la NBA: los Warriors. Los Splash Brothers protagonizaron la final soñada, pero puede que sea la última vez que la veamos. La derrota de Curry (23 puntos) ante Thompson (27 puntos) no sentó muy bien al actual MVP de la NBA y declaró que puede que sea su última participación en el concurso.
El fin de semana ha sido un bálsamo para Minnesota en otra temporada horrible. A los éxitos cosechados por LaVine hay que sumar el triunfo en el concurso de habilidades del pívot Karl-Anthony Towns. En una competición más deslucida que otros años por su simplicidad, el novato de los Wolves se impuso a una de las sensaciones de la temporada, Isaiah Thomas.
Por Víctor Escandón Prada
Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto
Gabinete técnico JGBasket
Foto: NBA Photos