Poco duró la experiencia de Lolo Sainz lejos de los banquillos. Después de aceptar el puesto de mánager general durante la temporada 1989-90, la situación en el Real Madrid empezó a complicarse y Ramón Mendoza decidió, alegando motivos presupuestarios, prescindir de sus servicios al final de la misma. Sainz se veía obligado a abandonar el conjunto blanco después de 34 años.

Estaba claro que su hábitat natural era el banquillo y no los despachos. Su brillante palmarés le hacía una pieza muy codiciada en el mercado y el Joventut se fijó en él para dar el salto de calidad definitivo y poder pelear por todo. La Penya, que acababa de alzarse con la Copa Korac, apostó por Lolo después de la pésima experiencia con Herb Brown, al que tuvo que sustituir, los últimos meses, un jovencísimo Pedro Martínez.

La llegada de Sainz al banquillo vino acompañada de cambios importantes en la plantilla. A la marcha de José Antonio Montero y Josep María Margall, se unió la de sus dos americanos –Reggie Johnson y Lemone Lampley–. En esa época, la diferencia entre ganar o no títulos dependía en buena medida de acertar con la dupla de americanos y el Joventut, lo hizo sobradamente. La llegada de Corny Thompson y Harold Pressley, junto con la de Ferrán Martínez, supuso el salto definitivo para codearse con cualquier rival, sumándose a la calidad ya contrastada de Rafa Jofresa y Jordi Villacampa y a jóvenes talentos como Carles Ruf, Juanan Morales o Tomás Jofresa.

A pesar de la gran plantilla, los títulos no llegaban. En su intento de la Korac, los verdinegros, tras deshacerse del Estudiantes en cuartos de final, perdió en semifinales ante el Real Madrid, en una competición que siempre será recordada por el fallecimiento de un infarto del entrenador blanco, Ignacio Pinedo, durante la final. En la Copa del Rey, los colegiales se tomaron la revancha y apearon a los verdinegros en la penúltima ronda.

Solo les quedaba la ACB. Durante la fase regular, fueron los mejores con un gran balance de 20 victorias y 4 derrotas. Se plantaron en la final después de dejar en la cuneta a Breogán, Atlético de Madrid y Baskonia. El último escollo sería el Barça, un equipo plagado de estrellas – Piculín Ortiz, Andrés Jiménez, Trumbo, Epi, Solozábal, Norris…–, que se vería superado por los verdinegros, bastante superiores en los dos primeros partidos y que se acabarían llevando el título con su victoria en el cuarto partido en el Palau. Lolo Sainz lo había vuelto a hacer, la Penya conseguía, trece años después, levantar el título de liga.

Con, prácticamente, la misma plantilla, a la que se incorporó Mike Smith, que no pudo disputar muchos partidos porque, aunque estaba nacionalizado, la ACB no le concedió la licencia de jugador nacional, antes de arrancar oficialmente la temporada disputaron el Open McDonalds, un “mundialito” oficioso de clubes al que asistía una franquicia NBA, en un tiempo en el que la distancia entre el baloncesto norteamericano y europeo era abismal. Los verdinegros, tras deshacerse de la antigua Jugoplastika, llegaron a la final frente a los Lakers de Magic, Byron Scoot, Worthy, Divac…. Un desafío casi imposible que a punto estuvo de tener un final inesperado. Un Villacampa estelar, bien secundado por Carles Ruf, tuvo contra las cuerdas a los angelinos, que sufrieron de lo lindo para acabar imponiéndose por un ajustado 116-114.

Después de demostrar que podían ganar a cualquiera, afrontaban una temporada ilusionante, que se vio empañada por la lesión de Ferrán Martínez, que estuvo en el dique seco gran parte del curso. El primer título, la Copa del Rey, se les volvía a resistir y caían en semifinales ante el flamante campeón, el Estudiantes.

Meses más tarde llegaría su gran oportunidad, después de una brillante y sólida fase regular y de apear en cuartos de final a la Cibona, los pupilos de Sainz llegaban a la Final Four de Estambul. Tras deshacerse con claridad del Estudiantes en semifinales, estaban a solo un paso de entrar en la historia, para ello tenían que superar al Partizán de Belgrado. Sobre el papel, la Penya era favorita, pero quizá esa presión hizo que no pudiese desplegar su juego, cayendo en el plan de juego planteado por un jovencísimo Obradovic y ejecutado a la perfección por Djordjevic y Danilovic. Para el recuerdo quedará ese triple inverosímil de Djordjevic que dejó helado a toda Badalona cuando ya se celebraba la victoria.

Tocaba levantarse de un golpe tan duro y la respuesta estaba en la competición doméstica. Después de finalizar líderes la liga regular y eliminar, en las dos primeras rondas, a Caja San Fernando y Fórum Valladolid, tocaba, por tercera vez en la temporada, medirse por un puesto en una final al Estudiantes. Un duelo a muerte, que acabó decantándose del lado verdinegro por 3-2. El Real Madrid era el último obstáculo y no se lo puso fácil al Joventut, que tuvo que imponerse en el quinto partido, logrando un hito histórico para la entidad, ¡dos ligas consecutivas!

Ese título sirvió para que la Penya apostase un año más por Lolo Sainz al frente del equipo. Su tercera temporada acabó sin títulos, cayendo en la final de la Liga y de la Copa del Rey ante el Madrid de Arvydas Sabonis. Tres años maravillosos, con dos títulos y múltiples finales, que sirvieron para demostrar que Lolo podía triunfar más allá del Real Madrid, quedándose con la espinita clavada de no haber podido guiar a los de Badalona a ganar su primera Copa de Europa.

 

Por Víctor Escandón Prada
Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto
Gabinete técnico JGBasket

Foto: ACB Photo

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