Para ser campeón, además de todo hay veces que también hace falta una pizca de suerte. Y esa fortuna la han tenido los Warriors en momentos puntuales de los playoff para, después, demostrar su superioridad y su talento, llevándose un tercer anillo en cuatro años, muy merecido.

Los de la Bahía estaban contra las cuerdas en las finales de conferencia ante Houston, pero la lesión de Chris Paul dio la vuelta a la eliminatoria y les permitió llegar a la Gran Final con factor cancha. Habían superado el gran escollo de los Rockets, la final se presumía mucho más asequible.

Viendo el resultado final de la serie (4-0) pudo parecer así, pero una sola jugada, que entrará por la puerta grande en la historia de las finales, pudo cambiar el destino. Han sido muchas las parodias de aquel fatídico cortocircuito de J.R. Smith que, tras coger el rebote, se fue corriendo lejos de la canasta. Ese instante mino la moral de unos Cavs, que tampoco andaban sobrados de fuerzas.

Ahora se sabe que esa jugada de Smith no solo decantó el devenir del primer partido, sino que también marcó la eliminatoria. La impotencia de LeBron por ver como se les había escapado la victoria hizo que golpease con fuerza una pizarra y se fracturase su mano derecha. Un percance que ocultó hasta la conclusión de la final.

En un cuarto partido sin historia, en el que Curry se reivindicó tras su mal tercer duelo, anotando 37 puntos, con siete triples, pero no fue suficiente para arrebatarle a Kevin Durant –20 puntos, 12 rebotes y 10 asistencias– su segundo MVP consecutivo de las Finales. Durant fue el héroe, con su triple calcado al del año anterior, del triunfo en el tercer partido. Su apuesto por cambiar de aires para lograr el ansiado anillo, le ha dado sus frutos, de momento, dos de dos.

Lo que parece es que este cuarto enfrentamiento consecutivo por el título de estas dos franquicias, puede haber sido el punto y final de la historia, ya que cuando Tyronn Lue decidió retirar a LeBron de la cancha en los minutos finales, The Q se rindió a su estrella, entendiendo que ese, muy probablemente, haya sido su último partido vistiendo la camiseta de Cleveland. Una despedida amarga por el resultado, pero que esta vez le ha servido para redimirse y poderse ir como se merece de su ciudad natal y no como lo hizo cuando se fue la primera vez rumbo a Miami.

Llega el momento de los rumores y especulaciones, de configurar plantillas sólidas que puedan hacer frente a unos Warriors que, aunque este año no han estado tan finos como en temporadas anteriores, cuando ha llegado el momento de la verdad han dado un paso al frente para hacerse con su tercer anillo en cuatro años, poniéndoles al nivel de las mejores franquicias de la historia.

 

Por Víctor Escandón Prada
Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto
Gabinete comunicación JGBasket

Foto: NBA Photo

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