Tras la culminación de su último año de High School, una de las decisiones más importantes en la carrera de Michael Jordan fue la elección de la Universidad de North Carolina para continuar su progreso como jugador, y estudiante.
Había pocas dudas que el college afortunado estaría en la todopoderosa conferencia ACC, en la que nombres con una gran tradición baloncestística, y enorme prestigio académico se sucedían: Maryland, Virginia, Georgia Tech, Duke, North Carolina State, Wake Forest, entre otras. North Carolina, situada en Chapel Hill, un entorno bucólico entre las praderas, y cerca de Durham (Duke), y Raleigh, tiene un afamado prestigio a nivel nacional en disciplinas como medicina, derecho, o periodismo. Pero Michael Jordan decidió optar por licenciarse en Geografía.
Otro de los motivos que inclinó la balanza a favor de North Carolina fue que su entrenador, Dean Smith, poseía un curioso record, y es que el 96% de sus jugadores conseguían graduarse con éxito, un aspecto de gran peso para la familia Jordan. Pero, ¿Cómo se gestó su llegada a los Tar Heels?.
Aparición por los primeros Summer Camps, la prensa, y Bill Guthridge.
En la etapa Junior de Jordan en Laney, sus actuaciones empezaban asombrar a todos aquellos que tenían la oportunidad de verlo en directo. Sin internet, ni redes sociales actuales que actúan como catapulta hacia la fama, la importancia del prestigio que tuviese el High School, y su zona demográfica de influencia era vital para que un jugador pudiese tener un mejor prospect de cara a las Universidades, que a pesar de contar con buenas redes de informantes, y ojeadores, no es ni por asomo a las existentes hoy en día. Michael Jordan tenía ese hándicap, y es que aunque sus actuaciones en pista fuesen brillantes, su proyección a nivel mediático era más bien escaso.
En la búsqueda de jugadores de cara al futuro, Bill Guthridge, asistente del mítico Dean Smith, viajó de vuelta a North Carolina tras hablar con Mike Brown, director del programa atlético de las escuelas en New Hanover. Fue precisamente Brown quién puso sobre la pista a Guthridge de un joven jugador con «una increíble velocidad, y manos rápidas», un jugador que está sin «ordeñar» (en el sentido de no estar trabajado).
Dean Smith veía con recelo los primeros informes de Jordan, y es que manejaba cerca de 400 de jugadores de todo el país. Sin embargo, Guthridge pudo presenciar tres partidos en directo del joven jugador de Laney, y junto a Roy Williams fueron los encargados de llevar al Summer Camp de North Carolina a Michael Jordan. Un detalle hizo intuir que algo había visto Smith en esos informes, y es que prohibió hablar con la prensa sobre el prospect de Jordan (antes era legal). Brick Oettinger, un corresponsal de deportes, empezaba a dar titulares como «No habréis oído el nombre de Michael Jordan, pero es la mejor combinación de atleta, habilidades de baloncesto, e intangibles que yo haya visto jamás en High School». Poco a poco su nombre adquiría fuerza en la prensa, y los ojeadores empezaron a seguir con más detalle sus actuaciones, un aspecto que enfurecía a Dean Smith.
Roy Williams.
Verano de 1980, Dean Smith había encargado a su joven asistente Roy Williams la misión de reclutar a Michael Jordan al Summer Camp de North Carolina. Durante meses era el encargado de hablar con la familia, y con el propio jugador, además de atenderle personalmente en UNC. Roy Williams, es actualmente el entrenador de los Tar Heels, llevando en el cargo más de 10 años. Bajo su dirección, UNC ha obtenido dos títulos de la NCAA, y a nivel individual presenta uno de los mejores % victorias-derrotas de todos los entrenadores de la liga universitaria.
Las actuaciones de Jordan en ese Summer Camp fueron asombrosas, destrozando a todo aquel jugador que se pusiese por delante, Dean Smith no salía de su asombro, y aunque guardaba cierta prudencia, sus escasas declaraciones al respecto fueron: «Mientras Michael tiene unos talentos obvios que no podían ser entrenados, había mucho sobre lo que enseñarle». De forma inmediata, exigió a sus ayudantes que mantuviesen al máximo posible el anonimato de Michael Jordan a nivel nacional. Sin embargo, el jugador recibió varias propuestas para asistir a varios camps a lo largo de ese verano. Una de las más atractivas fue la del Five Star Camp, de Howard Garfinkle. Gracias a la mediación de Roy Williams, Jordan pudo asistir a dicho campus, aspecto que la familia tendría muy en cuenta en el futuro. En la primera sesión en la que participó fue nombrado MVP, y en la segunda de forma extraoficial también (no se podía repetir galardón). El propio Garfinkle le calificó entre los 10 mejores prospects del país. Oettinger, y Gibbons, ambos periodistas, le auparon al primer, y segundo mejor prospect del Estados Unidos. La exposición pública de Jordan fue mayor a partir de entonces.
El momento de la decisión, y los descartes. El sueño de UCLA.
El gran sueño de Michael Jordan fue el de jugar para la mítica universidad de UCLA, figuras admiradas por él como Kareem Abdul Jabbar, Bill Walton, o John Wooden formaban parte de la historia, no sólo de esa universidad, sino del baloncesto. La llamada que tanto deseaba jamás llegó, y es que ningún técnico bruins fue capaz de ir a verle jugar, por lo que ya empezó a contemplar más seriamente las opciones reales que tenía encima de la mesa.
Un joven Coach K, ya seguía sus pasos en su último año de High School, y trató de reclutarlo para Duke, pero evidentemente no era el único gran entrenador que se puso en contacto directamente con él. La Universidad de South Carolina, con su entrenador Bill Foster al frente (ex Duke), concertó una reunión en la que estuvo presente el Gobernador del Estado, antiguo alumno, quién trató de convencer a Jordan para que diese el paso para formar parte de esa Universidad. Otro de los grandes gurús de los banquillos, Jim Valvano, apostó fuerte, ofreciéndole a Michael la oportunidad de seguir los pasos de su héroe de la infancia, David «Skywalker» Thomson, en la Universidad de North Carolina State, al cual conoció personalmente. Maryland también trató de hacerse con Michael Jordan, pero sus esfuerzos fueron inútiles. Incluso Virginia trató de juntarlo con Ralph Sampson.
A la hora de la decisión final, fueron varios los aspectos que hicieron que Michael Jordan recalase en North Carolina, la figura de uno de los mitos más importantes de los banquillos de baloncesto, al excelente rendimiento académico que poseían sus jugadores, pero el motivo que decantó la balanza fue la presencia en el staff técnico de Roy Williams. El joven entrenador encargado de tener los primeros contactos directos con la familia Jordan. Jamás olvidaron los esfuerzos que realizó para que Jordan pudiese asistir a determinados Campus. Esa relación de confianza perduró a lo largo de los años, como curiosidad, el padre de Jordan se encargó de construir para Roy Williams estufas de madera para todas las casas en las que vivió el técnico.
Su primer año como Freshman en North Carolina.
La salida de Al Wood rumbo a la NBA dejaba vacante la plaza de escolta del equipo de los Tar Heels, Dean Smith no dudó en dar la oportunidad al joven Jordan, cuyas cualidades físicas iban en aumento, y importancia sobre el juego dejaba muestras de lo gran jugador que podía llegar a ser. Su agilidad, y rapidez felina se unió al salto de altura que pegó ese año (192 a 198 centímetos), un hecho que permitió ver una variante que elevaría el nivel de su juego, la aérea.
El detalle de dar la titularidad a Jordan era algo excepcional viniendo de un entrenador con fama de exigente, y poco amigo de los jóvenes jugadores recién llegados de High School, sin embargo vio en Michael un diamante al que pulir, y con un gran potencial. Cuentan una anécdota que Sports Illustrated, solicitó a Dean Smith una foto con su quinteto titular, en clara referencia al potencial de su conjunto de cara a conseguir el título de la NCAA, y que fue el propio Smith quién impidió salir en ella a Jordan, su respuesta fue clara, y directa, «todavía no has hecho nada para salir en esta portada, aún no».
A lo largo de su primer año compartió habitación en UNC con Buzz Peterson, la primera impresión que tuvo éste fue que Michael era un tipo gracioso, ambos coincidieron en el Summer Camp previo al inicio de temporada, y aunque el deseo de Buzz era jugar en los Wildcats de Kentucky, Jordan insistió en el que los acompañase a Chapel Hill. También Peterson comprobó de primera mano la voracidad competitiva de Jordan, y es que éste deseaba ganar a cualquier deporte, bien fuese una partida de ping pong o de billar. Cuando Adrian Branch le arrebató el MVP del McDonald´s All American, Buzz sabía perfectamente que llegado el momento de enfrentarse ya con sus respectivas Universidades, Michael daría un plus extra, hasta ese extremo llegaba la ambición del joven jugador.
Fue nombrado ACC Freshman of the year en 1982, sus actuaciones empezaban a dejar boquiabiertos a los aficionados, su colección de movimientos increíbles, y su facilidad para el mate hacían de él uno de los jugadores a seguir en la NCAA. Buzz Peterson tras terminar los primeros entrenamientos de la temporada comentó a la prensa que Jordan tenía una gran facilidad para correr el campo, y anotar, pero que flaqueaba en el lanzamiento desde el perímetro, y que quizás su defensa no fuese el punto fuerte de su juego. El 29 de Marzo el rumbo de la historia cambió cuando en la final de la NCAA ante Georgetown, y a falta de 15 segundos, Michael Jordan anotó uno de los tiros más importantes de su carrera para conseguir para UNC el título nacional de la NCAA, un buzzer beater que aún perdura en la retina de millones de aficionados, y que daría a Jordan un plus extra de confianza en el futuro en su carrera deportiva.
Tras esta gesta, Eddie Fogler, unos de los asistentes de Dean Smith confesó que este tiro sería recordado durante 25 años, y Buzz Peterson le dijo al propio Jordan que había anotado el mejor tiro de su carrera, ambos se equivocaron, tras finalizar su temporada como freshman en UNC, directamente Michael Jordan perteneció al mundo.
Sus últimos años, Sophomore, y Junior en UNC.
Convertido en una estrella mediática a nivel nacional, durante las dos siguientes temporadas Jordan coleccionó todo tipo de galardones a nivel individual, entre los que se encuentran ACC Basketball Player of the Year, Naismith College of the Year, Wooden College Player of the Year, Oscar Robertson Trophy, o el Adolph Rupp Trophy, todos ellos logarados en 1984.
En su segundo año universitario, y tras obtener un balance de 28-8, el sueño de revalidar título se desvaneció en las finales regionales, en las que la Universidad de Georgia les apeó del camino al derrotarles por 82-77. A lo largo de esa temporada, Jordan mejoró su rango de tiro a media distancia, y su defensa, lo que le permitió ser un jugador más completo. Roy williams confesó que «era maravilloso verle con sus compañeros, gregario, y abierto», en ese momento empezó a pulir otro de los rasgos que marcarían el futuro de este mito, el liderazgo. Guiado a la perfección por Dean Smith evitó ser un jugador egosíta, y rara vez conseguía anotaciones superiores a los 20 puntos. De hecho, a modo de anécdota, siempre se ha comentado que Dean Smith ha sido la única persona capaz de dejar por debajo de esa cifra a Michael Jordan. Para él siempre primó lo colectivo, y Jordan supo entender a la perfección las lecciones de su gran maestro.
Su tercer año en la NCAA fue la confirmación absoluta que estábamos ante una futura estrella NBA, el triunfo individual dejó como poso el fracaso a nivel colectivo, ya que de nuevo fueron eliminados antes de tiempo ante los míticos Hoosiers de Indiana. Tras esa gran decepción, y llegados de nuevo al campus de UNC, Jordan encontró en el golf una vía de escape para evadirse de esa dolorosa derrota. Es curioso ver cómo surgió una de las grandes aficiones de Michael, y es que Buzz Peterson, su inseparable compañero de habitación, iba a clase de psicología con Dave Love III, quién sería una de las grandes estrellas del golf, y ganador entre otros de un Major como el PGA. Buzz comentó a Michael si quería venir algún día a echarse unos hoyos, y desde ese mismo instante el monstruo creció, Buzz relató lo siguiente: «El primer día fueron unos golpes, al día siguiente fueron 9 hoyos, y al siguiente 18». Es conocida la afición de Jordan por este deporte, incluso se planteó la opción de ser un profesional del golf tras su primera retirada en la NBA.
Final de etapa universitaria, el verano de 84, y el nacimiento del mito.
Al poco de ser eliminado por Indiana, Michael Jordan tenía claro que su futuro pasaba por dar el salto a la NBA tras el dominio insultante mostrado en la NCAA. Tras consensuar la decisión con la familia, y su entrenador Dean Smith se declaró elegible para el draft de ese mismo año. La competencia sólo parecía tener un nombre, el de Hakeem Olajuwon, pívot de la Universidad de Houston, que encima le tocó la primera elección tras el sorteo. El sueño de ser número uno se esfumaba, pero no era una decepción, en el puesto número dos esperaba Portland Trail Blazers, pero la gran sorpresa saltó, y el equipo de Oregón seleccionó a Sam Bowie, quién formaría pareja con un joven Clyde Drexler.
El propietario Jerry Reinsdorf, y el General Manager Jerry Krause vieron la oportunidad única de poder reconstruir la franquicia en torno a la figura de este joven jugador, y no dejaron escaparlo, seleccionándolo en tercera posición. El nuevo destino del brillante escolta sería la ciudad del viento.
Antes de saltar a las canchas de la NBA, otro gran mito de los banquillos NCAA, Bobby Knight decidió reclutar a Jordan para el combinado olímpico de Estados Unidos, que competiría en los Juegos Olímpicos de Los Angeles 84. Nombres como los de Patrick Ewing, Chris Mullin, Sam Perkins, o Steve Alford no tuvieron problemas en doblegar a todos los rivales del torneo, obteniendo una brillante medalla de oro ante la Selección de España.
Uno de los recuerdos más emotivos fue para la madre de Jordan, quién ya en 1972, durante las Olimpiadas de Múnich, escuchó a Jordan decir que un día ganaría alguna medalla de oro para su país. Finalizada la andadura olímpica, a Michael aún le quedaba un asunto pendiente por resolver, y es que Dean Smith le convenció para que finalizase sus estudios universitarios. Jordan se comprometió con su entrenador, y en 1986 finalizó su carrera, y consiguió licenciarse en Geografía. Finalizado el verano de 1984, su nuevo hogar le esperaba, el nombre de Michael Jordan comenzó a ser sinónimo de gloria y eternidad, se estaban escribiendo los primeros capítulos del nacimiento de un mito.
Por Alex Senra del Cerro
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Publicada el: 11 julio 2013 10:14 am
Revisada 1 Mar 2014
Revisión 20 abril 2020