Ya hemos hablado en alguna ocasión de lo importante que es que nuestros jugadores sepan moverse en ataque, sobre todo a partir de las situaciones de 1c1, pero, en este artículo, nos centraremos sobre todo en cómo tratar que, desde los comienzos, los atacantes aprendan a moverse y no estorbarse unos a otros.

Los más técnicos hablan de la palabra spacing para definir los diferentes criterios para la ocupación de espacios, pero, nomenclaturas aparte, lo esencial es que consigamos que nuestros equipos tengan unas normas básicas para moverse en función del balón, pero sin atarles de tal manera que pierdan su capacidad de improvisación, solo hay que darles unas pautas iniciales y cuando las tengan asimiladas, poder seguir trabajando para que el equipo crezca en el juego sin balón.

Aunque la construcción del juego pasa por unos conceptos esenciales sencillos, cuando estén asentados, la rapidez para ir avanzando en el juego ofensivo de nuestro equipo, pasa por la capacidad que tengan nuestros jugadores de entender el juego, porque con que uno se estanque, se atascará la fluidez del equipo y dificultará el juego colectivo.

El principal problema que nos encontramos en benjamines es que los jugadores tienden a ir hacia el balón, no respetando un mínimo espacio que permita al jugador con balón no tener que ir esquivando también a sus compañeros. Sobre todo, el mayor volumen de gente se concentra en el centro de la zona, ya que hay jugadores que piensan que por estar más cerca de la canasta tendrán más opciones de recibir y poder anotar. Nada más lejos de la realidad, se colapsa esa parte del campo y dificulta la anotación.

Por lo tanto, lo primero que tenemos que enseñar a nuestros jugadores es partir de unas posiciones fijas, bien sea con cinco abiertos o cuatro exteriores y un jugador interior. Personalmente prefiero la primera opción, porque genera muchísimos más espacios en el centro de la zona, ya que, con un interior, este tendría que moverse en unos parámetros distintos al resto, con lo cual o se encasilla a varios jugadores desde el principio para que realicen unos movimientos distintos o complicamos el trabajo, explicándoles, de inicio, dos situaciones diferentes de posible ocupación de espacios.

Eso sí, jugar con cinco abiertos no implica solo que los jugadores pasen, corten y reemplacen. Es una manera de hacer que los atacantes no estén estáticos mirando al balón, se puede empezar con un corte, pero también se puede hacer un intercambio de posiciones. Lo importante es que se muevan y lo hagan según las pautas que hemos marcado, empezando primero por enseñarles a hacerlo en función del balón, por ejemplo que un jugador del lado contrario no corte hacia el lado del balón cuando su compañero está iniciando una penetración.

Como decíamos antes, habrá jugadores que lo asimilen más rápido que otros, por lo que para construir nuestro ataque, tienen que tenerlo todos muy claro y esto puede llevar su tiempo. Luego, pasaríamos a explicarles aquellas situaciones en las que además de moverse en función del balón tienen que hacerlo teniendo en cuenta a su defensor, por ejemplo, si está haciendo una ayuda más o menos larga.

Y por último, antes de entrar a enseñar una jugada como tal, podemos ponerles una serie de reglas de obligado cumplimiento a la hora de moverse después de una situación concreta. Por ejemplo, si el balón va a la esquina, el pasador corta y el jugador más cercano del perímetro, reemplaza su posición o, en situaciones más complejas, si un jugador interior recibe el balón, siempre que lo saque fuera, va a poner un bloqueo directo.

 

Por Víctor Escandón Prada
Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto
Gabinete técnico JGBasket

Publicada el: 4 Mar de 2018 @ 23:10

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