Pues sí, España es otra vez campeona del mundo. Así se resumen dos semanas de dudas, de espectáculo, de emoción, de coraje y de mucho, mucho baloncesto. Los de Scariolo han ido de menos a más y, tras superar en una semifinal épica a Australia, se llevaron el oro en un partido en el que fueron muy superiores a Argentina desde el primer minuto.

En el Wukesong de Pekín, donde había tuteado a Estados Unidos en una oda al deporte de la canasta en aquella final inolvidable de los Juegos Olímpicos de 2008, España quiso escribir otra página memorable para el deporte español y ¡vaya si lo hicieron! La selección no quiso dejar nada a la improvisación y salieron muy metidos (14-2), con Oriola en el quinteto titular para tratar de parar a un espectacular Scola y funcionó. De nuevo, la pizarra de Scariolo volvió a dar sus frutos.

Pero si hay un rival que crea en sus posibilidades tanto como España, esa es Argentina. Estaba claro que no se iban a rendir y dos triples de Brussino, metieron de lleno a la albiceleste en el partido (14-13). Lejos de ponerse nerviosos, siguieron concentrados en defensa y con buenas circulaciones de balón en ataque que culminaron con los triples de Ribas y Rudy –11 puntos y 10 rebotes– para endosar al rival un parcial de 17-0. Los argentinos, muy fallones y sin encontrar a su referente ofensivo –Scola, 0 puntos al descanso y 8 al final del encuentro, con solo una canasta– apostaron todo a la defensa, subiendo la intensidad, metiendo manos, apretando las líneas de pase y evitando a la selección hacer su juego para llegar al descanso con opciones (43-31).

España, que en otros partidos se había desangrado en el rebote, sabía que por ahí pasaban muchas de sus opciones de hacerse con el oro y así lo hicieron, dominándolo en todo momento –47, frente a los 27 del rival–, permitiendo solo cinco rebotes ofensivos a los argentinos. Scariolo, a pesar de las tres faltas de Ricky, apostó por él tras el paso por vestuarios y el MVP del torneo repartió asistencias y anotó un 2+1 para dar a la selección su máxima ventaja (55-33). El base de los Suns, a pesar de acabar el partido con 20 puntos, 7 rebotes y 3 asistencias, no estuvo nada cómodo con la defensa argentina y perdió 6 balones, nada habitual para él.

La sensación era de que el partido estaba decidido y el oro más cerca, pero los exteriores argentinos no iban a ponerlo tan fácil, sobre todo Deck –24 puntos–, que hizo un partido descomunal al nivel de su campeonato, lo que, a buen seguro le habrá servido para darse a conocer a los aficionados españoles después de una temporada discreta en el Real Madrid. Argentina intentaba agarrarse al partido, pero con más fe que baloncesto y, a pesar de acercarse en el marcador (68-56) a falta de siete minutos, seguían jugando a tirones y volcados buscando el órdago con una defensa presionante. España no se relajó y calmó los ánimos de la albiceleste desde el tiro libre y con las penetraciones de Llull –15 puntos–.

Los últimos minutos sirvieron para que Quino Colom, Xavi Rabaseda y Javi Beirán pudieran saltar a la pista y disfrutar sobre el parqué de una final mundialista, al igual que lo habían hecho antes Ricky Rubio, Sergi Llull, Pau Ribas, Rudy Fernández, Víctor Claver, Pierre Oriola, Marc Gasol –elegido junto a Ricky, Scola, Fournier y Bogdan Bogdanovic en el quinteto ideal– y Juancho y Willy Hernangómez. La España de las ventanas, esa que tuvo que contar con jugadores con un rol secundario para poder estar aquí, ha hecho historia sumando su segundo oro mundial tras el de Japón en 2006. ¡Que viva el baloncesto!

 

Cuartos de final

Australia, 82–República Checa, 70

España, 90–Polonia, 78

Estados Unidos, 79–Francia, 89

Argentina, 97–Serbia, 87

 

Semifinales

Australia, 88–España, 95

Francia, 66–Argentina, 80

 

Tercer y cuarto puesto

Francia, 67–Australia, 59

 

Final

España, 95–Argentina, 75

 

Por Víctor Escandón Prada
Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto
Gabinete técnico JGBasket

Foto: FIBA Photo

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