Un tiro pudo cambiar la historia de este Mundial. Eso es lo que debieron de pensar los alemanes cuando vieron cuadrarse a Davis Bertans sobre la bocina para lanzar un triple que hubiese clasificado a Letonia a semifinales y dejado en nada las dos brillantes primeras fases que había realizado Alemania. Cuatro días después de aquel susto, los germanos levantaron su primer Mundial tras eliminar a Estados Unidos y superar a Serbia en la final.
Alemania y Serbia llegaban al partido decisivo tras dejar en la cuneta en semifinales a los dos principales favoritos en las apuestas, Estados Unidos y Canadá, respectivamente. Tras una primera parte de tanteo en la que el acierto y el talento en ataque se imponían a las defensas, se llegó con empate al descanso (47-47). Serbia se diluyó tras el descanso, volviéndose previsible en sus ataques y fallona en los tiros, lo que provocó un parcial de 22-10 que permitía a Alemania afrontar con garantías el último cuarto.
Los de Pesic estaban contra las cuerdas, pero los nervios se apoderaron de los germanos que no fueron capaces de rematar el duelo. Ante la desaparición de Bogdanovic –17 puntos, solo 2 en la segunda mitad–, emergió la figura de Avramovic que, con 16 puntos en el último cuarto, dio vida a una Serbia que, a pesar de las ausencias para este campeonato de Jokic, Kalinic, Lucic y Micic, mostró su gen competitivo y se llegó a colocar a dos puntos (79-77), pero ahí apareció Schröder –MVP del Mundial, a pesar de su pésimo partido ante Letonia–, muy impreciso en el último cuarto hasta los últimos 20 segundos donde anotó una canasta y dos tiros libres decisivos para un total de 28 puntos.
El anticipo de la final fue una oda al baloncesto ofensivo, en la que Canadá, dirigida desde el banquillo por Jordi Fernández, hizo historia al conseguir la primera medalla en un Mundial tras imponerse por 127-118. Prácticamente tuvieron que ganar dos veces el partido a Estados Unidos, después de que Mikal Bridges forzase la prórroga con un espectacular triple desde la esquina después de lanzar a fallar el tiro libre y capturar su propio rebote. Lejos de hundirse ante la oportunidad perdida, los canadienses liderados por Dillon Brooks –39 puntos– y Shai Gilgeous-Alexander –31 puntos y 12 asistentes– dominaron el tiempo extra, dejando muy buenas sensaciones y demostrando de lo que pueden ser capaces de cara al futuro.
La gran sorpresa del Mundial fue, sin duda, Letonia. En su primera participación, consiguió terminar en una fabulosa quinta posición después de arrasar (98-63), con récord de asistencias de Arturs Zagars en un partido (17), a una Lituania que fue de más a menos en el campeonato y se diluyó completamente después de lograr vencer a Estados Unidos.
Los letones, sin su gran estrella, Porzingis, tenían la difícil papeleta de superar un primer grupo en el que tenían como grandes rivales a Canadá y Francia, dos de los grandes favoritos de la competición. La victoria ante los galos –la gran decepción del torneo– les dio la clasificación para la siguiente fase y les hizo creerse que podían ganar a cualquiera y así lo hicieron. Tras un último cuarto para enmarcar vencieron a España y, posteriormente, a Brasil para clasificarse para los cuartos de final de final y plantar cara a la, a la postre, futura campeona.
Parecía que iba a ser el Mundial de Doncic pero, a pesar de ser elegido en el quinteto ideal junto a Dennis Schröder, Shai Gilgeous-Alexander, Anthony Edwards y Bogdan Bogdanovic, acabó desquiciado y expulsado en el choque de cuartos ante Canadá. Además, la estrella eslovena aspiraba a convertirse en el primer jugador en conseguir un triple doble en un partido del Mundial, lo rozó varias veces, pero no fue capaz de lograrlo, aunque si alguien estuvo realmente cerca de alcanzar este hito fue Carlik Jones, el base de Sudán del Sur que firmó 17 puntos, 14 asistencias y 9 rebotes. Pero lo curioso es que tuvo la opción de capturar ese rebote que le faltó, pero un compañero no se dio cuenta y se lo quitó, prácticamente, de las manos.
Mención especial merece la participación de España en el torneo. Los de Scariolo llegaban como actuales campeones de Europa y del Mundo, pero no pudieron superar la segunda fase y se quedaron, por primera vez, fuera de los cuartos de final de un Mundial desde que se implantase este formato en 1998. Más allá de las derrotas ante Letonia y Canadá, es importante analizar los problemas que ha tenido la selección.
Las bajas de Ricky y Lorenzo Brown dejaron el puesto de base sin un generador y un jugador que controlase el partido en los momentos decisivos. Esa fue la clave de los dos partidos perdidos, ya que se llegó, al último cuarto, en ambos con ventajas superiores a los diez puntos, pero en los ataques claves, faltaron ideas. A pesar de todo, se compitió hasta el final y con un poco más de acierto, la historia hubiese sido muy distinta y, a lo mejor, estábamos hablando de otra medalla para España. Ahora, tendrán que pelear, el próximo verano, en el preolímpico para clasificarse para París. Unos Juegos Olímpicos para los que ya han conseguido el billete: Alemania, Serbia, Canadá, Estados Unidos, Australia, Sudán del Sur, Japón y Francia, como organizadora.
Cuartos de final
Lituania, 68–Serbia, 87
Italia, 63–Estados Unidos, 100
Alemania, 81–Letonia, 79
Canadá, 100–Eslovenia, 89
Semifinales
Serbia, 95–Canadá, 86
Estados Unidos, 111–Alemania, 113
Tercer y cuarto puesto
Estados Unidos, 118–Canadá, 127
Final
Alemania, 83–Serbia, 77
Por Víctor Escandón Prada
Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto
Gabinete técnico JGBasket
Foto: FIBA