Nacho Martín (Valladolid, 22/04/1983) ha realizado su mejor temporada en la ACB y, como broche de oro a su gran campaña, ha recibido el Premio Endesa a la Actitud Azul. El ala-pívot vallisoletano se lleva un galardón que premia al jugador de la Liga Endesa que mejor combina los valores de liderazgo, eficacia, actitud, generosidad y entrega.
La aportación de Martín ha sido fundamental para que Blancos Rueda consiguiese hace varias semanas la permanencia. A falta de una jornada, es el jugador más valorado de la Liga Endesa con 17,9 puntos de valoración y el máximo reboteador, con 6,97 capturas por partido. Además, es el cuarto máximo anotador de la competición con 15,5 puntos por encuentro. Ningún jugador ha hecho más dobles-dobles que él esta temporada, un total de 7.
Sus excelentes números le han servido para aparecer en cinco ocasiones en el Mejor Quinteto de la Liga Endesa y ser el Mejor Jugador de la Jornada en dos ocasiones. En la primera, en la jornada 17, logró 30 puntos de valoración, anotando 22 tantos y capturando 12 rebotes. En la jornada 27, logró 19 puntos y cogió 11 rebotes para un total de 34 puntos de valoración. Martín consiguió hacerse con el MVP del mes de marzo con 21,8 puntos de media.
El vallisoletano se mostraba “muy orgulloso tanto por el trabajo que he hecho durante toda la temporada como por el que hizo mi equipo, ya que lo teníamos muy difícil para salvarnos y lo hemos conseguido”. Además, estaba muy contento por “la regularidad que he tenido y creo que lo he ido demostrando semana a semana. Estoy muy feliz, porque además no estoy acostumbrado a recibir premios individuales”.
Nacho Martín ha conseguido doblar sus estadísticas con respecto a la temporada pasada, logrando un mayor protagonismo en su equipo: “Sabía que iba a tener más peso, porque me lo dijo mi entrenador, que yo iba a ser una pieza clave, que iba a ser el capitán, por eso esperaba tener más responsabilidad… pero no esperaba tanta”. El ala-pívot ha querido dedicar el premio “primero a mi entrenador, porque tiene mucha culpa de lo bien que he jugado este año, dándome mucha responsabilidad y un papel importante dentro del equipo. También se lo quiero dedicar a mi padre, porque gracias a él estoy en el baloncesto y sigo jugando por él. Y por último a mi agente, porque con él es con quien hablo cada semana, el que me va pinchando y me dice lo que hago bien y lo que hago mal y las cosas que debo mejorar”.
Su mejor temporada en la ACB no ha pasado desapercibida para los grandes equipos de la liga y puede servirle para hacerse un hueco en la selección española el próximo verano, con vistas al Europeo, más aún con la ausencia de Pau Gasol. La selección española no es una desconocida para Martín, ya que formó parte de la selección sub20, logrando la medalla de plata en el campeonato de Europa, celebrado en Lituania en 2002. En aquel equipo compartía vestuario con jugadores de la talla de Miralles, Rafa Martínez, Fran Vázquez, Andrés Miso y Roberto Guerra, entre otros. Sobre la posible llamada de Orenga, el jugador del equipo pucelano asegura que “la selección no es algo en lo que pienso. Pero si fuese, sería el tío más contento del mundo. No sé si me llamarán, pero ilusión y ganas tengo, aunque no puedo pensar en ello porque no depende de mí”.
Criado en las categorías inferiores del Valladolid se fue a Barcelona para completar su formación, ganando el campeonato de España junior con los azulgranas. Después de dos años en liga EBA con el Barça, dio el salto a la LEB 2 de la mano del Círculo Badajoz. Al año siguiente ya estaba disputando la liga LEB con el Aguas de Calpe y un año más tarde, San Sebastián disfrutaba de su juego y del ascenso del Bruesa a la ACB. Granada le dio la oportunidad de jugar en ACB, aunque ya había debutado en la máxima competición de la mano de Pesic en la temporada 2002/03, con 19 años.
Tres temporadas en Granada fueron suficientes para hacerse un nombre en el baloncesto español. El gran proyecto del CAI, le hizo decantarse por jugar en Zaragoza en LEB Oro, logrando su segundo ascenso a la ACB. Entonces le llegó la oferta del equipo de la ciudad que le vio nacer y no dudó en aprovechar la oportunidad de jugar en Valladolid. Desde entonces se ha convertido en el santo y seña del equipo pucelano, en el que ha vivido situaciones muy duras, como el descenso de categoría la temporada pasada. Parece que lo peor ya ha pasado y después de recuperar la plaza, este año, a pesar de que nadie apostaba por ellos, están muy cerca de conseguir la salvación.
Su pasión por el baloncesto va más allá de los pabellones, ya que, una vez finalizada la temporada oficial, salta a las canchas de streetball de todo el mundo bajo el nombre de DaFlow. Verano tras verano trata de reclutar jugadores para disputar torneos en París, Moscú, New York… Quizá este verano tenga que posponer sus partidos callejeros por la llamada de la selección.
Por Víctor Escandón Prada
Periodista especializado en baloncesto
Analista Liga Endesa para JGBasket
Publicada el: 16 mayo 2013 13:42 pm