Pues sí, lo han hecho. Los Raptors se han convertido en campeones de la NBA y lo han conseguido tras imponerse a una de las mejores franquicias de la historia, demostrando que este año han dado ese paso al frente que les faltaba, quitándose de un plumazo esa maldición, que les acompañaba en los últimos años, encarnada en la figura de LeBron. Pero ese no ha sido el único éxito de este equipo, ya que han conseguido que un país, aficionado mayoritariamente al hockey hielo, se volcase con el baloncesto.

Tras fallar ante su público, tuvieron que esperar al sexto partido en la despedida del Oracle para lograr el anillo. Lo que se ha demostrado en esta serie final es que el factor cancha en la NBA no es determinante, de las seis victorias logradas por ambos equipos, cinco fueron a domicilio. Un hecho insólito que demuestra la igualdad entre ambos conjuntos.

Es cierto que, tras la lesión de Durant en el quinto, los Warriors apelaban al factor anímico para volver a salvar el match-ball que tenían ante su público y poder viajar a Toronto a disputar el séptimo partido, tratando de hacer valer su mayor experiencia y la presión que podrían tener los Raptors por ganar. El plan iba según lo previsto hasta que la rodilla de Klay Thompson dijo basta. Otra lesión más que mermaba a la plantilla de la Bahía y que minaba su moral. Fue entonces cuando Toronto olió sangre, sabedores de que no podían dejar escapar esta oportunidad. ¡Y vaya si lo hicieron! Se alzaron con el anillo en el mítico Oracle.

Las lesiones han sido un factor clave contra los Warriors en estas Finales, pero no quitan un ápice de mérito a unos Raptors que han jugado un gran baloncesto y en el que todos han contribuido al éxito. Con Kawhi –merecidísimo MVP– destacando por encima del resto, el papel de Marc Gasol, Lowry, Siakam, Green, VanVleet o Ibaka ha sido, en muchos momentos, decisivo.

Mención especial, merecen los dos españoles en la consecución del título. Marc Gasol, que llegó a Toronto en febrero después de toda una vida en Memphis, emula a su hermano Pau –convirtiéndose en la primera pareja de hermanos que ganan la NBA– y ya puede presumir de anillo. Desde su llegada, tanto la defensa como el ataque de los Raptors han mejorado sustancialmente. Su visión de juego y su fuerte defensa le han convertido en un jugador imprescindible. En el sexto partido no estuvo muy acertado de cara al aro, solo 3 puntos, pero volvió a ser decisivo en la pintura con 9 rebotes y repartiendo juego, 4 asistencias. Sus números en estas Finales dan muestra de su importancia en el juego (12 puntos, 7.3 rebotes y 2.7 asistencias).

En cuanto a Ibaka, se puede considerar, sin ningún género de dudas el sexto hombre de estas Finales. El hispano-congoleño perdió protagonismo con la llegada de Marc, pero ha sabido adaptarse a su rol y ser decisivo en los minutos que ha estado en cancha, sobresaliendo en los tres últimos partidos para acabar promediando 11.3 puntos, 5.2 rebotes y 1.7 tapones. En el sexto choque, sus quince puntos sin fallo en los lanzamientos de dos puntos (7/7) fueron determinantes para que su equipo se alzase con el título. Para el recuerdo quedaron los seis tapones que colocó en el tercer partido de la serie. Con este triunfo, Ibaka se saca la espina del anillo perdido con Oklahoma.No podemos olvidarnos tampoco de la aportación de Sergio Scariolo desde el banquillo. Por eso, sin duda, este ha sido el anillo más español en la historia de la NBA.

 

Por Víctor Escandón Prada
Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto
Gabinete técnico JGBasket

Foto: NBA Photo

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