La sola presencia de los dos conjuntos angelinos convierte esta división en una de las más mediáticas de la NBA. A ello hay que sumar un carrusel de caras nuevas, entre las que destaca poderosamente, Dwight Howard. Sin una gran competencia entre los cinco equipos, las franquicias que acudirán a playoff parecen estar claras, el margen para las sorpresas será pequeño, aunque hay nombres propios que darán más que una alegría a sus nuevas aficiones.
GOLDEN STATE WARRIORS: 23-43.
Procedente de North Carolina llega la gran esperanza de la franquicia para esta temporada, Harrison Barnes, un ala pívot con unas condiciones tremendas para producir un gran impacto en su año de debut en la NBA. La temporada pasada los Warriors realizaron un interesante movimiento por el cual recibieron de Milwaukee a Andrew Bogut, un jugador que sin la presión de ser la referencia del equipo, podrá aumentar sus prestaciones en la pista. Si consiguen que las lesiones les respeten, la pareja que pueda formar en el interior junto a Andris Briedins puede ser ser determinante para mejorar con creces el pésimo balance obtenido la temporada pasada.
Marc Jackson contará como jugador franquicia con Stephen Curry, un jovencísimo escolta, cuya facilidad para anotar debe guiar el juego ofensivo del equipo. Elegante en sus movimientos en el perímetro, puede encontrar en el veterano base Jarrett Jack un socio perfecto, el estilo pausado, y de control del base encaja a la perfección con el de su entrenador. No podemos olvidarnos de David Lee, uno de los jugadores más infravalorados de la NBA, no por contrato (segundo sueldo del equipo), sino a nivel mediático, motivo por el cual no ha conseguido ser All Star. Su fiabilidad, y regularidad le permite rondar los 20 puntos, y 10 rebotes de media por temporada.
Aún contando con mejor equipo que la temporada pasada, la falta de dinamita en el exterior les impide ser aspirantes a dar la campanada esta temporada, desde luego deberán mejorar las 23 victorias del año pasado, pero de momento, será otro año de transición, con las miradas puestas en 2017, y el traslado definitivo de la franquicia de Oakland a San Francisco.
LOS ANGELES LAKERS: 41-25.
Principales agitadores del mercado de traspasos, los Lakers debían dar un giro de 180º tras el fracaso estrepitoso de la temporada pasada. Y lo han hecho a lo grande, reclutando a dos mega estrellas para este nuevo proyecto, el dos veces MVP, el base procedente de Phoenix, Steve Nash, y el pívot que deseaba toda la NBA, Dwight Howard, que cambia la soleada Florida, por la soleada, y mediática California. En el recuerdo de todos, el año 2003, cuando la franquicia angelina consiguió juntar al Big Four, con Malone, y Payton, el resultado final volvió a ser una decepción. En 2012 con ese recuerdo presente, y Oklahoma, y Miami en el horizonte, tratarán de cohesionar el juego de sus cuatro grandes estrellas, y que éstas lleven al título a los Lakers. Un reto mayúsculo, y que ya deja las primeras dudas en pretemporada con el 0-6 cosechado antes del inicio de la liga.
Puede ser la última gran oportunidad para Mike Brown, principal responsable del mal juego del año pasado, su obsesión por los aspectos defensivos del juego, hicieron que el ataque de Lakers fuese uno de los más pobres de la NBA, sólo supeditado al inmenso talento de Kobe Bryant. Jugadores como Gasol deambulaban por el campo, tratando de ocupar espacios de la forma más inteligente, pero con nula repercusión directa sobre el juego ofensivo, otros como Metta World Peace vivían de sus rachas anotadoras en los días en los que no le cruzaban los cables. El puesto de base carecía de una figura reconocible, tan sólo Steve Blake, y en determinados momentos, parecía ser un base digno de una franquicia tan mítica.
Esos problemas de juego, unido a las nuevas caras, han hecho que Brown decida dar mayor coherencia al ataque del equipo, para ello se ha decantado por contratar a Eddie Jordan, y darle todo el poder para que aplique el famoso Princeton Offense. Hay que recordar que Jordan es uno de los alumnos aventajados del maestro Pete Carril. El estilo de juego tendría mayor coherencia, y la implicación de todos los jugadores en el colectivo sería mayor. Las ventajas que genera la sola presencia de Howard en pista permitirá abrir aún más los espacios en la cancha, su conexión con Pau Gasol, excelente pasador, puede resultar demoledora para las defensas contrarias. La clave del éxito será encontrar ese punto de equilibrio en los egos de todos ellos, y que sumen en una misma dirección, la influencia de Nash será determinante, siendo el eje conductor que canalice todo ese talento ofensivo.
Oklahoma, o Miami, son dos equipos muy físicos, con los que competir de tú a tú a ese nivel puede ser un suicidio. La inteligencia que muestren en pista se debe ver complementada por una mayor profundidad de banquillo, la aportación de éstos debe ser mayor a la de campaña pasada, tarea no muy complicada, para ello hay que destacar la llegada de Jamison, y Meeks para la rotación interior, y de Duhon, y Douglas-Roberts por el perímetro. Interesantes complementos, cuya ayuda será determinante para que el equipo pueda obtener éxito.
Las aspiraciones de la franquicia vuelven a ser máximas, el glamour de Hollywood, los focos, y la presión mediática, vuelven a estar en el tejado de este conjunto histórico. La ambición desmesurada de su estrella, Kobe Bryant, por alcanzar el sexto anillo que le igualaría a Michael Jordan es máxima, y el plazo para conseguirlo parece que tiene fecha de caducidad, dado que en dos años, la mamba negra puede que se retire. ¿Lo conseguirá?. Si su rol se asemeja al adoptado con el combinado americano en los Juegos Olímpicos de Londres, las opciones son muy altas.
LOS ANGELES CLIPPERS: 40-26.
Tradicionalmente considerados como los hermanos pobres de los Lakers, ya la temporada pasada dejaron bien claro que querían tornar la situación, para ello se hicieron con Chris Paul, uno de los tres mejores bases que existen en la NBA hoy en día. El cambio fue automático, el dúo mediático que conforma junto a Blake Griffin es uno de los más espectaculares, y sus actuaciones no suelen dejar indiferentes, incluso han conseguido un trasvase de famosos en las gradas entre Lakers, y Clippers. La primera temporada el proyecto fue creciendo poco a poco, hasta llegar a playoff en donde los veteranos Spurs pusieron las cosas en su sitio, imponiendo su veteranía.
Vinnie del Negro, en la cuerda floja gran parte de la temporada pasada, tratará de dar un paso más en la construcción de un proyecto sólido, que permita al equipo ha aspirar a las finales de conferencia. El reto es mayúsculo, pero a lo largo del verano, tres han sido las incorporaciones para dar más lustre al equipo. Matt Barnes aportará el trabajo sucio en el perímetro, mientras que la llegada del veterano Grant Hill permitirá mayores opciones de tiro desde el exterior. La gran incógnita será saber en qué estado vuelve a las pistas Lamar Odom, pieza clave en los dos últimos anillos de Lakers como sexto hombre, y cuya depresión en Dallas hizo que su aventura tejana terminase por la puerta de atrás. En el apartado de salidas destacaría la de Reggie Evans, uno de los «sucios» oficiales de la NBA, pero eficaz en las labores encomendadas.
Muy mala suerte tuvieron los Clippers el año pasado con las lesiones, como Butler, excelso tirador en el dique seco la mayor parte de la temporada, aunque el gran damnificado fue Chauncey Billups, cuya lesión hizo peligrar su carrera. Una vez recuperado, la rotación que dé, y la combinación en cancha con Paul será vital para el equipo, aportando veteranía, inteligencia, y siendo letal en el lanzamiento exterior. Veremos si hay una evolución en el juego de Blake Griffin, debe aspirar a algo más que ser un «highlight» toda su carrera, el juego de espaldas al aro, y el tiro a media distancia son sus puntos más débiles. Junto a él en la pintura veremos a DeAndre Jordan, otra fuerza de la naturaleza, aunque carente de la estabilidad emocional necesaria para ser un All Star.
Estilo muy ofensivo, y vistoso el propuesto por Vinnie del Negro, situaciones de contraataque, y bloqueos directos, que magníficamente resuelve Chris Paul, muy atractivo para los aficionados. Si las lesiones lo permiten, y el trabajo va en la dirección correcta, no cabe duda alguna que darán más guerra que la temporada pasada, con aspiraciones reales para acceder a las finales de conferencia.
PHOENIX SUNS: 33-33.
La salida de Nash es un duro golpe en la dirección de juego de este joven equipo, que apostará por la dupla Goran Dragic-Shannon Brown para comandar las operaciones esta temporada. Con un nuevo, y jugoso contrato bajo el brazo, el eléctrico base esloveno dio muestras de lo incisivo que puede resultar cuando está entonado, su capacidad de desequilibrio en el 1×1, y su tiro a media distancia le convierten en un peligro constante para las defensas rivales.
La gran novedad en el perímetro tiene nombre, y apellido, Michael Beasley, procedente de los Wolves. Un diamante en bruto al que algún año más en la Universidad le habría ayudado a madurar como persona. Su ego le juega malas pasadas, aunque su enorme talento le puede catapultar a un estatus de privilegio, y reconocimiento en la NBA, para ello debe dar el paso, y asumir que todas sus acciones extradeportivas tienen consecuencias sobre su carrera. En el interior la calidad la aportará el gran Luis Scola, uno de los mejores jugadores de espaldas al aro en la liga, su carácter aguerrido, y luchador le granjea enemistades allá por donde va, pero su labor tiene un reconocimiento máximo dentro de todos los equipos en los que ha estado. El crecimiento de Gortat, una vez salido de Orlando, ha sido constante, y permanente, otro gran año lo puede aupar cerca de posiciones de All Star, todo un logro para este pívot polaco.
Alvin Gentry deberá readaptar su filosofía de juego a las nuevas piezas de las que dispone para sacar el mayor rendimiento posible a sus jugadores, no es descartable que pudiesen dar la sorpresa, y acceder a playoff, aunque se intuye una temporada de extremos, o muy buena, o una temporada que exija a final de la misma una reestructuración total del proyecto. El rookie Kendall Marshall parece no haber comenzado con buen pie su andadura en la NBA, su falta de adaptación preocupa en los despachos de la franquicia de Arizona.
SACRAMENTO KINGS: 22-44.
Franquicia que ha estado alejada de un estado de tranquilidad en los últimos años, los continuos rumores de traslado a otra ciudad de la franquicia, los sonoros escándalos de algunos de sus jugadores estrella, y los malos resultados deportivos, han limitado mucho el crecimiento de los jóvenes proyectos de estrella que han ido adquiriendo a lo largo de estos últimos años en el draft.
Keith Smart asumió la dirección del equipo en Enero de 2012, y la actuación del equipo distó mucho de las expectativas generadas, la nueva hornada de rookies está comandada por Thomas Robinson, un poderoso ala pívot procedente de Kansas, y sobre el cual recaerá gran parte del juego de los Kings. La pareja que formará con DeMarcus Cousins puede ser de alto voltaje. Esperemos que el carácter volcánico de Cousins no explote, y dinamite el vestuario.
No es descartable que se produzcan movimientos dentro de la plantilla a lo largo de la temporada, y es que es vox populi, que los Kings no harán efectiva la opción de extensión de contrato de Tyreke Evans, uno de sus principales puntales ofensivos, y que puede ser una gran moneda de cambio para dar un nuevo aire al equipo. Una decisión difícil, pero factible visto el gran impacto que tuvo Isiah Thomas la temporada pasada como Rookie. La madurez necesaria para poder crecer como equipos deben aportarla jugadores como Aaron Brooks, de vuelta tras su periplo por China, y Travis Outlaw, aunque éste último jamás se ha caracterizado por confirmar lo que se presuponía de él desde la etapa de High School.
De nuevo temporada complicada, que se le puede hacer muy larga al equipo, que con nulas posibilidades de alcanzar playoff, volverá a estar más pendiente del draft, y las reconstrucciones, que de la propia temporada. ¿Aguantarán los Hermanos Malouff?, ¿Trasladarán, o venderán la franquicia?. Demasiadas incógnitas, y un caldo de cultivo poco apropiado para encontrar la tranquilidad necesaria para poder trabajar.
Por Alex Senra del Cerro
Analista NBA para JGBasket