Con la llegada del verano, los jugadores pierden la rutina de entrenamientos semanales que tienen durante la temporada y les cuesta coger un balón para practicar por su cuenta y seguir mejorando. Me choca que los propios jugadores y algunos entrenadores no sean conscientes de que cuando acaban los partidos oficiales y queda todavía un mes de entrenamientos por delante, esas sesiones son esenciales para trabajar de cara a un futuro a corto plazo, pero, en cambio, se dedican a hacer juegos o partidillos 5c5 para pasar el tiempo, justificando estos entrenamientos para que los jugadores sigan yendo y no dejen de ir.
Por mucho que queramos que los jugadores entrenen en verano es difícil conseguirlo, hay entrenadores que preparan planes de entrenamiento físico para sus jugadores que les pueden resultar algo aburridos y que acaban por desechar. Por eso, en el aspecto físico es bueno que no se vuelvan sedentarios durante el verano y que practiquen el deporte que sea para mantenerse en forma.
Si lo que quieren es seguir mejorando sus habilidades baloncestísticas, es buen momento para que entrenen por su cuenta y lo hagan improvisando. Es decir, siempre respetando las normas del baloncesto, pero sin un entrenamiento específico y pautado. Lógicamente sería idóneo que pudiesen contar con una canasta, pero si no todos los días pueden tenerla, el bote se convierte en una gran opción para esos días, pudiendo practicar el manejo de balón, los cambios de mano o el crossover. Lo que les permitirá ser jugadores más completos y agresivos de cara al aro.
Todo lo que se entrene resultará muy positivo de cara al futuro, pero si hay un aspecto en el que pueden mejorar y divertirse a la vez, ese es el tiro. Es su oportunidad de practicar finalizaciones o lanzamientos que no suelen hacer durante la temporada, pero que, en un momento concreto de un partido, les pueden servir de recurso para conseguir anotar.
Dando por supuesto que saben entrar a canasta normal con dos pasos, es la oportunidad para que, siempre respetando las normas del baloncesto –dar máximo dos pasos, no volver a botar tras agarrar el balón, no mover el pie de pivote…– fluya su imaginación e intenten finalizaciones o tiros nuevos y difíciles que les permitan estar entrenando concentrados, a la vez que se divierten.
Entre las finalizaciones pueden practicar aros pasados, traspiés, entradas con pérdida de paso, recortadas y “bombas”. No es imprescindible que lo hayan entrenado alguna vez con sus equipos, pero sí recomendable para saber cómo hacerlo o qué pasos seguir, sobre todo en los gestos. Por ejemplo, en el aro pasado acabar con el cuerpo girado hacia la canasta y no de espaldas al aro, cambiar de dirección en la recortada, no sacar el balón muy abajo en la entrada con pérdida de paso, no saltar hacia delante en la “bomba” si no hacia arriba, o sincronizar bien cuando coger el balón tras el impulso en el traspié para no cometer pasos. También es buen momento para trabajar situaciones cercanas al aro, pudiendo realizar fintas y continuaciones o pivotes.
Por último, el tema de los lanzamientos. A lo largo de la temporada, los jugadores suelen realizar entradas a canasta, finalizando normal o en bandeja, y tiros de larga o media distancia tras parar en uno o dos tiempos. Pues bien, además de introducir la bandeja para aquellos que durante el año no la practiquen, pueden trabajar otros dos lanzamientos muy efectivos en posiciones cercanas al aro y menos frecuentes: el gancho y el palmeo. En el primero de ellos, el brazo está completamente extendido y es la muñeca la que efectúa una extensión completa mientras el balón rueda por los dedos, dejando la muñeca apuntando al aro. En cuanto al palmeo, es un lanzamiento más atípico, en el que, en la mayoría de los casos, sólo los dedos entran en contacto con el balón, para dirigirlo bien hacia el aro o hacia el tablero; no existe un contacto directo con el balón y se suele realizar en salto.
Por Víctor Escandón Prada
Entrenador superior de baloncesto. Periodista
Gabinete técnico JGBasket