Foto Miguel Ángel Forniés | Un artículo de Javier Balmaseda

El Real Madrid se proclamaba campeón de Europa en Zaragoza el 13 de abril de 1995 bajo las órdenes de Zeljko Obradovic, un entrenador que llegó a la capital de España para ganar la máxima competición europea. Cuando se cumplen 30 años de aquella gesta, hablamos con algunos de los protagonistas, que nos desvelan los secretos del éxito del método Obradovic.

JOSÉ MIGUEL ANTÚNEZ.

Teníamos plena confianza. Preparamos muy bien esa Final Four. Con Zeljko todo fue sobre ruedas, llegamos en el momento óptimo, entrenamos fenomenal. Íbamos seguros de que la íbamos a ganar. Salimos ganadores ante Olympiacos, empezamos a ganar, a ganar, a ganar… nos pusimos por delante, ellos nunca se pusieron por delante, controlamos el partido de principio a fin. Todo fue perfecto.

Como se planificó el partido, así fue. Control, control, no cometer errores, jugar para Sabas en primer lugar, utilizar la anotación de Arlauckas, aunque no estuvo muy allá, pero bueno, acompañó bien, metió 16 puntos, Sabas 23. Sabas hizo una final increíble. Y ellos salieron muy derrotados, a mí me sorprendió que salieran así, porque tenían un equipazo.

ISMAEL SANTOS.

Íbamos muy preparados porque habíamos perdido la del 93. En el 94 nos habíamos quedado en cuartos de final, pero creo que éramos favoritos. A Zaragoza fuimos muy preparados porque teníamos al mejor entrenador de Europa, pero porque también teníamos el mismo equipo. Fue el fruto de aquellos años previos, de varios años trabajando y jugando juntos, y de crecer como equipo. No había nerviosismo y había como mucha convicción de que íbamos a ganar, no soberbia, ni confianza exagerada, pero sí había mucha tranquilidad. En el 93 había, no digo soberbia, pero sí exceso de relajación, y ese fue nuestro problema. Nadie se esperaba que en el 93 nos pudiera pasar lo que pasó, pensábamos que íbamos a ganar fácil. Eso fue un error. En el 94 creo que si Sabonis hubiese estado al cien por cien hubiésemos llegado a la Final Four. Lo que sí es cierto es que tanto en el 93 como en el 94, en la temporada regular fuimos el mejor equipo de la Euroliga, pero las Final Four son partidos distintos, eso sí es cierto. Creo que en el 95 la diferencia es que estábamos en el mismo equipo y era la última oportunidad, es decir, se sabía que Sabonis se iba a ir, era el último año de Chechu, Antonio, Pep, entonces claro, había otra mentalidad. Zeljko por su parte, no lo voy a descubrir yo ahora, sobre todo es un maestro de preparar Final Four y partidos de ese tipo. Llegamos muy bien y por eso ganamos sin muchos problemas.

De esto no suelo hablar, de hecho no hablo, pero es una pena porque ese equipo podría haber hecho historia. Creo que ese equipo debería haber hecho un poco lo que hizo la Jugoplastika de Kukoc y compañía, es una pena, de verdad. Era un equipo para haber ganado cuatro o cinco Ligas Europeas, lo tengo clarísimo. Obviamente, teníamos a Arlauckas y Sabonis, que eran los dos mejores jugadores de Europa, pero también teníamos a Antonio Martín, Jose Antúnez y Jose Lasa, que eran dos de los mejores bases de España y Europa, estaba Chechu, Javi García Coll, Cargol, yo. Haciendo pequeños retoques, era un equipo de cuatro o cinco años para ganar todo, pero bueno, no fue así.

CHECHU BIRIUKOV.

Obradovic en aquel momento había ganado dos Copas de Europa, con Partizan y Joventut. Y le fichamos precisamente para esto, para ganar la Copa de Europa. Aquel año fue dedicado exclusivamente para la Copa de Europa, y al final lo conseguimos. Y sí, inconscientemente notábamos que importaba más esta competición que todo lo demás. Nos faltaba ganar la Copa de Europa.

Sabonis. FInal Four 95. Foto Miguel Ángel Forniés.

Foto Miguel Ángel Forniés.

PEP CARGOL.

Era el último año de contrato de Sabonis, sabíamos que quizá era la única y la última oportunidad que esa generación íbamos a tener de ganar la Copa de Europa, y se había fichado a Obradovic para ganar esta competición. Iba todo muy encaminado a eso. Todos sabíamos que quizá era nuestra última oportunidad. Entonces, estaba todo como muy encaminado hacia ese objetivo y por esto también creo que todos pasamos por las circunstancias que hicieran falta para lograrlo. Obradovic era un entrenador muy duro, muy exigente y también muy listo en la gestión del grupo, en la gestión del vestuario. Pero, sí, el foco era ganar la Copa de Europa. Era nuestra última oportunidad. Parecía que Sabonis se iba a ir a Estados Unidos al año siguiente y sabíamos que sin él había menos posibilidades. Sí, el objetivo era muy claro, era la Copa de Europa.

Recuerdo que mi hija mayor nació en enero de ese año y mi mujer, que es de Zaragoza, había venido con la niña a casa de sus padres. La cosa era cómo organizarse mi mujer con su familia y con mi familia, que también vinieron para estar con la niña, y repartirse para ver quién se quedaba con la niña y quién iba a los partidos. Fueron 15 días muy intensos, de prepararse, de solo pensar en ese techo. Vinimos a Zaragoza un día o dos antes de comenzar la Final Four. Me acuerdo que unos días antes habíamos jugado en Girona contra el Valvi, que nos pegó un buen repaso, perdimos de 20 puntos. Estábamos muertos. Era tal la paliza que llevábamos encima, de preparar la Final Four, que me sabía y dormía con los sistemas del Limoges, nuestro rival en semifinales, me los sabía de arriba abajo, y más me valía saberlos porque era la época en que en los entrenamientos unos hacían el rol de titular y otros el rol de defensor del otro equipo. Entonces, bueno, yo me sabía esos sistemas de arriba a abajo para que pudiéramos prepararlo.

Después del partido de Girona viajamos a Zaragoza. Llegamos esa misma noche. La tarde del día siguiente entrenamos en la pista auxiliar del Príncipe Felipe porque la central estaría ocupaba. No se me olvida lo que nos mandó hacer Obradovic. Acabamos el entrenamiento haciendo lo que llamamos «Suicidas», líneas. Se trata de ir corriendo de la línea de fondo a la línea de tiro libre, de la línea de tiro libre a la línea de fondo, media pista, línea de fondo, tiro libre contrario, línea de fondo, pista entera y vuelta. Y aquello tenías que hacerlo cuatro o cinco veces y en un tiempo determinado. Contaba el tiempo del último, así que si no lo hacías, repetías. Me cago en la mar, habíamos acabado el entrenamiento y nos manda hacer eso. Salimos muertos y jugábamos la semifinal contra el Limoges al día siguiente. Obradovic nos pegó un repaso de cojones. Estábamos muertos. Yo pensaba que no nos íbamos a poder mover. Sin embargo, ganamos bien al Limoges. Ahí no había límites. 15 días antes del partido contra el Limoges ya estábamos preparando el partido. No había otra cosa, solo existía eso. Habíamos perdido contra ellos en Atenas dos años antes y lo teníamos muy clavado.

JOSÉ LASA.

Zeljko plantea una estrategia, como él decía, que consistía en que le gustaba decir que el baloncesto era ajedrez, al final era un gran jugador de ajedrez en ese sentido. Él buscaba acoplarse a lo que tenía. Veía que tenía dos jugadores que eran diferenciales, uno Sabas y el otro Joe, y básicamente teníamos que jugar para ellos, con lo cual lo que quería de un base era que tuviéramos ese orden desde el punto de vista de saber a lo que teníamos que jugar, saber cuál era el sello del equipo. Evidentemente, como siempre, te piden que sigas leyendo el juego porque a lo mejor el partido te pide otra cosa, pero claramente estaba todo liderado por eso, por jugar para ellos. Y luego, yo creo que Zeljko, como todo buen entrenador, lo que quiere es que el equipo se sostenga muy bien atrás, defensivamente, sabiendo que si tienes talento en ataque el talento muchas veces te va a salvar. Teniendo a Sabas eso ya aportaba una dosis de talento que sobresalía la media de la élite. Te pedía ser muy consistentes, tener pocos errores y limitar el margen de error. En definitiva, saber dónde estaban tus fuerzas y saber explotarlas, y en lo demás, pedía mucha consistencia.

Foto Miguel Ángel Forniés.

Foto Miguel Ángel Forniés.

Un artículo de Javier Balmaseda
Colaborador JGBasket

 

MIGUEL ÁNGEL FORNIÉS nació en Badalona el 18 de septiembre de 1952. Estudió en los Salesianos Badalona y en el Colegió Badalonés. Servicio Militar en Campo Soto, Cádiz.

Fotoperiodista de Devoción. Colaboró con Eco Badalonés, 5Todo Baloncesto. Desde 1981 con Nuevo Basket como fotógrafo. Primer fotoperiodista en viajar a ver y fotografiar partidos de la NBA en 1984. Europeo de 1973, cinco Mundiales Júnior (de 1983 a 1999). Quince meses trabajando, viviendo y jugando a baloncesto en Argelia (Sidi Bel Abbès).

Mundial de España 1986, Mundial de Argentina en 1990. JJOO de Barcelona 1992 como adjunto del jefe de prensa de baloncesto. Ha escrito dos libros, Crónica de un viaje alucinante (en 2009) y Memorias Vividas (en 2015). Durante 19 temporadas (1996-2014) responsable de prensa del Club Joventut Badalona.

[Visitas 1089, visitas totales web 1155819]