Cuando vemos un equipo que da velocidad a su juego ofensivo a través del pase y genera ventajas, nos quedamos prendados. No hay más que recordar el espectáculo que ofrecieron los San Antonio Spurs en las finales de la NBA de la temporada 2013-14, en la que derrotaron a Miami Heat con una circulación de balón envidiable, haciendo del extra pass todo un arte.
Conseguir que nuestros equipos muevan rápido el balón no es nada sencillo. No solo porque a los jugadores les puede resultar complicado, al inicio, levantar directamente la cabeza para soltar el balón sin echarlo al suelo, sino porque los jugadores suelen quedarse estáticos y eso dificulta la circulación al no encontrar líneas de pase, lo que retrasa el ataque.
Si el equipo sabe mover bien el balón, dificultará la defensa y generará mejores opciones de tiro. Lo primero que tienen que aprender nuestros jugadores es que el pase es básico y que no hacen falta que sean complicados para que sean efectivos. Lo que tienen que hacer es levantar la cabeza y buscar al compañero que esté solo. Un buen pasador es aquel que hace mejor a sus compañeros y concibe el baloncesto de una forma más sencilla a través del pase.
Otra de las situaciones que más ventajas genera al ataque a la hora de crear el juego es meter el balón interior, generando una buena línea de pase porque, a veces, no es un pase sencillo. Un pase cerca del aro obliga a cerrar las defensas y es ahí donde el resto de compañeros tienen que moverse, bien con un corte a canasta, con una puerta atrás o con un trabajo de recepción en el exterior, creando una supuesta superioridad. Los mejores porcentajes de tiro exterior suelen venir precedidos de un pase dentro-fuera.
Uno de los principales inconvenientes que nos podemos encontrar, es que el equipo abuse del pase sin ser incisivo ni atacar el aro. Esto suele suceder cuando el oponente defiende en zona y no aprieta las líneas de pase y nuestros jugadores se pasan el balón sin moverse y sin generar ventajas. Es cierto que están circulando el balón, pero no genera problemas a la defensa, que está consiguiendo su objetivo. Por eso, en estas situaciones, hay que enseñarles a atacar con bote para crear dudas a los rivales y cuando se cierren, sacar el balón para, ahí sí, crear ya una ventaja y lograr que el ataque vaya por delante de la defensa. En estas situaciones, crearán una mayor ventaja si, como explicábamos en artículos anteriores, utilizan las fintas.
Siempre se dice que una asistencia hace feliz a dos, al que pasa y al que anota, pero eso, en ocasiones, es complicado que los jugadores lo entiendan. De ahí que tenemos que tratar de potenciar las asistencias en los entrenamientos, pudiendo, por ejemplo, darle igual o más valor a las asistencias que a las canastas o premiando a los atacantes, volviendo a repetir el ataque si anotan tras asistencia.
Saber dónde está el límite entre dar un pase de más o no, es algo que nuestros jugadores tienen que aprender por sí mismos, valorando cada situación y aprendiendo a distinguir si el compañero que está más libre es una mejor opción o, por el contrario, su posición en el campo para ejecutar el lanzamiento no es tan ventajosa porque sus porcentajes no son buenos o no es su mejor virtud de juego.
Por Víctor Escandón Prada
Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto
Gabinete comunicación JGBasket
Publicada el: 4 Nov de 2017
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