Foto M. A. Fornies. Perasovic

Foto portada Miguel Ángel Forniés
Una historia de Javier Balmaseda

Hablamos con Antonio Romero, Tonino, utillero del Baloncesto Fuenlabrada durante casi dos décadas, y una de las personas que más horas pasó junto al jugador croata durante su periplo en España.

Velimir Perasovic nació el 9 de febrero de 1965 en Split, Croacia. Después de haberlo ganado todo con la Jugoplastika, aterrizó en España en la temporada 92/93 de la mano del Breogán, permaneciendo en nuestro país hasta su retirada en el Lucentum Alicante en la 02/03. Por el camino, Taugrés (4 temporadas) y Fuenlabrada (5 temporadas). Peras, como es conocido, fue uno de los mejores tiradores de su época en el Viejo Continente y, posiblemente, el mejor anotador que se ha visto en la ACB, aunque también jugó un año en la LEB, el primer año con el Fuenla. Sus números están ahí, 7387 puntos, con una media de 20,9 puntos por partido y 42% en triples a lo largo de sus 10 años en la Liga Endesa, varias temporadas siendo el máximo anotador de la competición… Pero para alcanzar estas cifras tuvo que trabajar mucho, nadie le regaló nada. Quienes estuvieron cerca de él durante su etapa como jugador (al retirarse comenzó su carrera de entrenador) aseguran que era muy perfeccionista, tanto, que hasta podía resultar casi enfermizo. Por eso, no es de extrañar que en torno a su figura hayan surgido diferentes leyendas, como las que nos contará a continuación una de las personas que mejor le conocieron en España.

Antonio Romero, Tonino, es un muy conocido en el baloncesto de Fuenlabrada. Llegó a este club en el año 97 y estuvo hasta el 2014 como utillero del equipo. Además, creó la peña Fuenlabrada Blues en compañía de otro amigo. El protagonista de nuestra historia, Veliminir Perasovic, comenzó su andadura en el Baloncesto Fuenlabrada la misma temporada que lo hacía Tonino, permaneciendo el jugador croata cinco temporadas allí. Durante aquel lustro, Tonino pasó muchas horas junto a Peras, tanto dentro como fuera de la cancha, por este motivo, es una de las voces más autorizadas para desvelarnos algunos secretos y excentricidades de este anotador puro.

¿CÓMO ENTRENABA?

Él cumplía en todos los entrenamientos, no era el típico que decía: “Pues no entreno”, él cumplía siempre con el entrenamiento.

Cuando terminaba el entrenamiento me decía: “Oye, vamos a hacer 1×1”, pero no era un 1×1 normal. Peras: “Yo con mi mano buena en el bolsillo o dentro del pantalón, y boto y tiro con la mala, con la izquierda, y tú me haces todas las faltas que puedas”, porque es lo que le hacían durante el partido. Yo no he jugado al baloncesto en la vida, entonces consistía en darle hostias e insultarle con dos palabras que le molestaban mucho… no puedo decirte esas palabras, pero era un insulto fuerte para estimularlo porque él quería que aquello fuera lo más parecido a lo que después se encontraba en los partidos, donde los rivales de los otros equipos intentaban sacarle del encuentro insultándole, dándole hostias… Recuerdo que me decía: “Tú dame hostias porque es lo que me hacen en los partidos”, claro, imagínate en la LEB, le daban hostias por todos los lados.

Hacía mucho tiro, cuando terminaba cada entrenamiento tenía que hacer 100 triples metidos desde cinco posiciones diferentes, y 100 triples metidos en movimiento. El siguiente ejercicio eran los mismos tiros metidos pero de dos, en estático y en movimiento, y ya van 400 metidos, y terminaba con 100 tiros libres. En total, hacía 500 tiros metidos, pero como decía él: “Lo importante es meterlos cuando estás cansado”.

Yo tengo una camiseta suya firmada que pone: “Para el mejor pasador de la Comunidad de Madrid”, porque yo le pasaba los balones después del entrenamiento, y me acuerdo que se cabreaba conmigo si no le pasaba como él quería. Me decía: “Los pases fuertes y al pecho”, y pasándole el balón así no fallaba. Ferrán López (compañero en el Fuenlabrada) le decía a los demás: “Los balones fuertes y al pecho, que así no falla”, porque luego se la tiraban a un lado o tal… y entonces ya no era la misma mecánica. A lo mejor después de hacer 100 pases se cabreaba conmigo: “Ostia, pasa al pecho fuerte, como en el partido”.

En el pabellón Fernando Martín (pabellón del Fuenlabrada) le poníamos unas colchonetas de estas que son muy altas, que si las pones de pie miden 2,50 m más o menos, y lo hacíamos para que tirara por encima de ellas. A lo mejor los rivales iban a ponerle el tapón y él lanzaba por encima de ellos. Entonces entrenaba mucho eso también, que el balón hiciera mucha parábola cuando decidía penetrar en lugar de tirar desde fuera. En esos casos soltaba la bombita, pero con las dos manos, no como Juan Carlos Navarro que la suelta con una mano.

En defensa usaba mucho los brazos para ganarse la posición. Recuerdo que Carlos Cazorla (compañero en el Fuenlabrada) decía: “Joder, es que tiene un codo en forma de aguja, ¿cómo te pille?…”. También sabía defenderse, se ganaba mucho la posición con su cuerpo, con los brazos… sabía buscarse sus artimañas.

LA PERSONA

Como persona era todo corazón. A ver, tenía el carácter de un croata, jugando tenía muy mala leche, es decir, se cabreaba y tal, pero después como persona, en el día a día, era todo corazón y muy buena persona.

Si jugábamos el sábado, el domingo por la tarde me llamaba: “Oye, que voy con un amigo mío croata, vente con tus amigos y echamos partidos”, a lo mejor jugábamos 4×2 o 5×2, mis cuatro amigos y yo contra su amigo y él. Yo tenía que ir a abrirle el pabellón, pero después nos invitaba a todos a tomar unas raciones y unas coca colas en un bar de al lado del pabellón. Él no era de cerveza, era de coca cola, café y zumo de naranja todo el día, y eso que ya era nervioso de por sí… Yo me acuerdo que empezaba todos los entrenamientos con una frase con la que siempre nos reíamos mucho: “Venga chavales, si antes empezamos antes acabamos. ¡Venga, vamos, vamos!”. Era puro nervio, era muy activo. A lo mejor se podía tomar, yo qué sé, 5 o 6 cafés al día o más, y coca cola zero y zumo de naranja. Era muy de cafés.

Otras veces, cuando no me avisaba, como él tenía las llaves del pabellón entraba al garaje, aparcaba su coche, sacaba un balón del maletero y tiraba, y después se volvía a casa y se duchaba.

ANÉCDOTAS

Antes de jugar un partido, creo que era cuando estábamos en ACB, tenía la uña del dedo gordo del pie destrozada porque le había rozado la zapatilla o le habían pegado un pisotón. Él pensó que por muchas zapatillas nuevas que se ponga le iban a seguir rozando igual, así que se le ocurrió hacerle un agujero a la zapatilla para que no le rozara, y pudo jugar el partido. Flipábamos con él. Me acuerdo que se le veía el calcetín por el agujero de la zapatilla.

Hubo un año en ACB que no fue muy bueno, perdimos como 8 o 9 partidos seguidos, aunque no llegamos a descender, y recuerdo que siempre entraba al vestuario y me decía: “Tonino, Dios no nos quiere, no quiere que ganemos”.

Era un enfermo del baloncesto. Me contaba que donde vivía en Croacia tenía una casa de verano, con la peculiaridad de que tenía una pista de baloncesto en la parte de atrás, que además daba a la playa.

En otro partido importante, creo que era de playoff, su mujer o el niño estaba constipado, y se fue a un hotel para evitar que él también que se constipara. Era todo baloncesto.

Recuerdo que Paco Martín, un alero que estuvo con nosotros y coincidió con Peras, siempre decía: “Entre Perasovic y yo metemos 40 puntos, él 38 y yo 2”.

EL RIVAL QUE MEJOR LE DEFENDÍA

Cuando íbamos al Raimundo Saporta (el pabellón del Real Madrid por entonces), yo recuerdo que Peras decía: “Santos es el defensor que mejor me defiende porque se pega mucho…”. Él no se sentía cómodo como en cualquier otro partido, porque Santos era muy físico, se le pegaba mucho, llegaba a todas. Santos y Lucio Angulo creo que son los que mejor le han defendido.

Velimir Perasovic (Fuenlabrada) defendido por Ismael Santos (Real Madrid). Foto Miguel Ángel Fornier

Foto Miguel Ángel Fornier.

Un artículo de JAVIER BALMASEDA
Colaborador JGBasket

MIGUEL ÁNGEL FORNIÉS nació en Badalona el 18 de septiembre de 1952. Estudió en los Salesianos Badalona y en el Colegió Badalonés. Servicio Militar en Campo Soto, Cádiz.

Fotoperiodista de Devoción. Colaboró con Eco Badalonés, 5Todo Baloncesto. Desde 1981 con Nuevo Basket como fotógrafo. Primer fotoperiodista en viajar a ver y fotografiar partidos de la NBA en 1984. Europeo de 1973, cinco Mundiales Júnior (de 1983 a 1999). Quince meses trabajando, viviendo y jugando a baloncesto en Argelia (Sidi Bel Abbès).

Mundial de España 1986, Mundial de Argentina en 1990. JJOO de Barcelona 1992 como adjunto del jefe de prensa de baloncesto. Ha escrito dos libros, Crónica de un viaje alucinante (en 2009) y Memorias Vividas (en 2015). Durante 19 temporadas (1996-2014) responsable de prensa del Club Joventut Badalona.

 

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