Al principio de temporada siempre nos surgen dudas a la hora de asignar a nuestros jugadores una posición en el campo. ¿Rendirá mejor de 3 o de 4? Desde JGBasket, con la experiencia y conocimientos de Jota Cuspinera, entrenador ayudante del Real Madrid ACB, trataremos de daros las claves de cuál es el perfil del jugador para cada posición y qué factores tenemos que tener en cuenta. Comenzaros por el puesto más importante y el que “antes debemos de determinar”, el de base.

La dirección del equipo depende del puesto de base, por eso “siempre quiero saber quiénes son mis bases”. Está claro que cuando son pequeños es el que mejor maneja el balón y puede subirlo. A medida que va creciendo hay que “hacer que se vaya refinando y conociendo el juego”. No es necesario que sea de los más bajitos, pero casi siempre suele ser así. Además, es el líder a esas edades tempranas porque es capaz de mandar a todos sus compañeros fuera y dirigir. Malijkovic siempre ponía a prueba a sus jugadores y para saber quién era su mejor base, dejaba un solo balón en la pista antes de comenzar el entrenamiento, estudiaba a sus jugadores durante tres o cuatro sesiones y el que más tiempo tuviese el balón en esos días, ese era su base. “Es solo un ejemplo, pero es una señal evidente de liderazgo”.

Desde hace muchos años existe la moda de que un jugador de 2,05 metros tenga que jugar de base si tiene un buen manejo, pero esa idea no comulga mucho con Cuspinera, ya que por su experiencia en su etapa como jugador de Estudiantes, tener que sacar un Magic Johnson perjudicaba al equipo: “los grandes salían a tirar fuera y no eran capaces de pegarse dentro”.

Hemos dado las primeras pinceladas de cómo deber ser un base, pero vamos a profundizar más. El buen base sería aquel que “organice el equipo, que sepa que es lo que mejor le viene a su equipo en cada momento, tanto en ataque como en defensa, principalmente en ataque”. Además, es aquel capaz de saber elegir la mejor situación para su equipo, poniendo el balón al alero o a los postes. Es evidente que tiene que tener “un carácter especial para liderar un grupo y ganarse su confianza”, ya que ésta “no se impone, se gana, los compañeros tienen que verle como alguien capaz de dirigir la orquesta, porque si el grupo no sigue al base, es difícil”.

El director de juego es evidente que tiene que tener “un gran conocimiento del juego, capacidad de pase, un buen manejo de balón”, principalmente para que “las defensas contrarias no le coloquen trampas o si se siente presionado sea capaz de seguir jugando y que su único recurso sea ir al aro”. Una de las claves principales que tiene que tener un base y a la que, a veces, no se le da mucha importancia, es su “capacidad anotadora”. No hace falta que sea un gran anotador, pero “tiene que ser una amenaza suficiente en el tiro exterior para que el rival no se permita el lujo de no defenderle, complicándole así las opciones de juego que esté buscando”.

En cuanto a las características defensivas, tiene que “tener capacidad para defender el pick and roll y entender el juego”. Está claro que no tiene por qué ser un perro de presa, pero “sí alguien inteligente que sepa colocarse y leer y conocer las situaciones que se puedan dar”. Es evidente que si, además, tienen buenas piernas y son rápidos de manos, mejor, pero “no creo que tengan que tener unas características concretas”.

Si atendemos a sus características podemos distinguir numerosos ejemplos de bases, ya que “hay tantos tipos como jugadores hay”, pero sinceramente “creo que hay que diferenciar entre el base director y el base anotador”. Para Cuspinera, el primero es el “base cerebral que entiende el juego en cada momento, que no necesita anotar, pero que sabes que si está solo la va a meter”. Un claro ejemplo de este tipo de base es Prigioni -al que Jota tuvo la oportunidad de entrenar en el Real Madrid-, “ha ido adaptándose con el paso del tiempo porque no me parecía tan director cuando jugaba en Fuenlabrada”. Como defensor ha demostrado también su inteligencia, sobre todo ahora en la NBA, ya que es un “gran entendedor del juego, está siempre bien colocado y no es fácil de sobrepasar”. Además, aunque no lo parezca tiene un tren superior muy fuerte y es difícil de mover.

Marcus Williams, ex de Unicaja, sería el ejemplo de base anotador. Son los jugadores que necesitan anotar para estar cómodos y tienen capacidad para ello, aunque tengan también cierta capacidad de pase. Si buscásemos un híbrido ese podría ser Llull, “es un base más anotador que director, pero eso no quiere decir que no dirija. Necesita hacer puntos y aprovecha para ello su potencia de piernas y su velocidad, que le hacen difícil de alcanzar”.

Los bases cada vez tienen menos libertad a la hora de dirigir y se ven claramente influenciados por las órdenes de su entrenador, Jota aboga porque exista una “sintonía” entre ambos. El base tiene que ser “capaz de llevar la iniciativa”, pero no por el hecho de no seguir las consignas de su técnico sino porque “el entrenador se siente a gusto con las decisiones que está tomando su base, porque son las que él también tomaría dentro del abanico de opciones que tiene”. Evidentemente cuando le das libertad y “no siempre elige la mejor opción, es el momento de orientarle”.

Si nos centramos en el trabajo específico a realizar con los bases, insistimos en la necesidad de que “el balón tiene que ser una extensión de su cuerpo”. Debe manejar el balón en muy distintas situaciones, controlando el balón y no que éste le controle a él. Por eso, se tienen que realizar muchos ejercicios de manejo de balón y de pases. También hay que trabajar mucho el tiro para que sean una amenaza cuando les estén flotando y sean capaces de anotar. Ello no significa que “necesiten salir del bloqueo a toda velocidad para lanzar y anotar, es suficiente con que sean buenos tiradores en posicional o tras un pick and roll si pasan por detrás”. Tienen que ser “una amenaza”. Además, ahora que está de moda el juego del bloqueo directo, “tienen que mejorar las lecturas tácticas individuales y controlar el juego del 2c2, teniendo también en cuenta a los otros tres compañeros”.

En cuanto a hacer ver y entender el juego a los bases, es “más difícil”. Es importante que el base “se ponga en el puesto del entrenador, ya que yo amplié mis conocimientos del juego cuando hice el curso de entrenador”. Para crecer, el base, a la vez, debe vivirlo como jugador y verlo como entrenador. De ahí que se diga que debe ser una extensión del entrenador en la pista, “no siempre tiene que ser así, pero es algo que nos gusta mucho a los entrenadores”.

Jota Cuspinera, Hugo López y Pepe Laso (entrenador principal). Real Madrid Baloncesto

Artículo realizado por Víctor Escandón Prada a partir de entrevista realizada a Jota Cuspinera, entrenador ayudante Real Madrid de baloncesto en Septiembre de 2013.

Víctor Escandón es periodista y entrenador de baloncesto.
Gabinete técnico JGBasket

 

Foto:  ACB Photo

Publicada el: 26 septiembre 2013 18:00 pm

 

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