Durante las vacaciones de Navidad es el momento de hacer el primer balance de la temporada. Tras tres meses de competición, los entrenadores somos conscientes de cómo marchan nuestros equipos y si aquello que habíamos planificado en la pretemporada se va cumpliendo o, por el contrario, no se están logrando los objetivos marcados.

Nos encontramos con tres semanas por delante que pueden ser muy útiles si somos capaces de aprovecharlas, ya que nos encontramos con unas fechas difíciles por el gran número de días festivos y los desplazamientos de muchos de nuestros jugadores por motivos familiares o vacacionales. Lo que dificulta aún más la tarea. Además, en muchos casos, no hay que olvidar que el baloncesto es una actividad extraescolar y ya contamos ahí con dificultades para contar con una cancha de entrenamiento. En el caso de entrenar en polideportivos municipales se nos acotan muchos los horarios y días y es más difícil de encajarlos.

Aún así, hay que saber adaptarse a las circunstancias y tratar de aprovechar al máximo esta mini-pretemporada. Si contamos con la mayor parte de la plantilla es ideal para trabajar nuevas situaciones tácticas o machacar las ya trabajadas. En el caso de ver limitado el número de jugadores, nuestro planteamiento puede ir enfocado a un entrenamiento más bien de técnica individual, pudiendo incluso enseñar algún gesto nuevo y llamativo que sirva de aliciente a los poco jugadores que puedan haber ido.

Lo que no se puede hacer en ningún caso es “castigar”, si son pocos, a los jugadores que en estas fechas han ido a entrenar. Si contamos con cuatro jugadores, hay que trabajar con ellos y corregirles. No soy partidario de optar por la solución más cómoda de decir: “como son cuatro y estamos de vacaciones que jueguen un 2c2 todo el entrenamiento”. Podemos trabajar diferentes situaciones de 2c2, pero siempre con un objetivo claro y tratando de corregir errores, porque si no el entrenamiento pierde el sentido.

Otra opción es hacer entrenamientos conjuntos, agrupando varios equipos si vamos a trabajar técnica individual. Los clubes y colegios que siguen unas pautas establecidas sobre qué trabajar lo tienen más sencillo. Por ejemplo, pueden juntar todo el minibasket y entrenar los conceptos marcados por la coordinación o, en canasta grande, dividir a los jugadores por posiciones, trabajando aspectos concretos.

Disputar algún partido amistoso o torneo puede completar también este periodo vacacional. Al principio costará más que los jugadores vayan a entrenar, pero si vamos creando el hábito año tras año, al final, entrenar en Navidades será una costumbre y cada vez faltarán menos jugadores a entrenar. Sea cual sea la opción elegida, lo que hay que hacer es que no paren tres semanas y hagan baloncesto.

 

Por Víctor Escandón Prada
Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto
Gabinete comunicación JGBasket

 

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