Arranca una nueva temporada con la disputa de la Supercopa Endesa en Murcia y, a pesar de los nuevos fichajes, la gran noticia es la ausencia de Rudy Fernández (Palma de Mallorca, 04/04/1985). El alero mallorquín, que era el último superviviente de la época dorada de la selección española de baloncesto, puso fin a su carrera tras más de dos décadas en la élite.

Más allá de los títulos y premios individuales que los hay y muchos, su gran virtud fue saber adaptarse a cada situación, sin importarle adoptar un rol secundario por el bien del equipo. A su gran físico, refrendado por sus espectaculares saltos y mates, se sumaba que se trataba de un jugador muy inteligente que siempre aportaba en sus minutos en cancha tanto en ataque como en defensa.

Formado en la cantera del Joventut de Badalona, debutó en la ACB en la temporada 2001-02 de la mano de Manel Comas, pero no sería hasta la llegada, dos años más tarde, de Aíto García Reneses, que apostó claramente por él, cuando se hizo con un hueco en el primer equipo. Su gran temporada, en la que, a pesar de perder en la final de la Copa del Rey ante el Baskonia, logró el MVP, le valió para debutar con la selección española absoluta y disputar los Juegos Olímpicos de Atenas sin imaginarse que, veinte años después, se convertiría en una leyenda olímpica.

Durante su etapa verdinegra coincidió en el equipo con Ricky Rubio formando un tándem mágico que hizo las delicias de los aficionados, volviendo a situar al equipo entre los mejores del continente y llevando a sus vitrinas una FIBA Eurocup, una Copa ULEB y una Copa del Rey, siendo nombrado en todas MVP. Su juego no pasó desapercibido en la NBA, siendo elegido, en el draft de 2007, en el puesto 24 por los Phoenix Suns, que lo traspasaron a Portland. No sería hasta la temporada 2008-09 cuando decidió dar el salto a la NBA.

Su exhibición ante Estados Unidos en la final de los Juegos Olímpicos de 2008 y, sobre todo, el mate en la cara de Dwight Howard, le sirvieron de carta de presentación a los aficionados norteamericanos. En su primera campaña, en la que promedió 10,4 puntos por partido, formó parte, junto con Marc Gasol, del equipo de los rookies que disputaron el All Star y participó en el concurso de mates tras ser elegido por votación popular, superando a Joe Alexander y Russell Westbrook. Además, fue elegido en el segundo mejor quinteto de rookies del año y batió el récord de triples de un novato con 159. Una gran temporada que se vio truncada por la agresión que sufrió por parte de Trevor Ariza y que, como se demostró posteriormente, fue la causante de sus problemas de espalda que truncaron su carrera en la NBA.

Esos problemas de espalda le obligaron a pasar por el quirófano a finales de ese mismo año y tras la operación, había perdido su explosividad tan característica, teniendo que reinventar su juego, convirtiéndose en un especialista desde el triple, pero, a pesar de ello, sus minutos se fueron reduciendo temporada tras temporada. En 2011, con motivo del lockout de la NBA, Rudy se incorporó al Real Madrid antes de su regreso a Estados Unidos. Allí, había sido traspasado a Dallas, que sin llegar a hacerle debutar, lo mandaron a Denver donde acabó la temporada. Era el momento de decidir y no lo dudó. Volvió a España y concretamente al Real Madrid, donde disputó doce temporadas, convirtiéndose en toda una leyenda del club y conquistando tres Euroligas, una Copa Intercontinental, siete ligas ACB, seis Copas del Rey y nueve Supercopas de España.

Su etapa en la selección

Desde su debut en 2004 hasta su retirada este verano, su compromiso con la selección ha sido incuestionable, convirtiéndose en el jugador con más internacionalidades y perdiéndose solo el Eurobasket de 2017. Su último partido como jugador lo disputó con la selección española en París. Una cita muy especial para él, ya que no solo eran sus sextos Juegos Olímpicos sino que tenían un componente muy emocional. Antes de fallecer su padre, le había prometido que haría todo lo posible por estar en la capital francesa y el camino no fue nada fácil al tener que superar un agónico preolímpico. Había cumplido su promesa.

Su palmarés es envidiable, siendo, junto con Pau Gasol, el jugador con más medallas de la historia. A sus dos oros mundiales (2006 y 2019), hay que sumar las tres medallas en Juegos Olímpicos (dos platas -Pekín 2008 y Londres 2012- y bronce en Río de Janeiro 2016) y las seis medallas en los Eurobasket (4 oros -2009, 2011, 2015 y 2022-, una plata en 2007 y un bronce en 2013). Un jugador talentoso, espectacular y trabajador al que ya se le empieza a echar de menos.

 

Por Víctor Escandón Prada
Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto
Gabinete técnico JGBasket

 

Recomendamos ver el Acto de homenaje y despedida de Rudy Fernández (incluye video) Real Madrid.com

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Fotos: ACB Photo / FEB / NBA Photo

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