El Hereda San Pablo Burgos sigue en una nube y su temporada está siendo, simplemente, espectacular. En Buenos Aires, levantó la Copa Intercontinental, logrando su segundo título cuatro meses después de hacerse con la Champions, tras imponerse al Quimsa argentino por 82-73, en un choque que se le complicó en el último cuarto después de ir ganando por más de veinte puntos.
Los de Peñarroya salieron muy metidos al partido y gracias al dominio de Kravic en los tableros y al acierto anotador de McFadden y Benite, MVP de la final y que ya sabía lo que era ganar este título con Flamengo en 2014. El escolta brasileño, muy motivado por jugar en territorio argentino, fue clave para que los burgaleses rompiesen el partido antes del descanso (56-32). La intensidad defensiva, la circulación de balón y la lectura de los bloqueos directos, jugando con frecuencia por encima del aro, les permitían afrontar la segunda mitad con garantías.
Quizá la relajación por el resultado, el cansancio del viaje o, simplemente, porque si algo tienen los equipos argentinos es que nunca se rinden, el tercer cuarto fue una película completamente distinta. Los jugadores burgaleses empezaron a hacer la guerra por su cuenta y Quimsa, liderado por un gran Robinson -25 puntos y 7 rebotes-, empezó a creer en la remontada, la renta iba bajando y llegaban al último periodo con vida.
San Pablo no había sabido rematar el partido y tocaba sufrir. El ataque no fluía, los tiros fáciles ya no entraban y todo eran dudas. Los argentinos seguían limando la ventaja y el final se presumía igualado, con 75-70 en el electrónico a falta de dos minutos. Ahí emergió la figura de Jasiel Rivero que, con una canasta y un rebote ofensivo, certificó el triunfo burgalés.
Otro hito más para un equipo que, en tan solo cinco años de vida, ha pasado de jugar en LEB a hacerse con su segundo título, convirtiéndose, además, en una de las sensaciones de la ACB, logrando por primera vez la clasificación para la fase final de la Copa del Rey, que se disputa la próxima semana y en la que hay que apostar por un equipo que está demostrando que no tiene techo.
Por Víctor Escandón Prada
Periodista deportivo y entrenador superior de baloncesto
Gabinete técnico JGBasket
Foto: FIBA Basketball